Primera Semana (extra)

3089 Words
Arsenal, 16:42 horas. FREDEK —¿Seguro que estarás bien solo? —Sí, Derek — me giro en el taburete, dejando de lado el explosivo que estaba armando para poder verlo —. Ya me siento mejor. —Lamento tener que irme, zorrito — Angelo se acerca y gentilmente acaricia mi mejilla —. Prometo volver tan pronto como pueda. —Por Dios — ruedo los ojos —. Dejen el drama, estoy completamente bien. Sí, me duele un poco la cabeza, pero según la señora Ewa es normal. Pronto se me pasará. —Sabes que no es solo eso lo que nos preocupa — Derek agrega sombrío. Sí, lo sé. No he visto a Alekséi desde que Lev me informó, hecho todo un manojo de nervios, que se había enterado de mi embarazo. Eso fue ayer y desde entonces he hecho todo lo posible por evitarlo, tratando de aplazar tanto como pueda su inminente explosión de furia sobre mí. Honestamente, tengo miedo. Pero también estoy decidido a enfrentarlo a él y a cualquiera con tal de defender el lazo con mis Alfas y la futura vida que se está desarrollando en mi interior. Los amo, después de todo. Y ellos me aman a mí, no tengo duda de ello. Lo que no me esperaba era los malestares que comenzaron a fastidiarme, sin contar los momentos de irritación y ansiedad que tengo, alterándome por pequeñeces hasta el punto del llanto. Por suerte no tengo solo uno, sino dos Alfas que pueden lidiar con mis cambios repentinos de humor y consentirme el doble. —Ya lo sé, Derek — sonrío, aunque sin muchas ganas —. Pero no tengo ganas de seguir aplazando más esto. Si Alekséi va a venir a querer a hablarme, o gritarme, lo estaré esperando. —Y yo patearé su culo si se atreve a poner un solo dedo encima de ti — con un tono amenazador y un leve ceño entre sus cejas. Eso no debería de haberme excitado, pero lo hizo. —Derek, Alekséi podrá ser un cabezota y actuar como un idiota muchas veces... —O la mayoría de las veces — Angelo me interrumpe con un ligero tono burlón. —O todo el jodido tiempo — Derek suspira fastidiado y yo no puedo evitar reírme. —De cualquier forma, nunca se atrevería a levantarme la mano. Jamás lo ha hecho, ni lo hará — prometo, seguro de mis palabras —. Mi hermano podrá ser muchas cosas, pero conoce muy bien sus límites. —Pues, eso espero — Derek gruñe, luego me besa en la frente —. Sin importar lo que pase me llamarás... — Angelo codea su costado —. Nos llamarás — se corrige rápidamente —. Si algo llega a pasar. —¿Lo prometes, zorrito? —Sí, lo prometo — ruedo los ojos, pero aun así les sonrío para calmarlos. Los dos me devuelven la sonrisa. Angelo se acerca y me besa en los labios. Un dulce, suave y gentil beso, que logra que el calor se expanda en mi pecho y me haga sentir como si estuviera flotando entre nubes grandes y esponjosas. Cuando se separa, Derek también me besa, aunque es completamente diferente. Profundo, rápido e intenso, un escalofrío de placer recorre mi cuerpo y siento como si estuviera cerca de un volcán a punto de explotar. Un suspiro se me escapa cuando el beso culmina y estoy seguro de que mi rostro está sonrojado por lo caliente que lo siento. —Si necesitas algo, cualquier cosa, nos lo dices sin dudar, zorrito — Angelo sonríe y se gira hacia Derek —. ¿Le preguntaste? —Sí, pero quiere arreglar las cosas con Magnus primero. —¿Hablan sobre el asunto de mudarme a tu casa de campo, Angelo? — él parece un poco avergonzado, pero aun así asiente. —Sí, zorrito. ¿Qué opinas? — incertidumbre tomando poder de sus facciones. —Pienso que es una buena idea — le aseguro, él sonríe y suspira (creo que de alivio) —. Pero como dijo Derek, desearía poder arreglar las cosas antes de hacerlo. —Lo entiendo. No esperaría menos de ti y yo tampoco deseo quedar en malos términos con tu hermano. Ahora somos familia, después de todo — su sonrisa se ensancha, aunque noto un leve tono burlón de nuevo. —Moriría antes de llamarle "cuñado" — Derek resopla, haciendo el gesto de las comillas con sus manos. —Nunca digas nunca, precioso — Angelo vuelve a besarme, aunque este duró mucho menos que el anterior, para mi decepción —. Debo irme ahora. Te amo, zorrito — mi cara se siente caliente de nuevo y los latidos acelerados de mi corazón retumban sin cesar en mis oídos. —Te amo, Angelo — le respondo, aunque en un leve susurro. —Lo sé — sonríe y se gira hacia Derek. Se observan por un breve instante y ya la anticipación de lo que va a suceder se expande por mis venas, mi polla empujando contra mis pantalones. Derek lo sujeta por la nuca y lo atrae a su rostro hasta lograr impactar sus bocas juntas. El movimiento toma por sorpresa a Angelo, pero rápidamente se ajusta y devuelve el beso con la misma ferocidad. Me quedo embobado, viendo sus labios chocar y sus lenguas acariciarse, escuchando los sonidos húmedos y obscenos liberados por el intenso beso. Desde la primera vez que pasó, ninguno de los dos ha tenido barreras para seguir haciéndolo una y otra vez ante la mínima oportunidad y no es que yo me queje. Al contrario, es caliente como el infierno verlos. Cuando se separan, la respiración de Derek es acelerada y jadeante, Angelo tiene un rubor expandido por sus mejillas, cuello y punta de sus orejas, sonriendo tímidamente. j***r, me encantan. —A ti también te amo — Angelo susurra y yo sonrío por la creciente felicidad en mi interior. —Sí — Derek le devuelve la mirada con una intensidad estremecedora —. Y yo a ti. —Bien — Angelo sonríe y le guiña un ojo —. Cuida de nuestros dos bebés mientras yo no estoy. —Dalo por hecho — Derek promete con firmeza. —¡Oye! Yo no soy un bebé — cruzo los brazos sobre mi pecho, una leve puya de molestia clavándose en mi costado. —Por supuesto que no, zorrito — Angelo se burla, prácticamente corriendo hacia la salida, dejándonos a Derek y a mí solos. Derek se ríe, pero cuando se da cuenta de mi expresión, que estoy seguro de que no es para nada parecida a la de un bebé, su sonrisa se opaca inmediatamente. —Yo... Eh... — comienza a retroceder —. Debo ir a... Ya sabes, con Grigor... — señala la salida —. Y de seguro Jackson también... O tal vez Vasily — se aclara la garganta cuando su mano se posa en la manija —. Ya sabes cómo son, nene. No pueden hacer esto ni aquello si no estoy sobre ellos — gruño, él abre grande los ojos en sorpresa —. j***r, eso sonó mejor en mi cabeza. ¿Sabes qué? Te veré después. Y tan rápido como alma que persigue el diablo, se va, dejándome con ganas de terminar de armar el explosivo y colocarle una sorpresa en el inodoro. El resto de la tarde transcurre sin problemas. Mi estómago estuvo comportándose un poco extraño, pero pude mantener con éxito el almuerzo dentro de mi cuerpo. Aunque el dolor de cabeza sí estuvo fastidiando por un buen rato, pero lo ignoré lo mejor que pude y me enfoqué en mi trabajo. Ya entrada la noche, respondí un mensaje de Angelo y estaba listo para irme a la habitación que ahora estoy compartiendo con Derek. Eso, hasta que de repente la puerta se abre y la persona que menos esperaba ver en este momento aparece, abarcando casi todo el umbral. Alekséi se ve bien, mejor de lo que esperaba. Su cuerpo no se ve tenso, tiene un semblante relajado y en calma. Permanece ahí de pie, observándome. Su rostro no refleja ninguna de sus emociones y eso me pone aún más nervioso. Dejo las herramientas que estaba sosteniendo en el mostrador y me giro lentamente para encararlo. No es hasta entonces que percibo un movimiento con el rabillo del ojo detrás de él, revelando que viene acompañado. —Cariño, muévete — Xander lo empuja y cuando logra estar frente a él, pellizca su mejilla de forma juguetona —. No me dejabas verlo. —No tengo culpa de que seas un pequeño gatito — se ríe y Xander lo fulmina con la mirada. —Y yo no tengo culpa de que estés construido como un tanque — se gira hacia mí y una sonrisa ilumina su rostro —. ¡Fred! — chilla y corre a mi encuentro. Los dos nos abrazamos por un largo rato, transmitiendo sin palabras lo mucho que nos hacíamos falta. Debo admitir que me siento aliviado de tenerlo aquí y el hecho de que Alekséi no parezca estar tan enojado como pensé, solo aumenta el sentimiento con creces. —¿Cómo estás? — me susurra al oído, todavía sin apartarse. —Tan bien como podría estarlo — le susurro de vuelta y él se ríe bajito. —¿También tienes malestares? —Sí — suspiro —. Son bastante molestos. —Ni que lo digas, esta mañana casi vomito un pulmón — se ríe —. Magnus estuvo cerca de volverse loco del susto. —Se ve... Feliz — le digo antes de poder evitarlo. —Lo está. Por nuestro futuro bebé... — hace una pausa para poder alejarse lo suficiente para verme a los ojos, con una dulce sonrisa en sus labios —. Y por el tuyo también. —¿De verdad? — pregunto inseguro, él asiente en respuesta. —Dejen de estar conspirando en mi contra — la voz grave y profunda de mi hermano nos sobresalta a ambos, explotando la burbuja creada en torno a nosotros de repente e interrumpiendo nuestra conversación basada en murmullos. Xander suspira y rueda los ojos, pero cuando se gira para enfrentar a mi hermano, lo hace con una sonrisa. —Créeme que, si quisiera conspirar en tu contra, ni siquiera te enterarías. —Quiero creer que eso no es una amenaza — Alekséi gruñe, un ceño entre sus cejas, acompañado de una mirada cautelosa. —Compórtate — Xander le advierte —. Así no tendrás la oportunidad de averiguarlo — le guiña un ojo y se gira para dejar un beso en mi mejilla —. Tú y yo hablaremos más tarde. —¿Te vas? — chillo en un tono agudo de alarma. —Sí. La señora Ewa tiene un sabroso té de jazmín para mí — se acerca a mi hermano y lo besa —. Recuerda mis palabras, Magnus. Compórtate. —Sí, señor — Alekséi se burla en un susurro mientras Xander se dirige a la salida. —¡Escuché eso! — le grita antes de cerrar la puerta, envolviendo a Alekséi y a mí en un incómodo silencio. No sé si debo ser yo el que inicie la conversación. Es decir, él tendría que haberse enterado de mi embarazo por medio de mis propias palabras y no por un incidente de labios sueltos de la señora Ewa. Debí habérselo dicho tan pronto lo supe, pero tenía miedo de su reacción. Fue esa la única razón por la que me mantuve en silencio, además del hecho de que mis parejas se verían afectadas, aunque insistieron una y otra vez que eran capaces de enfrentarlo. Pero yo no quiero que se vean en la necesidad de hacerlo. Lo que me haría completamente feliz es que toda mi familia esté unida, aceptándose entre todos, sin odios ni resentimientos. Por muy difícil que parezca en este momento. —Pensé que no estarías aquí — comienza y yo froto nerviosamente mis manos en la tela de mi pantalón. —Eh... No quise quedarme en mi habitación — murmuro y desvío la mirada hacia la mesa de trabajo —. Necesitaba distraerme del malestar de alguna manera — contemplo con fingido interés un cable rojo entrelazado a uno amarillo. —¿Funcionó? —Un poco — sonrío, aunque siento mis labios temblar —. No vomité, pero tuve una jaqueca insoportable. —Ya veo — y así, el silencio cae de nuevo. Es una de las situaciones más incómodas en las que he estado jamás. Él también parece un poco torpe al respecto y de alguna manera, eso me causa alivio — Así que... —Lo siento, Alekséi — me adelanto y él parece sorprendido, pero rápidamente se recompone colocando un rostro de expresión neutra —. Sé que debí habértelo dicho, pero estaba un poco asustado de tu reacción. —Sí, lo sé — ofrece, después de una breve pausa. —¿Lo sabes? — asombro reflejándose en mi voz. —Sí, Xander se aseguró de dejar bien claro lo gruñón que puedo llegar a ser — una sonrisa dulce acompaña a su semblante lejano, imagino que está pensando en su pareja —. Y yo debo disculparme también. —¿Debes? — balbuceo muy elocuente, mi mandíbula se desencaja. —¿Acaso uno de tus circuitos se averió o algo? — me pregunta burlón y yo le saco el dedo del medio antes de cruzar los brazos sobre mi pecho. —Esa no es una disculpa muy prometedora. —Sí, bueno, tú no estás poniendo las cosas fáciles para mí — pasa una mano por su nuca antes de mirarme de nuevo —. A lo que me refiero es... Sé que ya eres un adulto, Fredek. Ya eres perfectamente capaz de tomar tus propias decisiones, tienes derecho a escoger tu vida y con quien pasarla, cometer errores y ser lo suficientemente maduro para corregirlos, sin necesidad de que yo influya de ninguna manera. Para cuando termina de hablar, mis ojos están súper abiertos al igual que mi boca, mis pulmones parecen haber olvidado su trabajo y estoy casi seguro de que lo observo como si le hubieran brotado tres cabezas que escupen fuego y ácido al mismo tiempo. Vaya... Simplemente, wow. Nunca me hubiera imaginado que todas esas palabras salieran de Alekséi, ni ahora ni en un futuro, cercano o lejano. —Oh... — quise responder con algo mejor, pero esa única palabra fue lo que mi cerebro pudo ser capaz de procesar. —Sí — se ríe — Oh. —Vaya, Alex — suelto lentamente el aire que estaba reteniendo y una débil sonrisa enmarca mis labios —. Eso sonó sospechosamente como Xander. Él desvía la mirada y un ligero rubor ilumina sus mejillas. Si no conociera a mi hermano, estaría seguro de que está avergonzado, pero eso no puede ser. Alekséi nunca se sonroja. "Sonrojo" ni siquiera existe en su vocabulario. Bueno, parece que eso ha cambiado. —Sí, bueno. Digamos que usé algunas de sus palabras. —¿Algunas? — respondo con una ligera acusación. —Bueno, la mayoría. —¿Seguro? — insisto. —Casi todas — confiesa entre dientes, con el ceño fruncido y arrojando navajas imaginarias con la mirada. —¿Quieres que le pregunte a Xander? —j***r Sí, está bien. Fueron las palabras exactas que él usó para convencerme, ¿de acuerdo? — gruñe ofuscado —. Mierda, dame un respiro. —Tienes razón, lo siento — bajo la vista hacia mis manos —. Lo siento por todo, Alex. Pero tal como te dije antes... — vuelvo a mirar sus ojos, ahora con determinación y firmeza —. Los amo y no tengo dudas de que ellos me aman a mí. Me hacen feliz y yo también a ellos. —¿Cómo se tomaron lo de tu embarazo? — pregunta con cautela, pero lo conozco lo suficiente para detectar el ligero margen de peligro en su voz. —Como te dije, somos felices — le aseguro y la tensión en sus hombros desaparece —. Angelo quiere que Derek y yo nos vayamos a vivir a su casa de campo. —¿Qué? — pregunta asombrado. —Sí, dice que ahora que estoy en espera, sería mejor si estuviéramos los tres juntos — mis manos inconscientemente caen sobre mi aún plano vientre —. Y yo acepté. —Vaya — su voz se desvanece y su expresión parece dolida —. ¿Estás seguro? —Sí, Alex — sonrío — Ahora que he encontrado a mis parejas, mi deber es estar a su lado. —Eso lo sé, pero no pensé que sería un inconveniente que se quedaran aquí. La Mansión es bastante grande, después de todo. —¿Quieres decir que estás dispuesto a que Angelo se mude aquí? — chillo sin poder detenerme, mi voz saliendo ridículamente aguda mientras me levanto de golpe del taburete. Vaya, este día está lleno de sorpresas. —Sí. ¿Por qué? — el ceño entre sus cejas se profundiza —. ¿Es acaso un problema para ti? —¿Estás loco? — me acerco, con la vista un poco nublada —. Por supuesto que no, Alex. Es todo lo que quiero. ¿Realmente lo permitirías? — él acorta la distancia entre nosotros y me aprieta con sus brazos. Yo me apoyo en su abrazo y presiono la mejilla en su hombro, dejando que las lágrimas fluyan libremente. —Lo único que quiero es que tú seas feliz, Fred — su voz baja y dulce —. Y si para ello tengo que lidiar con el insoportable de Derek y el dolor de culo de Angelo, lo haré sin dudarlo. —¡Oye! — lo golpeo en el brazo y su pecho se agita al reír. —No soportaría que te alejes de mí, Fred — acaricia con su mano mi cabello suavemente —. Eres mi hermanito y siempre lo serás. No importa la edad ni la cantidad de bebés que tengas. Las lágrimas se escurren por mis mejillas, humedeciendo la tela de su traje. Aunque esta vez son de pura y cálida felicidad. Duramos un largo rato abrazados y poco a poco el llanto cesa. —¿Sabes? — murmuro en la piel de su cuello. —¿Hmm? —Realmente me alegra que Xander haya burlado tu sistema de seguridad — él se ríe otra vez y suspira. —Créeme que yo también.        
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD