Capítulo 5: “El auto de mi jefe”

2016 Words
- ¿Qué cree que acaba de hacer señorita Baldinelli? – dijo la voz de mi jefe desde el interior del Audi rojo que acababa de rayar. Sentí como mi cuerpo se congelaba al verlo dentro del auto, su ceño estaba fruncido mientras me veía como un rostro notablemente enfadado. Estaba casi segura de que la historia que había dicho Gabriel de que había asesinado a su exasistente ahora se haría realidad conmigo. - ¡Lo siento! – exclame preocupada tratando de arreglar inútilmente la pintura del auto. ¡Eres una tonta Olivia! ¡Acabas de arruinarle el auto a tu jefe! En mi mente empezó a reproducirse el momento que Abigail menciono que Leonardo era uno de los hombres más ricos e influyentes de Nueva York, de seguro se encargaría de que ninguna otra empresa me contratara por el resto de mi vida y estaría acabada. - ¿Enserio está bien usted? ¿No tiene alguna enfermedad mental? – pregunto bajándose del auto para mirarme. - Me encantaría poder decirle que si para que no piense que lo hice a propósito – dije en voz baja. Él se paró a mi lado y empezó a ver que toda la pintura del lado lateral tenía un gran rayón de punta a punta. «¿¡Por qué entre todos los autos del mundo este tenía que ser el de mi jefe!?» -Enserio no sabía que este era su auto, yo… - en ese momento me detuve al recordar porque había hecho todo esto. El conductor de este auto había pasado cerca de la acera a propósito y me empapado completamente del charco que había. - ¿Este es su carro? – pregunte ignorando por completo lo que yo acababa de hacer, él había iniciado todo esto. - Por supuesto – dijo cruzándose de brazos – Creo que lo mínimo que puede hacer es disculparse por lo que acaba de hacer. - Lo haré cuando usted se disculpe primero conmigo – me cruce de brazos. - ¿Perdón? – me miro incrédulo.   - ¿Recuerda que el lunes de la semana pasada estaba lloviendo? – pregunte y él me miro confundido. - ¿Qué tiene que ver eso con que usted haya rayado mi carro? – preguntó alzando una ceja. - ¿Recuerda que estaba lloviendo si o no? – repetí la pregunta. - Creo que si – dijo inseguro.  – Bueno yo estaba justamente en la acera cuando usted paso en su auto sobre un charco y me empapo toda con ese charco. - ¿Era usted? – abrió los ojos muy sorprendido, yo asentí – Solamente la alcance a ver por el retrovisor y de hecho pensé que había empapado a una anciana – dijo con una sonrisa burlona, yo lo miré con el ceño fruncido y él dejo de sonreír – No pude detenerme porque venían muchos autos detrás de mí y no sé si usted se ha dado cuenta, pero en esta ciudad lo que más abunda en el tráfico, si me hubiera detenido a disculparme habría creado más tráfico del habitual, así que decidí cruzar en esa calle para volver a regresar estacionar el auto y buscarla pero usted ya no estaba. - ¿Se supone que debía esperarlo? Usted se fue sin más – alcé una ceja. - No, pero al menos tuve la intención de arreglar las cosas – dijo relamiendo sus labios – Pero como ahora la he encontrado le pido que me disculpe, no fue mi intención hacerle eso, ese día manejaba rápido para llegar a la empresa para la entrevista que le haría a mi nueva asistente, pero no pude llegar a tiempo. Que irónico – sonrió mientras miraba hacia el suelo – Ese día conducía rápido para conocerla a usted y resulta que la conocí antes. Era la primera vez que lo veía sonriendo y a pesar de que tenía una sonrisa hermosa, el contexto en el que estamos no ayudaba en nada y ahora mismo su sonrisa me parece tan siniestra como si me estuviera diciendo entre dientes: «Eres una tonta porque no sabes que después de esto te asesinaré por haber arruinado la pintura de mi carro» - Vaya forma de conocer a sus nuevos empleados – él empezó a reír a carcajadas. - Como lo dije antes, me disculpo por mis acciones, si me lo permite yo podría reponer la ropa que arruinó por mi culpa. - No hace falta – respondí. - De acuerdo – en su rostro todavía se podía notar un poco de diversión por la situación. En un momento me miro directamente a los ojos y de repente todo la diversión que antes reflejaba su rostro desapareció, su mirada volvió a ser fría e intimidante - ¿Tiene algo que decirme respecto a eso? – dijo señalando el rayón en su auto. - Bueno yo… - empecé a balbucear – No sabía que era su auto, pensé que era de otra persona, de haberlo sabido le juro que jamás lo habría hecho – dije preocupada - ¿Alguna vez ha hecho algún error del que se arrepienta mucho? Este es mi error del cual me arrepiento mucho. Leonardo me miraba fijamente como si estuviera examinando mi rostro, cuando le mencione la pregunta pareció pensar un poco, nos quedamos algunos segundos en silencio. -Supongo que usted ya recibió lo que quería que eran mis disculpas, así que yo quiero que arregle lo que le hizo a mi auto – se cruzó de brazos. Era increíble el simple hecho de que hace unos segundos parecía una persona totalmente diferente, sonriendo y riendo a carcajadas y ahora cruzando sus brazos y con su típica mirada intimidante que me hace bajar mi mirada. -Yo podría pagar su rayón, pero no ahora, no creo que tenga el dinero suficiente para arreglarlo, pero si usted me diera al menos dos semanas podría conseguir el dinero…- él me interrumpió mientras negaba con la cabeza. - ¿Cree que esperaré dos semanas para que lo arregle? – dijo con una mirada incrédula – Debido a que usted no tiene el dinero para pagarme tomaré algo más de usted – dijo acercándose lentamente a mí, no pude evitar sentirme nerviosa cuando él se empezó a acercar a mi – Dicen que es algo esencial y muy importante para todas las personas – se acercó tanto que hasta podía sentir su respiración – Yo tomaré su tiempo – me susurro al oído. - ¿Mi tiempo? – repetí confundida. - Así es – se alejó de mi tranquilamente – Ya es hora de que se vaya acostumbrando a trabajar con un CEO – me dio la espalda y se subió a su auto, yo me quedé parada allí viéndolo - ¿Qué está esperando? – me miró impaciente. - ¿Puede abrir la cajuela? – dije mientras empezaba a arrastrar mi pequeña maleta, la subí al auto y luego me subí en el lado del copiloto. Leonardo manejo hasta su casa, de vez en cuando me hacía preguntas con respecto a su agenda de mañana, sin embargo, no volvió a mencionar el incidente de su auto y realmente lo agradecí. Jamás había deseado tanto que la tierra me tragara hasta que lo vi dentro del auto cuando yo había rayado. Llegamos hasta el apartamento de Leonardo que estaba situado en la Avenida Madison, cuando entramos al edificio con apartamentos, al principio me pareció raro que rentara solo un apartamento, hasta que me di cuenta de que él había comprado todo el edificio que tenía 3 pisos, cada uno era como un apartamento, así que se puede decir de que tiene 3 apartamentos para él solo. Al entrar a la casa salió una mujer que trabajaba haciendo la limpieza a tomar mi maleta para acomodarla en la habitación de huéspedes. -Gracias – dije sonriéndole. Leonardo empezó a caminar hacia la sala y yo lo empecé a seguir, en la mesa estaba una laptop que él encendió. Yo empecé a ver la agenda, tendría una reunión con 5 diferentes directores ejecutivos de otras empresas. Unos minutos después me pregunto quién era el primer director con el que tenía que hablar y él empezó a hablar por la computadora con el primer director. Me sentí un poco tonta al principio al pensar que los directores vendrían a su casa a hablar con él, yo estaba sentada a un lado de Leonardo para no salir en la cámara, pero lo suficientemente cerca para escuchar la conversación y tomar nota, a veces Leonardo me preguntaba algunos datos administrativos y yo los respondía. Eran ya las 1:00 am y Leonardo todavía seguía hablando con el ultimo director, Marta que era la mujer que hacia la comida en su casa nos había preparado café para que pudiéramos estar despiertos durante toda la noche. Por unos segundos mis ojos a veces se cerraban, pero me despertaba al escuchar que el tono de voz de Leonardo subía repentinamente y se que lo hacia para que no me durmiera. Era la 1:45 am cuando al fin termino su última llamada, había aguantado todo este tiempo bostezar tanto que ni siquiera fui consciente cuando di un gran bostezo mientras estiraba mis brazos. Leonardo empezó a masajear sus ojos, se veía bastante cansado al igual que yo, pero él todavía seguía haciendo algunas cosas en su computadora y yo empecé a ordenar la agenda de este día. Ambos trabajábamos en silencio. Miraba con el ceño fruncido mi IPad, el día de hoy tenía tantas reuniones que ni siquiera sabía cómo organizarlas, se me ocurrió organizarlas por nivel de relevancia así que se me ocurrió preguntarle a Leonardo. Cuando lo miré ya estaba cerrando su computadora, ya había terminado su trabajo. - ¿Quiere que organice sus reuniones de mañana por nivel de relevancia? – pregunté, él masajeaba su frente, se veía bastante cansado. Siempre que veía películas de personas millonarias que eran empresarias siempre pensaba que su trabajo era muy sencillo y que de seguro no tendrían muchas cosas de las cuales preocuparse o quejarse, pero ahora que veo a Leonardo no creo que su trabajo sea tan sencillo como yo lo imaginaba. - Déjame ver – él se levantó del sofá y rodeo la mesa de cristal que estaba en el centro para sentarse a mi lado. Cuando se sentó a mi lado se sentó tan cerca que tuve que moverme un poco para que no estuviéramos tan apretados. -Quiero hablar primero con los representantes de los directores con los que acabo de hablar y después puede hacerlo como usted quiera – me regresó el IPad.   - Esta bien – asentí. Él se levantó y subió a la segunda planta, yo lo seguí con la mirada hasta que desapareció por las gradas, supuse que ya se iba a su habitación así que centré toda mi atención en el IPad para terminar lo antes posible e irme a dormir. No tarde mucho en terminar la agenda de Leonardo, cuando terminé me levante y me dirigí a la habitación que Marta había preparado para mí. Cuando abrí la puerta me sorprendí bastante al ver la gran habitación, el tamaño de esta habitación era casi como todo el tamaño de mi apartamento, tenía un baño propio y hasta un pequeño refrigerador junto a la cama. Entré al baño para cambiarme de ropa, me puse el pijama que había empacado, cepille mis dientes y volví a salir del baño, me tire en la cama y di al menos unas diez vueltas antes de encontrar una posición cómoda para dormir, cuando estaba decidida a cerrar los ojos para dormir mi mente empezó a juga conmigo y a recordarme lo tonta que había sido al arruinar el carro de mi jefe. -Eres una tonta Olivia – me dije a mi misma - ¡Eres una tonta! – tomé la almohada que estaba a mi lado y me la puse en la cara para ahogar todos mis gritos de rabia. Pase así unos cuantos minutos cuando poco a poco fui cerrando los ojos hasta quedarme completamente dormida.
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