Alessandro
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Estoy exhausto, traer a mis padres no ha sido nada fácil, pero desde que les dije lo que le sucedió a André, mi padre insistió en venir, mi madre ya lo sabía, pero André se negó a verla y tuve que decirle la verdad ella lo entendió, pero con mi padre insistiendo en volver su llegada fue inevitable.
He estado tan ocupado que no he podido hablar como quisiera con la doctora, sé que está casada, pero eso no le quita lo divertido a hacerla enojar, es tan graciosa, como arruga la nariz y levanta un labio, parece una niña pequeña haciendo un berrinche. Sonrío para mí mismo, tengo esa imagen grabada en mi cabeza.
—¿Señor, Puedo pasar? —escucho la voz de uno de mis hombres.
—Adelante —respondo apoyando un codo en el escritorio y acariciando mi mentón con la mano.
—Señor la docto
