Cuando nos bajamos del avión realmente no podía creer que estaba aquí, tomamos un yate que nos llevó a la isla de Bora Bora, todo lucia tan hermoso y perfecto. Leonardo había pedido que nos llevaran ropa diferente para que nos pudiéramos cambiar una vez estuviéramos en el hotel.
-Te gustara mucho el hotel en donde nos hospedaremos – dijo a mis espaldas, me di la vuelta para verlo.
- Cualquier cosa que este en este lugar creo que me parecerá hermosa – dije recostando mis brazos sobre uno de los bordes del yate, el viento soplaba directamente con mi rostro.
- Me gusta que pienses eso porque no conseguí reservar dos habitaciones – me di la vuelta para mirarlo muy sorprendida – Así que tendremos que compartir habitación.
- ¿Qué? – seguía con la misma expresión de sorpresa.
- Tranquil
