—¿Pagar? ¡No te voy a pagar nada, no traje conmigo mi billetera. Tu fuiste el que te ofreciste para pagar! —Ah, entonces… eso quiere decir que no tienes dinero, ¿y cómo vas a pagarme la apuesta entonces? Debes pagarla enseguida si llegas a perder, y si yo llego a perder también debo pagarla. Ella detuvo sus pasos, se volteó y enseguida, apretó sus dientes y le exclamó: —¡Oye, ya sé más o menos de tu trasfondo ni creas que voy a besarte o algo por el estilo, sé muy en el fondo que esas son tus intenciones. Mira que aún no me como el cuento de tu extraña bondad! —Pero es que yo no estoy diciendo nada. Sé que… si te obligo a besarme es acoso s*x*ual y no quiero estar involucrado en nada de eso. —Mmmm, más te vale ojotes. Ivanka comenzó a caminar de nuevo y Alexander iba detrás de ella.

