Capítulo 31. Mataste a alguién

1914 Words

Desde el jardín de la mansión Vanderbilt se escucharon unos gritos con desespero de una mujer. —¡¡¡Ahhhh!!! Varios sirvientes que estaban trabajando en el jardín, se preguntaban los unos a los otros de que sucedía porque la hija de la dueña de la casa estaba gritando como loca. —¡¡No puede ser!! ¿Cómo él me hizo una cosa así? ¡Yo no hice nada! ¿Dímelo, Sara, hicimos algo malo, acaso él nos vio? —¡Brigitte Cálmate! —Se colocó frente a ella —¡Tus gritos se escuchan hasta Irlanda! —¡No me importa que me escuchen! ¡Tengo mucha rabia! Resulta, que un correo por parte de la policía le había llegado a Brigitte en la mañana de ese mismo día. Una de las sirvientas fue a llevarle su correspondencia a su habitación y mientras ella estaba en la cama, desayunando un poco de fruta revisando esos p

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