Capítulo 3 parte 2

1449 Words
– Ay, mi niña. En este pueblo todos sabían de Alice, es un pueblo pequeño y las noticias corren rápido. Nos enteramos unos días después, pero fue una gran pérdida para todos, Alice era muy querida aquí. Estábamos expectantes por si su hija venía para ocupar la casa que le corresponde por sangre, no sabes cuánto me alegro de que al fin estés aquí, que sepas que estaré aquí para lo que necesites. Mira, aquí te dejo mi dirección por si deseas hablar o visitarme. Ahora no te quito más tiempo para que comas tu desayuno. Rita escribió en la libreta que solía hacer los pedidos y arrancó una hoja extendiéndomela. En ese pedazo de papel estaba escrita una dirección y no me dejó decir nada más porque la señora con rostro amable llamada Rita se fue a atender a un señor mayor que había llegado. Me dejó con un pedazo de papel y una gran confusión. °°° No supe cómo logré terminar mi desayuno, que por cierto estaba delicioso, con tanta información recibida de golpe. Pregunté por una tienda cercana y me dirigí ahí como un fantasma, la mitad de mi mente estaba en la lista de compras y la otra mitad en lo que me dijo Rita. Era claro que yo era fruto de una aventura de una noche ¿tal vez una noche de verano? Según mis cálculos, mis padres habían tenido su aventura en febrero ¿en pleno San Valentín quizá? Lo que significaba un ambiente lleno de diversión y algunos excesos. No podía culpar a mi madre, pero ¿por qué no se deshizo de mí cuando se enteró que estaba embarazada? Si tuvo un lío de una noche con mi padre y este se fue, si no sabía nada de él y se quedó en cinta de un desconocido ¿por qué no ahorrarse problemas? ¿por qué no obedecer a los abuelos y rebelarse, escapándose con alguien a quien apenas conocías? Por otra parte, entendía las razones para mantenerme alejada de mis abuelos maternos, diablos, si eran como los paternos entonces me gustó la idea de no conocerlos. Mis abuelos paternos me tenían algo de recelo, cuando vivíamos con ellos era claro el rechazo, tanto mío como el de mi madre. Tal vez se debiera a que la familia de mi padre mayormente producía varones y era la única nieta mujer, eso significaba sospecha de mi madre y mucha más presión por todos ahí por convertirme en “una mujer adecuada” ¿quería algún juguete? Lo tenía si recitaba adecuadamente la etiqueta en la mesa y lo demostraba ¿deseaba algún libro? Me lo compraban si terminaba de leer libros de etiqueta y de cómo se comporta una mujer con “clase” ¿un dulce tal vez? Era mío siempre y cuando no exceda la cantidad de dulces que debía consumir a la semana. En esa casa existían reglas y si no las cumplías asumías las consecuencias. Eran a mi parecer y ahora que soy adulta, muy absurdas. Conforme iba creciendo me ponían más y más reglas, no podía ir en transporte público, no podía tomar la comida con las manos, no podía hacer amistad con “cualquiera”, no podía ir a fiestas, los pantalones estaban prohibidos, el color n***o estaba prohibido. Fue hasta que mis padres se separaron y mi madre se fue conmigo a vivir a otro lado que empecé a ser yo misma. Con su ayuda logré hacer muchas cosas que antes no podía, aunque debo decir que otras aún son parte de mí. Mi madre fue mi terapia, fue mi abrigo, y ahora el pensar que soportó algo que no debía soportar, solo por mí, me causaba ansiedad. Ya había soportado tanto al lado de mi padre, pero saber que fue contra sus padres solo por mí, me hacía estar más en deuda con ella. Parpadeé en un intento porque las lágrimas no salieran mientras ponía paquetes de fideos en mi carrito. ¿qué más necesitaba? Ah, sí, harina para hacer queques. Otra pregunta se metió en mi mente mientras repasaba mi lista de abarrotes. Últimamente mi cerebro se convirtió en un órgano multitareas, pero de eso me preocuparía más tarde. – Hola, nos encontramos de nuevo. Está bien, entiendo que ella me haya alejado de todos aquí, pero ¿por qué no al menos hablarme de mis abuelos? Si ella me lo hubiera dicho yo lo hubiera entendido. ¿por qué no me contó que era amiga de Rita? Y ahora que recordaba, en su carta, mi madre mencionaba a una diosa ¿era una practicante encubierta de alguna religión? – ¿Hola? ¿me estas ignorando? Yo pensé que no solo éramos madre e hija, sino que también podíamos considerarnos amigas. Ella era mi mejor amiga, yo le contaba todo y ahora que sabía que ella tenía muchos secretos no pude evitar sentirme algo herida ¿no confiaba en que pudiera soportar información impactante? Vale, eso era algo sobre qué pensar, pero vamos, no era la única con mi caso ¿cierto? – ¡Oye! Salté en mi sitio asustada y mirando a todos lados y me encontré con la misma mujer de ayer. Esta vez su cabello con rulos no estaba suelto. La mujer lo tenía amarrado a un moño alto, pequeños mechones enroscados caían por su nuca y por su frente, estaba vestida con ropa deportiva ¿es que acaso no tenía frío? Apenas salí del restaurante yo me puse mi cárdigan tejido a mano y aun así sentía un poco de frío, al parecer ella estaba acostumbrada a este clima, pero ¿Cómo es que se veía bonita se pusiera lo que se pusiera?, se veía curvilínea, pero en forma. Si yo tuviera ganas y ánimos me gustaría entrenar y convertir mi cuerpo en eso, sin embargo, era floja y el ejercicio no se me daba y por eso tenía más partes blanditas que duras. Después de una rápida apreciación, solté un suspiro recordando nuestra conversación y de inmediato mis paredes se levantaron, lista para la lucha. – Mira, no estoy haciendo nada, solo estoy comprando mi dispensa así que déjame en paz. Empujé el carrito dispuesta a desaparecer, pero la mujer puso su mano sobre el otro extremo del carrito y me detuvo ¿tanta fuerza tenía? ¿tal vez si debería iniciar una rutina pronto? Digo, solo para poder defenderme. – Espera, no te vayas. Sé que tal vez fui un poco…invasiva, pero es que era la casa de la tía Alice y yo solo quería protegerla, no pensé que eras su hija, yo… – Alto ¿Tía Alice? ¿tú conociste a mi madre? – Ella solía venir aquí a veces ¿no lo sabías? – …Al parecer no sé nada de ella. Todos sus secretos se los llevó a la tumba y yo me sorprendo cada minuto que sigo aquí. El tono amargo en mi voz hizo que la morena se removiera un poco incómoda. Mi lado curioso se moría por preguntar, pero después de Rita, no estaba segura si podía asimilar más datos que no sabía sobre mi madre. – Yo…le comenté a mi esposo sobre ayer y me regañó por mi forma tan ruda de proceder. Así que vine a disculparme, no estuvo bien la manera en la que reaccioné. Solo quiero disculparme y ver si tal vez tú y yo podríamos conocernos, que vengas a cenar en mi casa, ya sabes, ser amigas ¿tal vez? – Espera ¿estás casada? ¿cuántos años tienes? No sabía qué me sorprendía más, el hecho de que siendo tan joven ya se encontraba casada o el hecho que se había disculpado y sugiriendo que quería iniciar una amistad conmigo. La morena bufó divertida por mis preguntas y extendió una de sus manos en forma de saludo. – Hola, soy Jade, tengo 26 años y estoy felizmente casada desde que tengo 18, espero nos llevemos bien. – Mierda, yo soy Abigail, tengo 26 años y no tengo ni perro quien me ladre. El gusto es mío. – Oh, créeme que aquí vas a tener más de un perro ladrando por ti. Entre risas incrédulas tomé la mano de Jade y la sacudí. La verdad no esperaba hacer una amistad tan rápido. Digo, era extrovertida, pero también era introvertida en situaciones nuevas y sin duda esta era una situación muy nueva para mí. No sabía lo que me deparaba el futuro, no sabía si mi potencial amistad con Jade siquiera duraría, pero al menos tenía esa chispa. La chispa de que tal vez este cambio iba atraer algo nuevo y bueno a mi vida.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD