Rápidamente la oficina se llenó de más personas, ante nosotros. Resultó ser que él “muy padre de mis princesas”, era también el contratista de obra blanca de la Aqua, aquel hombre que divisé al final del tumulto el día en que me presenté ante los empleados, y que ya, en medio de tantas cosas, jamás volví a ver. Y, ahora él novio de Marcela, la ingeniera a cargo del proyecto. En la reunión se presentaban de a uno los encargados de cada área, hablo el maestro, los eléctricos, carpinteros y aluminios, en todas estas charlas nuestras miradas se cruzaban muy a menudo, mi estómago dolía con cada una de ellas, los nervios me dominaban, Mateo por el contrario sonreía cada vez que lo encontraba mirándome la panza, se le veía tan relajado, como si no tuviera mayor importancia el tema, hasta tuvo