Capítulo XIX

2776 Words
Esperaba encontrar mi casa en el mismo estado en el que me fui, pero muchas cosas habían cambiado, entre ellas el color de las paredes y algunos muebles. Por supuesto, lo más notorio era la ausencia de mis padres, sin dudas otorgaba un ambiente diferente a la casa. Debo decir que mi casa es bastante espaciosa, de hecho, tanto espacio me genera una sensación un poco extraña ¿Sería cómodo vivir en un lugar tan grande yo sola? Quizá ya estoy acostumbrada a vivir en mi pequeño espacio. Desde fuera puede apreciarse una fachada grande, las paredes son blancas y el techo es verde olivo, además, esto se ve potenciado gracias al pequeño jardín delantero. Por cierto, mamá le paga a un amigo de ella para que realice mantenimiento al jardín mientras ellos no están, me ofrecería para cuidar de los jardines pero soy muy mala con ello. De pequeña solía ver a mamá plantando flores y arreglando el jardín muy cuidadosamente, de vez en cuando me ofrecía a ayudarla pero siempre salía mal. A veces dañaba las flores accidentalmente o dejaba el jardín con espacios sin césped, creo que a partir de esas experiencias nació mi disgusto a ensuciarme con tierra, cada que pasa me trae recuerdos como este. Aún así me gustaría intentarlo otra vez, aunque no estoy segura de si pueda salir bien o no. Oh, la parte de adentro de la casa. Apenas entras, puedes ver que las paredes son beige y blanco y el piso es de madera, anteriormente los muebles eran muy coloridos al igual que las paredes, pero poco a poco han ido cambiando la decoración de la casa a colores más neutros, le da un toque muy elegante. Esta tiene dos pisos, en el primero se encuentra el recibidor, una gran sala de estar de concepto abierto que a su vez tiene una cocina con acabado de mármol y uno de los dos baños. En el segundo se encuentran tres habitaciones de las cuales una es de mis padres, otra es mía y la última es para visitas – aunque nunca teníamos visitas –aunque en realidad es más como una pequeña habitación donde aparte de haber una cama, también algunos materiales de trabajo de mamá. En este piso también se encuentra el otro cuarto de baño y también una habitación para lavar ropa. Sean estaba parado en la entrada a la sala, o más bien congelado. -Por favor pasa- pedí, pero no avanzaba hasta que lo tomé delicadamente del brazo y lo llevé conmigo hasta los sillones que se encontraban en la sala de estar eran color verde oliva y también eran muy suaves al tacto. Ambos nos sentamos allí, tuvimos un viaje bastante largo, así que podíamos tomarnos un pequeño momento de descanso -aunque descansamos varias veces a lo largo del viaje-. -Nunca me comentaste que tu casa era tan grande, Mimi.- Se encontraba bastante asombrado, en su mirada podía apreciarse cómo detallaba cada parte del lugar -¿Por qué vives en ese departamento tan feo?- Dijo Sean bromeando. -Ah, entonces te gusta quedarte a dormir en espacios feos- Respondí en el mismo tono, lo que hizo que soltara una pequeña risa. -Me refiero a por qué te mudaste de este lugar- corrigió. -Oh, es que queda muy lejos del trabajo- respondí mientras asentía. -Pero yo vivo relativamente cerca de esta zona del este y puedo llegar al trabajo- comentó con un poco de ironía de por medio. -Es que tú si tienes determinación, o quizá suficiente energía para viajar una hora a tu trabajo todos los días-. -Tienes razón- Respondió en un tono apagado, trató de disimularlo con una sonrisa pero falló en el intento. Parece que este es otro de esos momentos de ocultar problemas con bromas. Y no me gusta, me preocupa. ¿Debería comentarle ahora mismo que me gustaría que sea mi roomie? Creo que lo mejor es esperar a visitar su departamento. Luego de eso tomaré mi decisión -aunque realmente me gustaría que viva conmigo-. -Oye ¿no me prometiste un tour?- Preguntó el muchacho con cierta picardía. -¿Prometer?- Me sentía bastante confundida al respecto. -Sí, me gustaría conocer tu casa, Mimi- Añadió mientras se recostaba en el sillón. -Vale, pero no te recuestes mucho o te quedarás dormido- dije en tono de broma. Sean cuando se relaja mucho puede quedarse dormido sin darse cuenta, así que si pasa eso no habría tour, para su mala suerte. Nos levantamos del sillón y le di a conocer todos los lugares de casa que mencioné anteriormente. Sean trató de tomar algo de la nevera ya que cuando estábamos allí le dio hambre, pero la casa al estar desalojada tanto tiempo no tenía ningún alimento. Otro punto llamativo sin dudas fue mi habitación, se encontraba de la misma manera en la que la dejé al irme de casa. Allí se encontraban todos mis cuadernos de la secundaria apilados sobre mi escritorio, varias plantas falsas que adornaban el lugar, gran cantidad de peluches y algunas repisas con libros encima. Lo único que no se encontraba de la misma manera era la cama, ya que estaba ordenada. Tenía un objeto en la habitación que fue muy llamativo para Sean, el cual era un peluche de un pato. De hecho, tenía bastante parecido con los patitos de su taza de la oficina. Me percaté de que también lo llevó a nuestro tour por la casa cuando nos encontrábamos en el jardín trasero. Un jardín lleno de tulipanes. -Pensaba que sólo tenían jardín afuera de la casa, Mimi-. -Estamos fuera de casa, Sean-. -No, me refiero a que pensé que sólo tenían el primer jardín que vimos, el que está afuera- Cuando se dio cuenta de que volvió a decir lo mismo se sintió bastante apenado. -Ignórame, no se hablar- Comentó mientras negaba con la cabeza. -Entiendo a lo que te refieres, no te preocupes- Añadí junto a una pequeña risa. Entonces, Sean comenzó a caminar con libertad por el jardín, observando cada detalle del mismo. Se detuvo en seco frente a las flores, se agachó para estar a la altura de las mismas y se tomó un tiempo para apreciarlas. -Mimi, tus papás han de quererse mucho-. Dijo mientras su mirada se encontraba fija sobre un tulipán rojo. -¿Eso piensas?- Pregunté bastante confundida. -Estoy seguro de ello, no creo que sea casualidad que el jardín esté lleno de tulipanes-. -¿A qué te refieres, Sean?-. -Verás, los tulipanes son usados para expresar amor- Hizo una pausa mientras se sentaba de manera cómoda en el césped -Por ejemplo, los rojos se usan para declarar amor, los rosas tienen un significado un poco similar, se centran en demostrar atención o apego. En cambio los blancos se usan en bodas, tienen un significado un poco más profundo que los rojos-. Mientras se levantaba del césped pude ver como tomaba algo en sus manos. Se acercó a mí y me ofreció un pétalo de un tulipán amarillo. -Los amarillos suelen relacionarse con amistad y alegría- tomé el pétalo que me ofreció, estuvo unos momentos en silencio, viendo cómo apreciaba el pétalo que ahora se encontraba en mis manos. Entonces tomó un poco de aire y dijo -Gracias por aparecer en mi vida, Mimi-. -Gracias a ti, Sean-. Inmediatamente lo abracé, no podía contener mi emoción. Mi reacción no lo tomó por sorpresa, puesto que también me abrazó inmediatamente. Permanecimos así unos cortos minutos, en el jardín donde mamá dejó aquel mensaje. Donde dejó un gran mensaje acerca de su gran amor. Al separarnos, Sean comentó -¿En serio no lo sabías?- Pero sólo pude responder con otra pregunta -¿Saber qué?-. -Lo de los tulipanes. No creo que estén por casualidad, Mimi, teniendo en cuenta lo detallista que suele ser tu madre- Y sí que tenía razón, jamás había pensado en por qué el jardín sólo tendría tulipanes. -Parece que eres igual de detallista que ella, Sean- pero él inmediatamente negó con su cabeza. -¿Cómo supiste eso de los tulipanes?-. -Internet- Afirmó junto a una sonrisa. Debo admitir que esperaba otro tipo de respuesta, pero aún así estoy satisfecha con lo que dijo. -Bueno, Mimi. Viniste a hacer algo ¿no?-. -¡Tienes razón! Voy a llamar a mis abuelos- Dije antes de retirarme del jardín. -Si quieres puedes estar aquí o estar dentro de casa, puedes hacer lo que desees- Afirmé. -Está bien, Mimi. Yo por ahora estaré aquí tomándole fotos al peluche junto a los tulipanes-. Asentí y le di una sonrisa, entonces me retiré del jardín dispuesta a cumplir la misión del día: llamar a mis abuelos. Al inicio no recordaba dónde podía estar el número de la casa de mis abuelos, por suerte tenía dos alternativas para buscarlo, en mi antiguo teléfono o en el directorio que se encuentra al lado del teléfono de casa. Pero era más fácil encontrar el directorio que mi teléfono antiguo. Me acerqué a la mesa que está al lado de las escaleras, allí se encuentra el teléfono de casa. Marqué el número de mis abuelos. Pero nadie contestaba. Volví a marcar, debía probar suerte. Otra vez, nadie contestó ¿Podrían haber cambiado de número? Dicen que la tercera es la vencida, tendré esperanza en ello. Me encontraba esperando a que mis abuelos contestaran el teléfono, estaba bastante preocupada pensando si realmente pudieron haber cambiado su número de teléfono. Durante la espera, Sean entra a la sala de estar. -Me estoy tomando una pausa de la sesión de fotos ¿ya hablaste con tus abuelos?- Volvió con un pato impecable, pensé que el peluche se llenaría de tierra en el patio. Lo siento por haberte subestimado. -No, estoy esperando que contesten-. -Oh, ya. Espero que estén en casa, Mimi- Comentó Sean un poco preocupado. Cuando estaba por contestarle "yo también" me vi interrumpida por mis abuelos. -¿Hola, Norman? ¿Hijo, eres tú?- Preguntó una mujer, sin dudas era la voz de mi abuela. -¡Abuela, soy yo, Mimi!- Afirmé bastante emocionada, no podía creer que otra vez estuviera hablando con ellos. -¡Mimi! Cariño, tenía mucho tiempo sin escuchar tu dulce voz-. -Lo sé abuela, lo siento mucho, he estado muy ocupada por el trabajo y no he podido llamarlos, pero hoy volví a casa y quise saludarte. Me alegra mucho poder escucharte-. -Me alegra mucho que digas eso, Mimi, a mí también me alegra escucharte otra vez-. Hizo una pequeña pausa antes de comentar -¡Ya estás muy grande! La última vez que hablamos... ¿Hace exactamente cuánto tiempo fue? ¿Quizá a tus 18?-. Me hace sentir muy mal que diga eso, se preocupa tanto por mí a pesar de no haberla visto jamás. Debo comunicarme con ella más seguido. -Sí, abuela, creo que fue un poco antes de mudarme sola-. -Ya eres toda una señorita, has seguido los pasos de tu padre y te independizaste muy pronto ¡es increíble! estoy orgullosa de ti-. Agradezco tanto escuchar esas palabras... -Abuela ¿qué tal es tu vida en el campo?-. -Bueno, he vivido toda mi vida aquí, la única vez que he viajado ha sido al pueblo vecino a una feria de vegetales-. Hubo unos cortos segundos de silencio, quizá estaba recordando aquella anécdota. -Vivir aquí es muy tranquilo a comparación de las cosas que tu padre suele decir de la ciudad-. -¿En serio? ¿Qué te ha dicho papá?- momento de comparar qué estilo de vida se veía más cómodo. -Bueno querida, tu papá dice que hay mucho ruido de autos o construcciones, aquí no hay nada de eso. Construcciones hay pero en su mayoría son bastante antiguas. Cuando era joven me comentó que era muy fácil perderse por la cantidad de edificios que hay, pero este sólo es un pueblo pequeño ¡y aquí todos nos conocemos! ¿No es maravilloso?-. Puedo asegurar que es un estilo de vida más tranquilo, pero estoy acostumbrada a las comodidades de la ciudad. ¿Podré ir a algún café o tener wifi? no estoy muy segura de ello. Pero sería bueno experimentar con ello. -No sé si suene tonta la pregunta, pero ¿puedes tener mascotas en casa?-. -No te preocupes, ninguna pregunta es tonta, tonto es el que no pregunta- dijo añadiendo una pequeña risa. -¡Por supuesto! Cuando tu padre se fue de casa nos sentimos muy solos aquí, así que decidimos adoptar unos pollitos y los teníamos corriendo por toda la casa, era muy divertido-. ¡Pollitos! Y yo ni siquiera puedo tener un gato en el departamento. -Tu vida se oye genial abuela ¿y qué tal va la granja?-. -Querida, la granja está muy descuidada. Todos los animales que cuidaba tu padre tuvimos que venderlos porque ya no podíamos cuidar de ellos. Ahora mismo sólo nos dedicamos a cultivar algunos vegetales y venderlos a una tienda local-. -Ya veo... -. -Me gustaría ser joven otra vez y poder encargarme de todo este terreno junto a tu abuelo, no cambiaría esos recuerdos por nada-. Creo que un cambio de aires estaría bien. -Abuela... -. Después de todo, siempre me quejo de lo monótona que es mi vida, ¿no? -Dime, cariño-. ¿Sería lo más prudente realizar un cambio ahora mismo? -¿Puedo visitar la granja un día de estos?-. -¡Por supuesto, querida! Tu abuelo y yo estaremos muy felices de verte. Puedes quedarte todos los días que quieras, aquí siempre serás bien recibida-. No quise arriesgarme demasiado, me gustaría primero visitar la granja y luego si me gusta podría darle un gran giro a mi vida. -Gracias, abuela. Te llamaré otra vez a finales de esta semana para concretar qué día visitaré la granja-. -Gracias a ti, Mimi por proponer tu visita, quería pedirte que un día pasaras por aquí pero no sabría si estarías muy ocupada para ello. ¡Tu abuelo y yo estaremos muy felices de conocerte en persona! -También estaré feliz de conocerlos, abuela-. No podía creerlo, después de 23 años haría algo realmente interesante con mi vida. -Bueno, te pasaría a tu abuelo para que hables con él pero ahora mismo está en casa el carpintero, suele visitarlo algunos días por la tarde-. ¿Carpintero? Justo cuando mencioné que necesitaba habilidades de carpintería. Espero no olvidar pasarme por allí cuando visite a mis abuelos. -Está bien abuela, no te preocupes ¡ya deseo estar ahí y conocerlos a todos!- Pude escucharla soltar una pequeña risita. -Así será- respondió. -¡Espera mi llamada en unos días, abuela! Debo de irme, hablamos luego-. -Está bien cariño, hablamos luego. Si hablas con tu padre mándale saludos de mi parte y de parte de tu abuelo, por favor-. -Está bien abuela. Hasta luego-. -Hasta luego, Mimi-. Finalizó la llamada. Es una suerte que haya guardado algunas vacaciones, ahora sólo debo notificarle a mi jefe al respecto. Para ello necesitaré un poco de ayuda de Sean. Por cierto ¿Donde está Sean? Cuando comenzó la llamada lo perdí de vista por completo. Para mi sorpresa, se encontraba dormido en las sillas del jardín abrazando al pato de peluche. No lo sabe, pero tiene a su futuro regalo entre sus brazos. Ahora mismo son las 5:27pm, pronto debemos irnos a mi departamento si queremos dormir bien esta noche. Me da lástima despertarlo, no sé cuánto tiempo pueda llevar dormido, pero no podemos irnos muy tarde. Toqué su hombro y lo moví un poco. Se despertó sobresaltado, cosa que me asustó -¿Qué pasa?-. Preguntó bastante adormilado y confundido. -Hora de irnos-. Dije con una pequeña sonrisa en mi rostro. Sean se veía muy feliz -¿Qué tal la charla con tus abuelos?-. -Te contaré en el camino, vámonos-. -Bueno, pero déjame llevar al pato-. -El pato viene con nosotros-. Su cara no tenía precio, "felicidad" era poco comparado a lo que mostraba su rostro. Nunca imaginé que un peluche sería su regalo ideal. Salimos de casa. El cielo parecía una obra de arte, el atardecer era increíble. El cielo estaba lleno de tonos rosados y naranjas. No parecía quisiera el atardecer de una ciudad, quizá los edificios altos no me permitan divisarla como debe ser. En el campo podré hacerlo correctamente ¡el de allá quizá sea más hermoso! -Sean, espero que no hayas olvidado lo que sigue en el plan de hoy- Se veía bastante confundido -¿ir a tu departamento, no? -No, ir al tuyo. Por favor guíame- No se veía realmente convencido por la idea. -Recuerda que tenemos que buscar tu uniforme- Dije para añadir motivación. -Está bien, vamos-.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD