Al llegar al hotel donde se estará llevando a cabo el evento, los nervios me pueden. A mi lado, Hudson debe sentir mi inquietud porque me aprieta la mano que descansa sobre su antebrazo mientras nos acercamos a la entrada.
No me pasa por alto, algunas miradas de curiosidad que me dan. Pero, no dispuesta a sentirme menos levanto la cara y continuo mi camino junto Hudson tratando de relajarme.
— ¿Estás bien? — susurra, Hudson cuando entramos al salón.
— Perfecta — replico. Me ordeno sonreír y disfrutar del momento.
Todo el lugar brilla y está presto para una magnífica noche.
Hudson me había dicho que era una recaudación de fondos para el hospital de niños con cáncer, el programa apoya a familias que no poseen los recursos para hacerle frente al tratamiento.
— ¡Al fin llegas!
Frente a
