Luego, ella lo soltó y mirandolo con sarcasmo comenzó a sacar aquel carrito de supermercado. —Mira, así se saca el carrito. ¿Ves? —Lo señaló con una de sus manos —Aquí puedes meter todo lo que tú quieras. Alexander puso sus manos hacia atrás y mirándola con picardía le respondió: —Me encanta esa frase, meter lo que yo quiera. —¿Qué? —Nada—Le quitó el carro de supermercado con sutileza y con una sonrisa pícara continuó—…que puedes meter lo que quieras aquí. Yo invito hoy. «¡Claro que meteré lo que quiera porque no gastaré de mi dinero, aprovecharé que vine contigo!» Asi que, se puso al lado de él y juntos comenzaron a comprar varias cosas. Y mientras caminaban, Alexander aprovechó para comentarle lo de la clínica. Así que, mirándola meter varias cosas en el carrito, con sus manos h

