Alexander al escucharla, acunando la cabeza de Ivanka en sus manos, se fue hasta su cuello comenzando a gruñirle al oído. —¡Oh…oh, no lo haré! Aquel fue un vaivén de sexo intenso. Alexander descargó todas las ganas acumuladas que tenía con ella desde hace mucho tiempo. A su vez, Ivanka estaba extasiada de aquel olor a perfume ligado con sudor que emanaba Alexander, al parecer le encantaba como se la follaba en aquel momento. Aquellos dos, pasaron de hablarse con sarcasmo, a ahora tener un sexo tan intenso, en tan solo un día de haber firmado un supuesto acuerdo, de no tener relaciones íntimas, pero tal parece que las ganas y aquella química que ambos tenían le ganaron a aquel tonto papel, que la rubia firmó hace minutos atrás. Entonces, en medio de aquella gran euforia de esas grandes em

