Aniversario. 3

2373 Words
Dejo su cartera sobre la isla y saco el pollo que había dejado abajo en la nevera desde que bajo a desayunar, con la receta que sabía de memoria sazono y después lo acomodo en la bandeja para el horno antes de taparlo con plástico para dejarlo marinar el tiempo que se tardaba en darse una ducha, subió al cuarto matrimonial y se quitó la ropa para dejarla en el cesto de la ropa sucia, quizás debía hacer una lavada uno de esos días porque no lo hizo durante el fin de semana por estar ocupada trabajando. Después de bañarse se puso la bata y bajo para meter el pollo en el horno, ajusto el tiempo para que quedara jugoso y subió de nuevo a buscar uno de sus vestidos más sensuales porque quería remediar sus dudas con Richard; saco el vestido de color n***o más corto que tenía en su closet, de tirantes y con la espalda descubierta, un par de tacones blancos y la gargantilla de oro que recibió para navidad, dejo su cabello suelto y se maquillo los ojos para después de arreglarse el flequillo, se pintó los labios de rojo y estuvo lista para bajar. El pollo estaba listo y el resto de la comida la preparo con igual rapidez, con todo preparado comenzó a arreglar la mesa, dejo el florero en medio de la mesa entre unas velas y acomodo las rosas que salió a cortar al jardín para que adornara esa cena especial, saco la botella de vino antes de comenzar a servir la comida y acomodo un plato frente al otro en la pequeña mesa de cristal donde solían comer juntos cada noche. Con todo listo vio la hora y justamente eran las siete, se sentó en la silla pensando en que Richard no tardaba en llegar a casa tal cual como dijo cuándo le llamo por el mediodía, pero los minutos fueron pasando y desesperándola, media hora después Richard no había llegado y Sophie estaba preocupada porque el hombre no respondía sus llamadas, decidió marcarle a Julieta buscando unas palabras de aliento porque comenzaba a sentirse triste por la ausencia, la mujer tampoco respondió y entonces Sophie se sintió doblemente agobiada y no busco la ayuda de Liz porque la mujer estaría ocupada en cosas de su trabajo. Una, dos y tres horas pasaron desde que preparo la cena, las velas ya se habían consumido dejándola en completa oscuridad sentada en el extremo de la pequeña mesa del comedor que una vez se sintió tan larga porque la separaba del hombre que amaba y que ahora se sentía desértica. Se limpió las lágrimas y se puso en pie dejando toda la comida que preparo sobre la mesa, subió a la habitación a quitarse la ropa y dejarla tirada por todo el piso, se puso un camisón y tomo una de las sábanas antes de irse a la habitación de huéspedes que estaba en lo más recóndito de aquella enorme casa vacía que estaba comenzando a serle dolorosa con todo aquel silencio. Richard llego a casa cerca de las once y media de la noche, cuando abrió la puerta de la casa vio todo a oscuras y era obvio que estuviera así ya que era tarde, sabía que Sophie no se desvelaba mucho cuando estaba en ensayos para un concierto, pero cuando vio la mesa dejo caer el maletín al suelo sintiendo como un escalofrió recorría su columna vertebral, ese día se supone que debía celebrar su aniversario número cinco al lado de su esposa, pero en lugar de eso se la paso en otro lado olvidándose completamente de ella, subió al segundo piso hecho un rayo solo para encontrar la cama vacía y todas las prendas de su esposa regadas por el suelo, reviso en todas las habitaciones de la segunda planta solo para no encontrarla y entonces decidió llamarle al celular. Sophie había salido de la casa porque no quería ser encontrada y se fue al cobertizo que estaba a unos veinte metros de la casa, se quedó acostada en la cama contemplando el cielo gracias al techo de cristal que tenía, sintió su celular vibrar y no se movió ni para verlo. Acostada en la cama recordó el momento en que ese cobertizo fue construido, un capricho de ella porque deseaba estar a solas en un pequeño espacio con su esposo y compartir secretos de una forma más íntima lejos de la enorme casona que tenían, ahora era un buen refugio que la estaba viendo llorar con el corazón roto y porque las palabras de Beatriz parecían ser un puñal clavado en su pecho que cada vez se hundía más; sumida en su agonizante dolor escucho el pomo de la puerta moverse y por suerte le había puesto seguro o Richard hubiera entrado, no quería hablar con él, no quería escuchar sus excusas y tampoco quería enfrentarlo. – Sophie, querida abre la puerta... – dijo el hombre al otro lado – Por favor perdóname por olvidar nuestro aniversario. – intento forzar la puerta. – No quiero hablar contigo. – la voz le salió más profunda de lo que hubiese deseado. – Sophie no seas infantil, sal... – esas palabras le iban a costar caro – No me iré de aquí hasta que abras la puerta. – se sentó en el porche. – Buenas noches y espero que no te vayas a resfriar. – no iba a salir, no quería gritarle porque estaba muy enojada. – Sophie por favor, no quiero irme para la casa sin ti y no me voy a ir sin ti. – intento forzar la puerta de nuevo. – ¡Deja de estarme jodiendo, que ya mucho hiciste con olvidarte de nuestro aniversario y me dejaste con la sorpresa sola, te olvidaste de tu inútil esposa! – le grito sentándose en el colchón. No era tanto el haber olvidado el aniversario, era el haber llegado tarde cuando su horario laboral era a más tardar a las seis de la tarde, en muy raras ocasiones llegaba a las siete, también estaba el hecho de que no le mando ningún mensaje en todo el día cuando antes le saturaba el móvil con mensajes amorosos, cinco años de matrimonio y las cosas ya se estaban rompiendo; quizás Richard ya se había aburrido de ella y no tenía el valor de decírselo, seguramente la estaba engañando con otra persona y por eso había llegado tarde esa noche, no quería abrir la puerta y sentir el olor a otra mujer impregnado en la ropa de su esposo, pero de los cobardes no se ha escrito nada, entonces se levantó y abrió la puerta haciendo que el hombre cayera de espaldas a sus pies. – Mi amor perdóname. – se dio la vuelta y se quedó hincado frente a ella. – Te vas a resfriar si te quedas afuera, vuelve a la casa y cuando amanezca hablamos, no quiero estarte limpiando los mocos si te enfermas. – quiso levantarlo del suelo. – No me iré sin ti... sé que metí la pata y de corazón te pido perdón por eso. – se levantó y la abrazo. Un ligero olor floral hizo cosquillas en la nariz de Sophie cuando quedo a la altura del pecho de Richard, un olor floral que no encajaba en nada porque el usaba maderas y ella cítricos, el estómago se le revolvió antes de empujarlo lejos de ella porque la sola idea de que haya estado abrazado a otra mujer le provoco asco. – ¿Me estas engañando? – pregunto Sophie frunciendo el ceño. – No, amor... sería incapaz de engañarte... – le tomo de los brazos – Tenia mucho trabajo que hacer y se me fue el tiempo, de verdad que he tenido la cabeza en otro lado, pero te juro que no te volveré a descuidar y no te estoy engañando con nadie, eso es muy ridículo. – se veía realmente afectado por todo. – Quiero dormir aquí... sola. – se dio la vuelta. – Sophie no... – la volvió a tomar de los brazos para darle la vuelta – Sé que olvide nuestro aniversario, pero eso no quiere decir que te esté engañando con nadie, no veas fantasmas donde no los hay. – la vio juntar sus cejas. – No quiero hacer drama, solo déjame sola y hablamos mañana por la mañana. – lo empujo con suavidad para que saliera. – No me hagas esto por favor... sabes que estoy loco por ti, desde el primer momento en que confesé mis sentimientos por ti. – le tomo la barbilla para darle un casto beso que ella no correspondió. – Mañana tienes trabajo, sal de aquí por favor. – se estaba aguantando las ganas de llorar, de gritarle. – Me ducho rápido y te compenso mi olvido, quizás ya sea momento de hacer un bebé y de agrandar nuestra familia. – continúo besándola en los labios. – ¡No quiero coger! – alzo la voz en un tono firme – ¡Quiero que salgas de aquí antes que me atreva a decirte algo de lo que me voy a arrepentir después, quiero estar sola! – dejo en evidencia su ira. – Dejare la puerta de la cocina abierta... – sabía que Sophie era temperamental y que si estaba enojada debía dejarla sola – Te quiero corazón, no lo olvides y sé que soy un tonto por olvidar una fecha tan importante como esta, espero que en algún momento puedas perdonarme. – se dio la vuelta y cerró la puerta. – Tú me quieres y yo te amo, son dos palabras muy diferentes. – susurro Sophie viendo la puerta cerrada. Se desplomo en la cama y no se contuvo de llorar, de gritar y de desquitar toda su frustración con las almohadas, lloro hasta que vio el cielo aclarar con los primeros rallos de sol desplegarse, se levantó y fue al cuarto de lavado esperando encontrar ropa limpia que el ama de llaves que la ayudaba aun no hubiera planchado y para su buena suerte encontró un pantalón, ropa interior y una camiseta de tirantes; se ducho en la habitación de huéspedes y subió por su cartera encontrando a Richard profundamente dormido en la cama que compartían todas las noches desde que eran esposos, se sintió mal y comenzó a pensar que había exagerado todo con respecto a los celos. Bajo para preparar el desayuno, quizás podía arreglar las cosas un poco preparando el desayuno favorito de su amor, sabía que no debió gritarle de esa forma, pero tampoco es que le iba a pedir disculpas, una hora después lo vio bajar ya arreglado para irse al trabajo como cada mañana. – Buenos días Sophie. – Richard le dio un beso en los labios y ella lo correspondió. – Buenos días, prepare tortillas de huevo con verduras, como te gustan. – dejo el palto sobre la barra de desayuno. – Muchas gracias, te prometo que recompensare mi falta de ayer, sé que te esforzarte mucho preparando la cena y por mi estupidez desperdicie todo eso. – le tomo de la cintura y le dio un abrazo fuerte. – Se te hará tarde para el trabajo. – Sophie sonrió de lado. – Faltare al trabajo, vamos a pasear y pídeme lo que quieras que yo te lo compro, este año no te di flores ni regalos y quiero compensártelo. – la lleno de besos por todo el cuello. – Lo siento, estamos en ensayos del concierto de la otra semana, sabes que no puedo faltar a ellos o entonces no me voy a aprender las coreografías. – tuvo ganas de quedarse en casa y fingir que nada había pasado, que todo fue un error, un olvido humano. – Lo se querida... ¿Qué tal si salimos el viernes por la noche? – se sentó en el taburete. – Nos juntamos en el mismo bar de siempre. – Sophie sonrió animada. – En el bar de siempre a las siete de la noche, esa es una cita. – le guiño un ojo de forma coqueta. – ¿Una cita? – alzo la ceja – ¿Una cita como cuando yo tenía dieciocho? – se sentó frente a su esposo para desayunar. – Claro, hace mucho que no te saco a que te diviertas y con la metida de pata que tuve anoche, voy a necesitar de mucho para que me perdones de corazón. – sonrió tomándole la mano para darle un beso. Algo le decía a Sophie que esa calma no le iba a durar mucho y sus presentimientos muy rara vez fallaba, salió de casa una hora antes de lo habitual y se encamino hacia el teatro para continuar ensayando con las bailarinas, necesitaba aprenderse la mayoría de las coreografías para poder bailar con ellas, esta vez no llamo a Adam, sino que prefirió tomar un taxi y le envió un mensaje a medio camino diciéndole donde es que se iban a ver. – Sophie ¿Dormiste bien anoche? – pregunto Julieta al verla bostezar por veinteava vez en lo que iba de mañana. – No, la verdad no pude cerrar los ojos en toda la noche. – la vio hacer un gesto de extrañeza. – Te quedaste esperando a que Richard volviera a casa hasta media noche. – ambas solo se vieron a los ojos. – No, me quede despierta esperándolo hasta la madrugada... – las palabras de Julieta la hicieron pensar – Por cierto, anoche te llame porque quería saber sobre la prueba de vestuario. – comento de la nada. – Se me descargo el móvil y no me di cuenta. – se encogió de hombros. Supo que le estaba mintiendo, porque si hubiera estado apagado automáticamente hubiese mandado al buzón de voz, pero sonó muchas ves y no fue contestado, aparte de que su matrimonio estaba pasando por una mala racha ahora sentía que su amiga se estaba alejando de ella y que le estaba ocultando cosas, decidió concentrar toda su atención en los ensayos porque de nada le iba a servir mortificarse la existencia pensando en que hizo mal para que eso le estuviera pasando después de haber estado disfrutando la vida en plenitud y llena de felicidad.
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