Corro hacia la puerta trasera y le abro la puerta, la veo caminar y en verdad está mujer me encanta es como si cada paso que diera fuera el de un ángel, sus cabellos dorados resplandece con cada paso que da, el taconeo de sus zapatos son música para mis oídos, pero aunque mi mirada está centrada en ella, ella en cambio me mira con desprecio, como si yo fuera un bicho raro al lado de una reina, tan pronto ella sube a la camioneta yo corro hacia la puerta delantera me subo, "por Dios y las llaves", miró por el retrovisor y como si ella supiese lo que pasa por mi mente en este momento, me señala hacia la gaveta para las saque y efectivamente ahí están, vuelvo y miro por el retrovisor y ella ya está concentrada en su celular.
—¿Qué espera para arrancar?, o acaso quiere que yo me baje y maneje
