Capítulo 7: Conversaciones tensas

3827 Words
Dahlia se sentía como si fuera a ir a su baile de graduación, lo único que le faltaba era pareja, pensó ella de forma divertida. Admiró su reflejo en el espejo, el vestido resaltaba sus curvas, debía admitirlo, y los tacones hacían verla un poco más alta. El primer problema que tuvo fue que peinado hacerse, por un lado su madre quería hacerle un moño mientras que Gabriela quería hacerle una trenza, sin embargo, Dahlia escogió tenerlo suelto, la verdad es que no quería que jugaran con su cabello. Aunque eso no las detuvo para alisarlo y colocar una pequeña diadema con incrustaciones doradas para combinar con la pedrería de su vestido. El maquillaje ordenó que fuera algo sobrio, no es que le gustaba tener excesivo maquillaje. —Te ves hermosa. —dijo una voz detrás de ella, ocasionando que se diera la vuelta para ver a Myles de traje. Ella sonrió y asintió agradecida por su cumplido. — Llamarás la atención de todos los presentes con tu belleza. —Si no es por eso, será porque ahora todos sabrán que soy una Gilmore. —respondió con fastidio al recordar tal detalle. — ¿Es muy tarde para cancelar todo? — preguntó mirándose otra vez al espejo, esperando notar si le faltaba algo. —Si deseas podemos escapar, pero nos costaría un castigo por parte de Gabriela y de tu madre. —ella hizo una mueca, ya sabía cómo era su madre enojada, no quería saberlo de Gabriela, era irónico que casi todas las madres se enojaran del mismo modo. — ¿Qué es lo que te preocupa? —Lo que me preocupa es todo esto, estoy adentrandome mucho a esta manada y me gusta lo que estoy viendo. —dijo al recordar su pequeña estancia aquí. — No quiero apegarme, eso significaría que no podré salir de este lugar y debo hacerlo porque sino Regina y Kendall molestaran a mi madre y no puedo permitir que eso suceda. El moreno soltó un pequeño suspiro, coincidía con ella en ese aspecto, tanto madre e hija eran capaces de hacer cualquier cosa hacia ambas. Especialmente Regina, quien lo único que deseaba era el poder, era tanto el deseo que no le importaba que hacer con tal de conseguirlo. —Creo que entiendo tu preocupación pero ten en cuenta que esta manada es parte de ti, —se acercó a la castaña y colocó su mano en su hombro en señal de apoyo.— lo único que tiene un lobo para apoyarse es su manada y es normal apegarse un poco a ellos, ya que un lobo solitario no podrá sobrevivir sin ellos. Dahlia pensó un rato sus palabras, era normal que ellos pensaran de ese modo, toda la vida de los licántropos se habían criado así. Pero para ella, vivir sola era normal, tal vez porque fuera humana o porque le habían enseñado que no debía depender de nadie. Sin embargo, lo único importante para ella era su madre, entonces solo considero que su "manada" era su mamá. Antes de que pudiera contestar unos pasos apresurados se escuchó por el pasillo y pudieron ver a una pequeña figura sosteniendo una pistola de juguete. —No quiero ir. —dijo Anthony mientras colocaba una bala de goma en su pistola. —Apoyo a Tony. —Dahlia habló con una sonrisa hacia Myles, quien negó levemente sabiendo que ya habían hablado de eso. —Los dos irán, no está en discusión. —una rubia con vestido azul cargó al pequeño Anthony mientras entraba a la habitación. —Wow Gabriela te ves... —Muy bellísima. —interrumpió Myles a Dahlia, quien tenía un brillo en los ojos al ver a su esposa de cerca. Por un momento Dahlia sintió envidia de cómo ambos parecían muy felices el uno con el otro, su madre no había tenido aquello oportunidad hasta que conoció a su padrastro. Ella quería algo así, una relación estable como la de su madre y Alejandro, quería una relación feliz como la de Myles y Gabriela; siendo ella humana, ¿Podía conseguir aquello? —¿Ya están todos listos? Camila entró a la habitación con un largo abrigo n***o, tapando su vestimenta, a excepción de sus zapatos los cuales eran de color blanco. En su mano sostenía una tela negra, mientras se dirigía a su hija para poder entregarle, ella la miró confundida. —¿Qué es eso? —Una capa. — respondió con obviedad. — Póntelo. —¿Acaso no puedo tener un abrigo largo, ¿Igual que tú? —Necesitamos cubrir tu identidad porque no entraremos por la puerta principal. —Dahlia se mostró aún más confundida, sin entender el porqué tanto misterio. — Debes lucirte, cariño, y la única forma es dándole una buena impresión a los demás. —Supongo que entiendo. —La verdad, no entendía, pero no quería sacar una discusión con su madre en aquel momento, por lo que solo se dedicó a colocarse la capa cubriendo parte de su rostro. Una vez que todos tuvieran todo lo necesario, salieron por la puerta trasera, y caminaron hacia la parte de atrás de la casa del Alfa, sin ser vistos por otros licántropos que ya ingresaban por la entrada principal. Dahlia al ingresar a la casa, se sintió muy tensa, por una vez se sintió desarmada, Camila le ordenó que no llevara cualquier clase de arma ya que habría varios licántropos en la zona, lo que aseguraba mucha seguridad al respecto. Sin embargo, ella no lo vio así, no confiaba en ninguno de los presentes de la reunión, ellos posiblemente no eran tan amigables. —Iré a decirle a Silas que ya estamos aquí. —avisó el moreno acomodando su corbata — También para asegurarme que todo esté en orden. —¿Qué haremos mientras tanto? — preguntó Dahlia mirando en la habitación que estaban del primer piso, debía admitir que el lugar tenía una hermosa decoración pero no lo admitirá con nadie respecto a sus gustos. —Por ahora, solo esperar. Pasaron veinte minutos y Dahlia ya estaba impaciente, odiaba que la hicieran esperar, pero para no fastidiar a su madre, se quedó mirando por la ventana de la habitación, viendo como algunos licántropos llegaban con unas sonrisas en sus rostros. Después de todo, no muchas veces el Alfa hacia un festejo como éste, pues solo lo hacía en momentos muy especiales. La puerta de la habitación fue tocada y Gabriela fue quien se dispuso abrir. Al ver una cabellera castaña, la cual portaba con un vestido rosa pálido, ocasionó que las dos madres se pusieran en alerta conociendo a la mujer que entraba al lugar, a excepción de Dahlia quien miraba con indiferencia a la joven. —Genial, te me apareces hasta en la sopa. —respondió con fastidio mirando nuevamente por la ventana. — Dime tu amenaza y lárgate. —¿Podemos hablar a solas? —preguntó Kendall de manera firme, pero sin sonar arrogante, lo que ocasionó que Dahlia la mirara extrañada, la observó por unos instantes pensando en si dejarla hablar. —¿Vas a intentar matarme, otra vez? —Lo que Dahlia esperó ante su pregunta sarcástica es que su media hermana se enojara, pero ella negó levemente manteniendo la calma, lo que la sorprendió. — Que interesante... —Dahlia, ¿Quieres...? —Gabriela dejó la pregunta en el aire al ver la negativa de ella. —No, ¿Podrían dejarme un rato a solas, por favor? —preguntó a ambas esperando que no se pusieran en desacuerdo. —Claro, estaremos en la otra habitación. —dijo Camila levantándose de su asiento, cargando al pequeño Anthony. —Si llega a suceder algo, no dudes en llamarnos. —No creo que Kendall sea estúpida para hacerme algo, ¿Verdad? —esta vez la otra castaña no tuvo de otra que rodar los ojos, aún así se limitó asentir para evitar que las otras dudaran. — Vayan tranquilas. La rubia asintió un poco más tranquila, y no tuvo de otra que salir con Camila y Anthony de la habitación, dejando solas a Kendall y a Dahlia. Esta última seguía viendo por la ventana a los licántropos llegando con hermosos trajes y vestidos, y la idea de la graduación volvió a su cabeza. —Yo... — Kendall fue la primera en intentar hablar, pero fue callada por las palabras de Dahlia. —Es hermosa tu manada. —admitió ella dejando en tensión a la otra. — Hay cosas que nunca llegaré a entender de su especie, tal vez porque no soy uno de ellos y soy una simple humana. —¿Por qué me dices eso? —¿Por qué tú estás acá si no es para amenazarme? —preguntó con curiosidad ante la llegada de Kendall, mirándola esta vez a la cara, podría esperarse que Myles o incluso Silas llegaran ahí para hablar; Regina no lo haría porque la odia, eso era obvio. Pero jamás imaginó que la mismísima Kendall llegaría. — Desde que llegué aquí lo único que hiciste fue amenazarme o atacarme por lo que no debería disculparme si es que respondo de igual modo. —Lo sé y yo quería pedirte disculpas respecto a eso. —Dahlia alzó una ceja, incrédula ante lo dicho por Kendall, nuevamente ella llegaba a sorprenderla, solo que no confiaba con facilidad sus palabras. —¿Ahora quién te está amenazando a ti? —preguntó con burla ocasionando que Kendall hiciera una mueca, Dahlia no desaprovecha la oportunidad de burlarse de los que la fastidian. —Nadie me amenaza. —respondió con dureza. —Papá... —Dirás tú padre. —Kendall frunció el ceño pensando en lo que Dahlia había dicho. — No me lo tomes a mal, Silas podrá ser el que ayudó a que me engendraran, pero no es un padre para mi. —¿Por qué? —Intentó preguntar, pero Dahlia nuevamente se dio la vuelta a la ventana pues no quería dar explicaciones respecto a eso. — Como sea, Silas me dijo que todo lo que habías dicho era cierto. —¿En serio? ¿Te dijo que no quiero ser Alfa y que no quiero quedarme en esta manada? —la otra asintió ante su pregunta. — Si es así, ¿Por qué no preguntaste primero antes de atacarme? —Es por eso que vengo a disculparme, yo pensé que lo que decías era mentira. Estoy aquí para enmendar mi error. La joven Booker asintió comprendiendo lo que decía y se puso a pensar en si debía aceptar sus disculpas o no. Después de todo, ella casi la hiere en el bosque, de no ser por Myles, ella en este momento habría estado pensando en cómo asesinarla o hacer una pequeña venganza, quién sabe... —De acuerdo, te perdono. —dijo con aburrimiento, mientras acomodaba su cabello para atrás. — Posiblemente nos volvamos a pelear, pero por cosas banales... —Ya que estamos en paz, podrías decirme, ¿Por qué no ves a Silas como tu padre? —Ay, Kendall... —Soltó un suspiro de fastidio como si aquello fuera demasiado aburrido explicarlo, aún así se dispuso a contestarle. — Ponte en mi lugar, digamos que después de dieciocho años conoces a tu... progenitor. —dijo esto último con duda, sin saber exactamente cómo llamarlo. — Te das con la sorpresa de que es el mismo hombre que juró amar y proteger a tu madre, aunque este no cumplió con la promesa y se fue con una... —hizo un sonido fingido de tos guardando en su interior una grosería o adjetivo para la madre de Kendall, no le apetecía comenzar otra discusión. — licántropa. En fin, ¿Tú le perdonarías por el daño que hizo a tu madre? Y no solo es el daño emocional, sino también el daño que le hizo delante de toda la manada dejándola en ridículo, ¿Lo harías, Kendall? ¿Perdonarías aquel ser para llamarlo papá? Kendall quedó muda ante su explicación, si ella se ponía en su situación era muy difícil decidir; de por sí, a ella se le complicaba perdonar a otro persona si es que le hacía tal daño. —No, no lo haría. —Si... eso diría una persona normal cegada por la ira. —habló con tranquilidad, a la vez que acomodaba su túnica, la cual aún no se había sacado. — Lo curioso es que tú y yo no somos personas normales, tú eres una licántropa y yo soy hija de uno. —¿Y? —Kendall, yo no soy una persona tan rencorosa, si así fuera, yo no te podría haber perdonado. —dijo en voz neutral para que la otra entendiera que ella no estaba sacando a relucir sus cualidades. — Considerame una persona benevolente, por lo que esperaría a que mi progenitor pidiera las disculpas necesarias y si es posible llegar a un acuerdo para conocernos mejor, posiblemente lo trate como un padre, o tal vez no. La chica de vestido rosa, no supo qué más decir, Dahlia era más calmada y lógica ante los problemas que le presentaban, algo que a muchos Alfas les era necesario cuando había problemas en sus manadas. Por un momento, quiso actuar así con anterioridad, todo el mundo esperaba que ella fuera una gran Alfa para su manada, a veces no creía estar a la altura de los demás. —Supongo que ya hemos terminado nuestra conversación, espero podamos llevar esta clase de tregua... —Sí, me parece bien. —Kendall se dio media vuelta dispuesta a salir de la habitación, no sin antes escuchar las palabras de Dahlia. —Creo que sí te mentí en algo. —Kendall frunció el ceño y miró el rostro de Dahlia, pero ella tenía su vista fija en la ventana. — Es cierto que no quiero ser Alfa, pero lo que sí es mentira es que no quiera quedarme en esta manada. —¿Tú...? —Sin embargo, me iré una vez acabe este problema, tú serás la Alfa y es posible que tu madre controle nuevamente tus decisiones. —La castaña quiso preguntar cómo es que ella se había enterado sobre eso. —No fue tan difícil, solo tuve que ver cómo se comporta ella contigo en nuestra primera reunión. —¿Tan fácil es analizarnos? —Es fácil para mí, porque soy muy meticulosa, para otros es fácil engañarlos, no se darían cuenta aún si lo vieran de frente. —respondió dejando a Kendall un poco más tranquila, ya que era verdad lo que decía al escuchar los latidos de su corazón. — No es novedad, que tu madre me odia tanto como a mi mamá, ¿Acaso crees que estará contenta de que la ex de su esposo, quien es su compañera de vida, esté rondando en su manada? —preguntó esto último con mayor sarcasmo, sabiendo con obviedad la respuesta. — No permitiré que alguien más le haga daño a mi mamá, por eso nos iremos, así podrá controlar a todos excepto a nosotras. Y con esas últimas palabras le dio la espalda a Kendall, dando por finalizado su conversación. Ella no tuvo de otra que salir de aquel lugar, pensando en todo lo que le había dicho, especialmente de su madre. Una vez que estuvo sola, Dahlia se permitió relajarse, ya le había dejado las cosas claras a la que era su media hermana, era cuestión de ella si debía prestarle atención o ignorarlas. La puerta fue abierta, y Dahlia pensó que era Kendall otra vez, pero se relajó al ver a Myles entrando con una sonrisa, la cual se apagó al no encontrar a los demás. —¿Por qué estás sola? —Tuve una conversación con mi hermanita. —esto preocupó al Beta, quien se acercó para asegurarse de que ella se encontraba bien. — No me hizo nada... —¿Y de qué hablaron? —Te lo cuento después, ¿Ya es hora? —entonces Myles se percató de la hora y asintió efusivamente. — Ellas están en la otra habitación. El moreno asintió y le dijo que era momento de salir por lo que ambos salieron para buscar a Camila, Gabriela y Anthony. Las dos madres pidieron explicación de lo que Dahlia y Kendall hablaron pero ella les respondió del mismo modo a Myles, ya que los invitados aguardaban en el jardín principal la cual se había convertido en un lugar adecuado para celebrar, hasta había baldosas encima del césped para que pudieran movilizarse. Myles pidió los abrigos de Camila y Dahlia, para que ambas pudieran salir. Cuando Camila se quitó su abrigo n***o, su hija pudo apreciar el hermoso vestido blanco que portaba, a diferencia de otras mujeres ella no lo llevaba largo, el corte era hasta un poco antes de las rodillas, haciendo lucir sus piernas. —Mamá, estás bellísima. —Camila sonrió agradecida por el cumplido de su hija a la vez que se acomodaba su cabello. —Nosotros estaremos a un lado, si tienen alguna duda no duden en llamarnos. —dijo Gabriela intentando calmar los nervios de ambas, ya que serían presentadas por muchas personas. — Cuando escuches tu nombre, las dos salen. Madre e hija asintieron y vieron como la familia Peterson fueron a sus respectivos lugares. Frente a la manada se encontraba Silas dando un discurso el cual Dahlia no le puso atención, a excepción de su madre quien intentaba calmar su respiración. —Todo estará bien, mamá. —La castaña sostuvo su mano en un intento de mostrarle su apoyo. — No hay de qué preocuparse. Camila asintió un poco más tranquila, ante las palabras de aliento de su hija. Por un momento, agradeció que Dahlia existiera en su vida, y agradeció a la Luna por haberle dado aquella bendición. Mientras que a Dahlia, lo único que le venía a la cabeza era la pequeña plática que tuvo con Kendall, y que debía ser fuerte para lo que se le avecinaba. —Me es grato presentarles a mi hija, espero que la cuiden y la respeten. —se escuchó la voz de Silas sacando de los pensamientos a ambas mujeres. — Con ustedes, Dahlia Gilmore. La castaña rodó los ojos debido al apellido, de una vez por todas debía ir acostumbrado a que ya no era Booker, sino una Gilmore. Pero tuvo que cambiar de expresión al ver que su madre le instaba a caminar. Con serenidad se acercó al lado de su padre que aguardaba su llegada. Mientras que su madre se colocó a su otro lado para evitar juntarse con su ex amor. Los murmullos no faltaron en la celebración, pues les era sorprendente que el Alfa tuviera otra hija y especialmente con su ex compañera. Dahlia pudo reconocer algunos rostros que había visto en los entrenamientos, hasta que pudo ver a Lucas, quien estaba sorprendido desde su lugar. Esto conlleva a que la castaña sonriera de lado al notar la impresión de todos. Después de presentarla, Silas les pidió que celebraran con él la llegada de su hija, y todos se dispersaron para poder ir a divertirse. Antes de que Dahlia fuera con su madre y los Peterson, su padre se puso delante de ella, en su cara se notaba una pequeña sonrisa, a lo cual ella tuvo que corresponder con falsedad. —Estás muy hermosa, Dahlia. —Supongo que... gracias. —respondió con una sonrisa tensa, ya que había muchos invitados a tal ceremonia y algunos miraban en su dirección. —Quiero presentar a unos amigos míos. —alzó su brazo para poder llevarla hacia ellos y ella no tuvo de otra que aceptar. Caminaron un rato hasta que Dahlia pudo ver a cuatro adultos riendo entre ellos, es entonces que recordó cuando su madre le explicó que vendrían unos Alfas, por lo que pudo suponer que ellos eran esos líderes de manadas. Cuando llegaron a su lado, los cuatros adultos sonrieron al ver a Silas, pero se impresionaron por ver a su hija. —Dahlia, ellos son Marcos, Oliver, Tristán y Gael. — señaló respectivamente a cada hombre, que asintieron o mostraron una sonrisa a la hija de Silas. — Son Alfas y mis mejores amigos. —Un gusto en conocerlos. —saludó Dahlia con un asentamiento en la cabeza. —Es sorprendente lo mucho que te pareces a tu madre. —dijo aquel hombre que se hacía llamar Tristán, los otros asintieron de acuerdo con él. — ¿Cómo es así que recién nos enteramos que tuviste una hija con Camila? —Ante tal pregunta, el Alfa Silas no supo qué responder entonces fue cuestión de la joven responder por él. —No era necesario saberlo. — dijo llamando la atención de los cinco presentes. — Mi madre quería una vida tranquila, y como soy humana no tengo mucho que aportar a esta manada. — respondió con sencillez, porque no era totalmente mentira lo que decía, por lo que si escuchaban los latidos de su corazón no dudarán en confiar en ella. — Recién se hizo esta presentación porque la manada merecía saber que él tenía otra hija, ¿No es así papá? —preguntó al hombre de ojos azules, quien se le agitó el corazón al no creer que Dahlia le diría por una vez papá, aunque sea por esas circunstancias. Silas asintió con una sonrisa. — Además, era necesario porque nos vamos a ver a fin de mes. —¿Fin de mes? —preguntó extrañado Oliver después de beber su copa con champagne. — ¿Irás a la reunión de los Alfas? —Sí, tenemos algunos asuntos que resolver. — compartió una mirada con su padre, de todas maneras, sus amigos se iban a enterar que es lo que sucedía. — Aunque creo que podemos llegar una solución más civilizada. —¿Qué sucede? —preguntó con preocupación Marcos, al ver la seriedad de padre e hija. — ¿Es tan malo para que tengan que hablarlo en la reunión? —No tanto así. —respondió esta vez Silas. — Dahlia tiene el derecho para ser Alfa, pero no quiere el puesto y prefiere dárselo a Kendall, sin la necesidad de pelear por él. —¿Por qué? —preguntó esta vez Gael, sin entenderlo. — Ser un Alfa es el mayor honor de ser un licántropo. —Lamentablemente yo no soy licántropa. —dijo la castaña con una mueca de pena, aunque lo que dijo sí era mentira. — Por eso creo que Kendall merece el puesto, porque ella estuvo desde temprana edad aprendiendo y conociendo a la manada, ella es más merecedora del puesto. La conversación tomó un rumbo distinto, mientras que a unos metros de ellos, Kendall e Iván habían escuchado atentamente la conversación de Dahlia con los Alfas, y la castaña no sabía cómo sentirse al respecto, tenía tantos sentimientos encontrados desde la conversación que tuvieron en aquella habitación, su mejor amigo estaba enterado de todo lo que había pasado, puesto que una vez terminó Silas la presentación de Dahlia, Kendall fue a contárselo todo. —¿Kendall? ¿Estás bien? —No lo sé, — respondió con sinceridad asombrando a su mejor amigo. — no sé qué pensar de ella. —Bueno, hasta ahora, ella no te ha dado motivo de desconfianza y en verdad se nota que solo quiere irse de aquí con su madre. —Iván aprovechó que un mesero se acercó con unos pequeños bocadillos y sostuvo algunos.— ¿Entonces por qué no llevar la fiesta en paz? —Tal vez tengas razón, pero... —¿Aún crees en las palabras de tu madre? —preguntó, aunque ya sabía la respuesta. — No sé qué más quieres, hay evidencias de que en serio ellas no están aquí por propia voluntad y además Dahlia está hablando con los Alfas para que crean que serás una gran Alfa. —señaló disimuladamente hacia la humana que aún seguía hablando con los amigos de su padre. — Aunque es normal que desconfíes, no la conoces de todo. —¿Qué me sugieres que haga? —el licántropo se llevó un chocolate a la boca, pensando seriamente en su pregunta. —No creo que haga algo en tu contra si su madre está aquí, así que yo creo que deberías confiar en sus palabras. Kendall asintió, ya que su amigo Iván no le diría algo si es que no la beneficiaba, además, que él siempre ha estado ahí para apoyarla. Sin embargo, la pequeña duda estaba ahí, plantada por su madre, y si bien le aconsejaban que no debía seguir las palabras de la Luna actual de la manada, había cierto sentimiento que le impulsaba a no olvidarlo.

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