Capítulo X (Especial II)

1800 Words
Me levanté de mi asiento de inmediato, en ese momento me gustó pensar que estaba queriendo asustarme pero a manera de juego, la cosa es que lo que vendría después me haría cambiar mi forma de pensar. -¡Señor Aiden! un gusto en conocerlo, Soy Mimi Salotto. Yo...-. No pude continuar ya que de inmediato fui interrumpida por su persona -Te pedí que me esperaras en la recepción-. Dijo con su gruesa voz. -Lo sé, sólo que ya era hora de trabajar y no podía subir tarde a la oficina-. Perfecto, ahora estaba en problemas. -Si no sigues mis órdenes sólo me demuestras que eres una mala empleada-. Después de eso hubo un corto silencio, él seguía parado en la puerta con los brazos cruzados y viéndome con el semblante muy serio. Es muy cruel de parte de su aquel asistente haberme dicho que el señor Aiden era una persona carismática -o es que su carisma necesita ser descifrado-. Sean cortó el silencio -Ella no puede ser una mala empleada ¿no puede apreciar que decidió subir hasta la oficina a tiempo?-. Hizo una pequeña pausa, estaba pensando sus palabras muy meticulosamente. Sean también se encontraba nervioso -Además, fui yo quien le pidió subir conmigo, ella estaba dispuesta a esperarlo a usted en la recepción-. Sean fue muy valiente como para contestarle a su jefe. Sin embargo, el señor Aiden ignoró por completo la segunda oración de Sean, sólo respondió -No puedo apreciarlo, ambos subieron tarde-. En aquel entonces, Sean tenía una relación similar a la que yo tenía-y mantengo- con nuestro jefe, una relación muy distante y en la que juzgaba cada movimiento que dabas. Con el tiempo cada situación fue evolucionando a su manera, Sean se convirtió en el asistente del jefe y por mi parte me gustaría pensar que el señor Aiden ya no pone tanta atención sobre mí. Precisamente por eso a Sean no le convence que lo asciendan, no quiere trabajar aún más cerca del jefe ya que conoce muy bien su volátil personalidad. Se siente bien trabajando en el puesto en el que se encuentra. Por mi parte, supongo que el jefe siempre mantuvo la imagen de nuestro primer encuentro. -Acompáñame por favor- Ordenó el señor Aiden. Asentí y salí de la oficina. Estuvimos hablando en el pasillo por al menos una hora. Entre las cosas que mencionó es que la empresa es reconocida por la calidad de su personal, y que miles de personas morían por tener mi puesto de trabajo -clara exageración que en aquel momento creí porque no sabía acerca de la oleada de personas renunciando de la empresa-. Por supuesto que me dolió cada cosa que me dijo, estuve pensando en cada acción que realicé al llegar a la empresa. El jefe me pidió esperarlo -bueno, en realidad lo pidió su asistente- y según lo acordado debió llegar antes de la jornada laboral ¿realmente hice algo malo? Básicamente me dijo que debía tener buenas acciones para mantener mi puesto de trabajo. Fue una conversación muy pasivo-agresiva, no pasó nada más además de sus ácidas palabras. Volví a ingresar a la oficina, el primer día tendría la capacitación del jefe pero parecía haberse olvidado de ello -y si se lo pedía probablemente no lo haría de la mejor manera-. Al entrar inmediatamente Sean volteó hacia mí -¿Estás bien?- Preguntó. -Sí, no pasó nada- respondí. Me veía con mucha preocupación, probablemente notó que lagrimeé un poco gracias al nerviosismo. Luego de terminar de hablar con el jefe él se retiró del pasillo, pero yo seguía ahí, procesando qué acaba de pasar. Al sentarme en mi puesto, escuché que una voz femenina me llamaba. -Niña- Volteé, era Meredith -No le hagas caso a lo que te pueda decir Aiden, le gusta hacerle la vida imposible a las personas- Finalizó. -A Sean lo recibió de manera similar- Continuó Rufer -supongo que los ve ingenuos por ser jóvenes-. -Oye, no soy ingenuo- Reclamó Sean -inexperto si soy- dijo llevándose una mano a la cabeza en señal de estrés. -No te preocupes Mimi, yo te ayudaré en tus actividades hoy-. Dijo Sean rodando su asiento hacia mi puesto. Entonces Rufer decidió intervenir -También tienes trabajo, Sean-. -Creo que hoy te lo encargaré- Respondió Sean con una gran sonrisa. Esto solo hizo que Rufer cambiara su expresión de serio a más serio. -Es broma, no te pongas así- Aclaró. En el inicio me costó muchísimo adaptarme, por lo que Sean constantemente dejaba su trabajo de lado para ayudarme, lo que ocasionó que tuviera mucho trabajo atrasado. Pero jamás me lo reprochó, siempre estuvo dispuesto a ayudarme a pesar de dejar sus necesidades de lado en el intento. Otra actividad que tomaba para adquirir experiencia era ayudarlo con su trabajo extra, creo que era bastante justo colaborar con ello. Al inicio se negaba, decía que él podría solo con todo ese trabajo, pero al final cedía. Estoy segura de que haberlo ayudado debió de sentirse como un respiro de aire fresco para él. El primer día fue bastante tormentoso, no es una experiencia que me guste recordar. Gané el desagrado de mi jefe, sí. Pero también gané la amistad más valiosa que tengo. Durante varias ocasiones el jefe nos reprochó por encontrar a Sean en mi puesto o a mí en el suyo, pero Sean siempre encontraba la forma de sacarnos de esa situación. Al final, todos terminábamos en el puesto de todos por uno u otro motivo, así que el señor Aiden con el tiempo dejó de reprocharnos aquello. Ese mismo día en la tarde, luego de que Sean me ayudara a aprender a utilizar la aplicación de la empresa -recurso que no es nada intuitivo- me invitó a tomar café. Pensaba que íbamos a salir, pero no había notado que dentro de la oficina había una cafetera. Qué poco observadora. Igual estaba así por los nervios. Es razonable verlo de esa manera. -Antes no teníamos una cafetera, Meredith la compró- Dijo Sean -¿en serio?- Pregunté -Sip- Contestó. -Para los gustos de ella pues es bastante moderna- Mencionó. Al acercarnos se encontraban tres tazas bastante llamativas. -Que tazas tan bonitas- mencioné. -¿Verdad? Son realmente originales-. Y sí que lo son. En sí las tazas son iguales, todas tienen esa forma de taza convencional, lo que las diferencia son sus diseños. La de Meredith a mi parecer es la más graciosa, es una taza blanca pero lo realmente llamativo es que tiene sublimada la imagen de su cantante favorito La de Sean es una taza amarilla con un patrón de patitos de hule Por último pero no menos importante, la taza de Rufer. -Al inicio, nos sorprendió trayendo la taza menos original, solo mírala, sólo es una taza cían sin nada en especial- comentó Sean. -Pero mira esto- Procedió a tomar la taza con ambas manos para calentarla, unos segundos después la soltó y me la enseñó. -Mira, la taza es térmica, es impresionante ¿verdad?-. Dijo Sean muy asombrado, como si fuera la primera vez que ve la taza. No podía apreciarse a la perfección el diseño ya que su mano no podía calentar la taza así como lo haría el café, pero podía apreciarse un gran poema que rodeaba toda la taza. -¿Por qué les sorprendió que trajera la taza menos original?- Pregunté -Oh, olvidé mencionarte-. Dijo bastante apenado -Hace unos dos meses atrás decidimos decorar la oficina, aún faltan cosas pero con tu llegada podrás ayudarnos- Sonrió y dio un vistazo a la oficina -Al llegar todo era gris y muy aburrido, ahora hay un poco más de vida aquí- Giró su cabeza hacia las tazas y continuó -Pensamos que también le añadiría un toque de originalidad tener tazas creativas, fue idea de Rufer, por eso nos sorprendió que trajera la taza más aburrida, aunque al final nos asombró su originalidad.- Finalizó. -Es realmente genial, me gustan sus tazas- Dije, no todos los días ves una oficina con tazas creativas. -Gracias- Respondió Sean. -Cuando estemos por irnos hoy le pediré a Rufer la lista de requisitos para tu taza-. Volteó a ver a Rufer, se veía un poco nervioso, entonces volvió a mirarme y mencionó -Rufer no me permite tocar su taza, así que si ve que ahora mismo su diseño es visible va a sospechar, continuemos hablando un rato mas aquí hasta que se enfríe por completo la taza- Mencionó junto a una sonrisa, asentí mientras le devolvía la sonrisa. Sin embargo, Sean mencionó algo que llamó mucho mi atención. -¿Mencionaste... requisitos?- Es lo último que pensaría al ver una taza. -Sí, las tazas deben de reflejar nuestra personalidad, Rufer se tomó muy en serio el tema de las tazas y realizó una pequeña lista-. Sean sacudió su cabeza, entonces dijo -Podemos hablar mejor de eso luego, ahora tomaremos café-. Se alejó un poco y se acercó a uno de los gabinetes de la oficina, al cerrarlo pude ver que volvía con un vaso desechable. -Yo tomaré en este vaso, tu lo harás en mi taza-. -¿No estás siendo muy amable?- Pregunté. -¿Acaso eso es malo? Respondió mientras servía café en su vaso desechable. -Meredith o Rufer no hubieran hecho lo mismo, ellos son realmente celosos con sus tazas- mencionó mientras servía café en su taza de patitos -a mi no me importaría si un día tomas mi taza por accidente- concluyó mientras me ofrecía su taza llena de café. -Muchas gracias- Dije mientras la tomaba. -No es nada- Respondió. Di un sorbo a la bebida, era café americano. Estaba bastante bueno, pero me sentía un poco avergonzada por tomar café de su taza -a pesar de que él me la ofreció-. Mencioné ese detalle a él, a lo que respondió -No te sientas avergonzada por ello, de ahora en adelante puedes contar conmigo para cualquier cosa-. Finalizó. Estuvimos unos pocos minutos en silencio, cada uno disfrutando del café. Decidí interrumpir el silencio. Debía decirle algo. -Sean- Lo llamé. -Um, dime- Lo tomé un poco desprevenido, estaba muy ensimismado tomando su bebida. -Muchas gracias por el café- Dije. -Gracias a ti por estar aquí, creo que tenemos vibras similares-. Respondió. -¿Vibras?- Pregunté -Sí, creo que nos parecemos un poco, podremos llevarnos bien fácilmente-. -No puedo mentirte, me sentía muy sólo rodeado de personas que ni siquiera pertenecen a mi generación- Dijo viendo a Meredith y a Rufer -Por eso agradezco mucho tu llegada-. Giró a verme y comentó con notable preocupación -Se que el jefe hará lo posible para hacer tu trabajo imposible, pero haré todo lo que esté en mis manos para ayudarte-. -Gracias, Sean-. Jamás había conocido a alguien tan amable. También agradezco que él haya sido seleccionado para trabajar en esa oficina.
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