NARRADOR Todos estaban riendo por la actitud de Fermín y Aura, pero un enorme silencio se apoderó del despacho en cuanto Aura tomo una de las lámparas del despacho y en un descuido le atino con ella a la cabeza de Fermín. Todos se quedaron estáticos, en especial cuando de la frente de Fermín, comenzó a brotar sangre, la mirada de él se tornó oscura y Aura, quería correr, pues, estaba segura de que él la asesinaría, pero sus piernas pesaban estaban como clavadas al suelo. —Esto no se queda así pequeña fiera —Fermín se acerca a Aura y la carga como costal de papas, Aura trata de que él la suerte más, sin embargo, este la ignora y la lleva a la habitación. Aura sigue golpeando la espalda de Fermín, hasta que este le da un par de nalgadas para que deje de moverse. —Eres un bruto suéltame

