Elizabeth
Me sobresalto cuando la puerta se abre de par en par, la cabeza me duele como si hubiese pasado una manada de rinocerontes por mi cabeza, pongo mi mano en la frente y respiro, veo a mi amiga que me observa como si hubiera visto un fantasma.
—¡Elizabeth!, ¿Qué estás haciendo? —Abro mis ojos de inmediato al escuchar la voz de mi amiga a todo pulmón, pues además de pegarme un enorme susto me dejó totalmente confundida pues quedé sentada del susto, además que me encuentro algo mareada.
—¡Lauren!, ¿Qué es esta manera de entrar a habitación?, ¿acaso te estás volviendo loca?. —llevó mis manos a mi cabeza y me duele demasiado es como si un taladro retumbaba en mi cabeza sin cesar, además de que este mareo no me quiere pasar.
—La que te volviste loca fuiste tú, como fue que te acostas
