Siento los ojos de mi padre sobre mí, al tiempo que estoy recogiendo mi cabello en una coleta. —Entonces, ¿Me dices que Hudson Evans se encontró con ustedes por casualidad en el Moll? —Así es—murmuro, mirando a través del espejo de mi tocador. —Y, ¿Los invito a cuenta de qué? Ruedo los ojos. —Nos invitó—corrijo—Lo hizo por Eric—me volteo—Además, recuerda que es mi próximo cliente. Se acerca despacio. —Ahora dime, que la luna es de queso. —Papá. —Te gusta ese hombre—murmura—No hace falta que me lo digas, puedo verlo a kilómetros de distancia. Miro a un lado. —No voy a hablar sobre eso—replico alejándome—¿Vienes con nosotros, o no? —Si no hay más remedio—responde en tono dramático. Sonrío. Él es un fanático. Al ver que no me va a sacar más, sale de mi habitación. Respiro prof

