Stefan Desde lo que pasó con Roselin solo vi a Leonardo unas dos veces más y eso fue hace ya muchos años. —No dejes que te afecte su presencia —susurro Van. —No me afecta —respondí con firmeza. —Me da igual que esté aquí, al final también es su padre él que está mal, es solo que, es difícil olvidar lo que hizo. —Tranquilo, no será por mucho tiempo —dijo Van, con voz suave. —Mamá ¿Puedo ver a papá? —pregunté. —Si, claro que sí hijo, está un poco débil. Yo salí a comprar un café, él médico me pidió que no esfuerce mucho al hablar— me informó ella. —No te preocupes mamá, solo quiero verlo— ella asintió y me llevó hasta la habitación donde mi padre se encontraba, me acerqué y tomé su mano entre las mías él abrió sus ojos y sonrió. —Stefan — dijo sorprendido. —Hola, papá —le dije. —

