Lo que Hudson acaba de hacer no tiene precedentes. Estoy sentada en el sofá que minutos atrás su madre ocupaba. Él, está de pie en medio del salón y me mira atentamente. — Sé que irme no era la solución — comienza— También, sé que debí al menos decirte que necesitaba pensar los últimos acontecimientos. Suspira cuando ve que no respondo. — Lo que ocurrió me tomo de sorpresa y me dolió que no confiaras en mí. — Perdón por no adjuntar en el currículo mis problemas de adicción— digo en tono sarcástico. — No me refiero a eso—su semblante es serio—Hablo de que, la mujer de la que estoy enamorado, no confió en mí. — Iba a decírtelo, simplemente necesitaba el valor para hacerlo— confieso— Tenía miedo de tu rechazo— niego — Y, mis temores se hicieron realidad. Tomo mi bolso y me pongo en pie

