La mujer caminaba junto con él y al ver que no le respondió y que estaba ido en sus pensamientos, con una sonrisa pícara le contestó: —¿Amor? ¿Por qué me dejaste hablando sola? jajaja. Él espabiló dos veces ahora si prestando atención, y luego mirándola haciéndole una sonrisa con amabilidad le contestó: —Oh, es que… estaba pensando en algo que se habló en la reunión. Y… tiene que ver contigo. Ella lo apretó más hacia ella y le comentó: —¿Enserio? ¿y qué será? —Necesito de tu ayuda ¿Quieres ver los establos? —¡Claro que sí! Entonces, Alexander junto con ella quien aún lo tomaba del brazo, se fue hasta los establos. La mujer se quedó boquiabierta por toda la elegancia del lugar y los hermosos caballos que estaban en ese sitio. —¡Dios que establos más hermosos amorcito, tu como siemp

