BLAKE ASHFORD El mes se me fue como una maldita tortura con smoking. Los días parecían repetirse, idénticos, como si el tiempo se burlara de mí. Trabajo, café, expediente, silencio. Gigi desapareció del mapa. Ni un live, ni un mensaje, ni una provocación. Ni siquiera un maldito rumor en el foro. Nada. Y ese vacío, esa ausencia calculada, empezó a morderme el cerebro desde adentro, como una carcoma que no hace ruido pero deja huecos. Al principio quise creer que podía manejarlo. Después de todo, el autocontrol es lo único que me mantiene cuerdo. La rutina, el orden, los horarios precisos. Todo para mantener a raya lo que hay debajo: esa parte de mí que no duerme, la que siempre quiere más. Pero el cuerpo tiene memoria, y la mía recuerda demasiado bien. Cada noche sin ella era una guerra c

