«¡Já que se cree, ¿Qué puede hacer lo que le da la gana en mi lugar de trabajo? Pues no, aquí mando yo! Y si no me quiere contestar allá ella que es la rencorosa. Yo solo quería saber cómo estaba el perro»—Era lo que pensaba el hombre mientras estaba en el trabajo. Posteriormente, en todo el resto de la tarde, Alexander se la pasó mirando el celular para ver si la mujer le contestaba, pero esto no sucedió. Más bien se la pasó pensativo creyendo que si ella estaba molesta, y si ya no quería estar con él. «¡Bueno…creo que debo ir al apartamento para verla, y también a mi perro. No quiero que luego me diga que, ya no quiere nada conmigo. Sé que solo llevo días conociéndola pero… ella es muy predecible y pareciera que la conozco muy bien» Así que, el hombre fue hacia donde estaba el entren

