"Paso por ti" decía el mensaje que recibí pasada la una de la tarde. Agradecí al cielo que de pronto fuera indulgente conmigo. Pasadas las dos de la tarde llegó Benjamín al resort, justo en el momento en que la señora y su sobrino salían para invitarme a comer con ellos. Me negué por obvias razones. La señora lo entendió y no insistió. —Vamos por mi pequeña —pedí a Benjamín mientras caminábamos al estacionamiento, entonces escuché algo caer en peso tras de nosotros. Nos giramos para descubrir que Miguel había tirado su portafolio, probablemente sin querer. Pretendí que no me importaba y seguí caminando, arrastrando conmigo a Benjamín. Entramos al auto y el hombre que me dirigiría a casa preguntó si yo estaba bien. Asentí, pero no me creyó, y dijo que estaba dispuesto a escucharlo en cu

