Capítulo 1

1573 Words
La camioneta se estaciona y a través de las ventanas polarizadas puedo observar a los periodistas y paparazzis. Los guardias de seguridad se abren paso por la multitud, intentando alejarlos debido a que se han apoderado de la calle y del estacionamiento. Intento reprimir mis emociones lo cuál es algo imposible en mi. El chófer se hace paso para abrirme la puerta, bajo con toda la elegancia del mundo usando mis tacones negros, mi bolso colgado en mi antebrazo y mis lentes de sol. Mis pies comienzan a tocar la acera, camino en compañía de todos mis guardaespaldas intentando evitar a todas esas personas cerca de mi personam Escucho las voces, siento los flashes al igual que click de todas esas cámaras profesionales; evito a toda costa chocar con algún cuerpo extraño; aúnque también debo admitir que me encanta sentir todas esas miradas sobre mi persona. . A través de mis lentes me doy cuenta de que los guardias de seguridad del hotel también se hacen presentes en mi campo de visión, ayudandonos a pasar por medio de esa gente. -No puede tocar a la señorita Marshall-comenta unos de los guardia, del cuál no me se su nombre. -¡Lo único que quiero es una fotografía! ¡Es para la exclusiva! -Pero no esta permitido tomarle fotos sin su autorización, debe tener previa cita. Yo prosigo mi camino sin siquiera voltear atrás, finalmente consigo llegar a la entrada del hotel, me retiro mis lentes de sol y mi saco n***o. Puedo sentir las miradas apenadas, sumisas incluso sorprendidas de los empleados quienes corren al verme molesta. Mi vista al contrario se dirige a los enormes pechos de mi asistente Cindy, mi asistente. La joven rubia corre rápidamente hasta mi persona, con sus pechos subiendo y bajando. -¿Quién demonios dio la orden de que vinieran los reporteros?-preguntó en un tono algo elevado que los empleados de recepción solo agachan sus miradas, no evito en subir demasiado la voz debido a que hay huéspedes registrados en el hotel. - Su padre y tios señorita Marshall, ellos dieron la orden de que los reporteros tomarán fotos exclusivas del hotel de la sede en Nueva York-comenta Cindy intentando tapar su cara con su portafolio. Con mi dedo índice bajo esa maldita carpeta. -¿En dónde se encuentran?-preguntó dominante se que en este momento puedo resultar intimidante también. -Se encuentran en la sala de reuniones-comenta mientras nos dirigimos al elevador, por el rabillo de mi ojo me doy cuenta de que se siente intimidada por mi, me imagino sus razones: 1. Mido uno ochenta metros. 2. Lo exigente y estricta que soy. 3. Al igual que no tengo ni mi tiempo mucho menos paciencia para que me hagan perderla. -Está vez no quiero café. Solo dime mi agenda de hoy-inquieto mientras muevo los dedos de mi mano izquierda intentando controlar la furia que siento en estos momentos. -El día de hoy no tiene juntas presenciales tanto como virtuales, solo debe revisar unos contratos que le he enviado a su correo. Por cierto tiene una comida con sus amigas a la 03:00 p.m.en el restaurant Milenio. -¡De acuerdo! Muchas gracias, necesito que te dirijas directamente a tu escritorio, avanza con el trabajo por favor. -Si, señorita Marshall-es lo único que escucho antes de salir del elevador mientras ella sigue al siguiente piso. Mis tacones resuenan por todo el piso y los empleados me dan los buenos días, les repospondo de manera rápida debido a que me dirijo a la sala de juntas. Toco la puerta y una asistente se hace presente con cara de pocos amigos, pero al verme se pone pálida. -Buenos días señorita Marshall. -Hola-comento para entrar a esa sala de juntas tanto mi padre como mis tíos me regalan una sonrisa, pero no es una sonrisa de bienvenida o paternal, al contrario es de burla, como quisiera arrancarles esas estúpidas sonrisas de sus rostros. -Buenos días "hija querida" -Dejate de hipocresías, todos en esta sala sabemos como eres. -¡NO TE PERMITO QUE ME HABLES DE ESE MODO!-exclama mientras se levanta con furia de su asiento y deja sus manos sobre el borde del escritorio. -NI SIQUIERA ME IMPORTA LO QUE DIGAS- comento dejando con furia mi bolso sobre mi escritorio. -¿Qué esta pasando aquí?-la voz de mi abuelo resuena por el lugar, es un hombre de unos setenta años que se ha conservado muy bien para su edad incluso a ido a los mejores doctores del mundo. -Que esta mujer.... -No te dirijas a ella de esa manera. -Pero si es una... -¡No te atrevas a decirlo!-exclama, toda la sala se queda en silencio, mi semblante cambia ligeramente, el hombre canoso se acerca a mi y con una mirada angélical se dirige a mi mientras abre sus brazos, yo solo me limitó a sonreir ante la intensa mirada de los miembros de mi familia. -Hola abuelo-lo abrazo con tanta fuerza que ambos reímos, con él si puedo ser yo misma sin ningún problema. -Andrea ¿Qué pasó? - comenta mientras entrelazamos nuestros brazos para salir de la oficina dejando a todos atrás. -Mis tios y padre llamaron a los medios de comunicación, ni siquiera me dejaron entrar bien al hotel-comento mientras caminamos hasta llegar al elevador. -Querida niña, debes controlar tu carácter explosivo-comenta mientras mi mirada se dirige a unos de sus guardias de seguridad que no está tan mal, pero mi mente recuerda algo y prosigo a ponerle atención a mi abuelo. -¡Es injusto lo que hacen! Solo, realizan todo esto para molestarme. -Andrea se que eres capaz de llevar tu sola este negocio, pero debes aprender que en el mundo de los negocios la familia se desconoce. Y a veces no es bueno confiar en muchas personas. Pero olvidando eso, me tomé el atrevimiento de buscarte un psicólogo quien te ayude a controlar esos ataques. -Pero abuelo. -Pero nada, es algo que quiero que realices, ya hable con el doctor. -No hace falta que lo haga-de todas maneras tengo la intención de no ir. -Se lo que estas pensando, por lo tanto le comenté al doctor Anderson que me diga si fuiste a las citas, de lo contrario no podrás tomar decisiones en el hotel. -De acuerdo-ni comento sabiendo que no lo haré cambiar de opinión, ni siquiera me percaté de que mi abuelo presionó el botón del elevador y su guardaespaldas sostiene la puerta para que yo pueda pasar. Me despido de él con un beso y abrazo, me subo a la caja metálica para llegar a mi piso correspondiente. ****************************************** Una vez que bajo de la camioneta me dirijo a la chica encargada quién me sonríe y yo le regalo un intento de sonrisa, solo porque se me hizo interesante en varios aspectos, me quito mis lentes de sol y ella solo me pregunta: -Buenas tardes señorita ¿Tiene reservación? -¡Por supuesto! Esta a nombre de Ruby Watson, Sophie Jhonson y Andrea Marshall. -Si, ¡aqui me aparece!-comenta mientras termina de leer en su iPad,-Adelante. Enseguida la llevan a su mesa. Ya la están esperando. -Gracias. Un joven chico se acerca a mi, le doy las gracias a la mujer y sigo al mesero. Llegamos a la mesa dónde se encuentran mis dos amigas de la infancia, Ruby chilla de alegría, mientras Sophie solo sonríe de manera sumisa y timida. -¿Desean ordenar? -Si-comentamos, aunque la voz de Sophie es más baja. Inexistente, esa es la mejor manera de describirla totalmente. -Tres piñas coladas con alcohol-comento. -Yo no quiero alcohol-comenta Sophie. -Una sin alcohol, quiero pato asado y el vino de la casa. -Yo quiero una ensalada de atún-comenta Sophie. -Yo quiero, un filete de res asado. - la voz tan excitante de Ruby se hace presente. - De postre vamos a querer un mouse de chocolate con crema batida. Se retira después de tomar nuestro pedido. Saco mi celular y observo a mis amigas. -Es un milagro que tu novio no se encuentre aquí. -De hecho-comenta Ruby, haciendo un movimiento con los ojos. Giro lentamente mi cabeza y lo observo mirándonos especialmente a su novia. -Sólo le pedí que no se sentará en la misma mesa. Se que ustedes tienen problemas. - comenta Sophie mientras observo sus hermosos ojos verdes. Esos ojos verdes, que solo imploran que no cometa uma estupidez. Sus ojos ya no brillan cómo antes, ha perdido su magia y la personalidad que la caracteriza. Las ojeras son demasiado visibles debido a la falta de maquillaje. Ya no queda nada de la Sophie que solía ser. Solo asiento y comento secamente. -¡Solo que no se meta conmigo! -Olvidemos eso- interfiere Ruby- Deberíamos planear algo, hace mucho que no vamos a Europa. -Yo no se...debería consultarlo con Jonathan y... -Cariño, no es necesario que lo hagas. - comenta Ruby, su rostro denota preocupación. -Ruby tiene razón. No debes darle explicaciones. -Yo... - mira a su costado derecho y baja la mirada. -Disculpen que las moleste. La voz de Jonathan se hace presente, nos regala la sonrisa más falsa que las joyas de oro que dice tener. Yo solo me limitó a ignorarlo completamente. -Sophie y yo, nos tenemos que retirar. -¿Qué? ¡Si acabamos de llegar! - exclama Ruby. -¡Lo se! Pero me acaban de llamar del trabajo y... -¡Tu ni siquiera trabajas!-comento molesta.
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