El “caballo salvaje”, al escuchar lo que dijo Ivanka se quedó casi que pasmado, porque jamás pensó que “la yegua salvaje” dijera eso de la nada. Él quería ir a paso lento para tratar de apaciguarla y que ella cediera, pero parece que la “yegua” se detuvo por un momento. Así que, con su mano en el costado mirándola al espejo con sus cejas alzadas hacía arriba, le preguntó de nuevo:
—¿Enserio quieres que te bese?
—¡Sí, pero como te dije, será un beso falso—contestó ella algo nerviosa—. De todas… maneras creo que debemos hacerlo en público!
Alexander no hallaba que hacer en ese momento, porque prácticamente Ivanka lo había pasmado y sabía que si tocaba sus labios, iba a ser peligroso para ambos.
«¡Dios, ahora que hago, sé que si toco sus labios, no me voy a contener y la voy a querer toc
