Capítulo 3. El director.

1197 Words
Aprendemos de los fracasos, no de los éxitos. ~Bram Stoker. ▪︎▪︎▪︎▪︎▪︎▪︎▪︎▪︎▪︎▪︎ Salimos de aquella casa, caminamos por aquel pueblo. Hoy no había neblina, de echo era un día agradable, había mucha vegetación en aquel lugar, «No vayas al bosque por que puedes perderte, es muy grande», me advirtió mi tía. Había algunas casas y después llegamos al centro del pueblo, había algunos locales, una lavandería, una tienda de 24 horas, un restaurante, estaba la oficina de policía, había un hotel con sólo cuatro habitaciones, había un taller, un mini hospital con solo dos doctores y algunos otros locales más, los cuales debería de explorar después cuando tuviera más tiempo. Atravesamos el centro del pueblo, había algunas personas, más casas, y no eran precisamente granjeros locos como creía, de echo todos eran muy…, normales. Caminar no era lo mío, ¿Pero tenía otra opción?, no, no tenía otra opción, sin duda tendría que aprender a usar esa bicicleta. Debo de decir que decepción, no fue justo lo que sentí, al ver aquella…, aquella, universidad, solo era un edificio de tres pisos, un estacionamiento con solo tres autos y un montón de bicicletas aparcadas en aquel lugar. —No te lo había dicho, pero aquí mismo esta la preparatoria y la secundaria. —¿Qué?. —Si, son pocos estudiantes, así que fusionaron todo, no te preocupes dan títulos profesionales de verdad, no es cómo Oxford pero…. Es algo. Tenía ganas de soltarme a llorar, pero me contuve por que dos adolescentes pasaron corriendo a mi lado. —Bueno, te dejo, ten un lindo día, ¿Sabes como volver?. —Si, no es tan difícil. —Perfecto, nos vemos en casa entonces. Yo suspiré y entré a aquel edificio, automáticamente todos me miraron. Había casilleros en la entrada y parecía que era temprano, así que aún no había muchos estudiantes, yo miré la hoja que mi tía me dio, era una hoja con el plan de estudios, y aun tenia que entregar mi trámite de equivalencia de materias, así que fui directo a la dirección, era un lugar raro, pues no tenían un servicio estudiantil, todo parecía llevarlo la dirección del plantel, supongo que era debido a que era un lugar pequeño. Fui hasta ahí y me topé con una mujer, una mujer muy llamativa, era curvilínea, castaña y con hermosos ojos, de piel blanca y con una vestimenta muy bonita y elegante. —Hola, buenos días. La mujer me miró y sonrió, —¿Eres Lucy West?. —Si, así es. —Pasa, el director te está esperando — dijo y se lamio los labios de una manera extraña, me hizo sentir un poco desnuda, la forma en la que me veía, no lo sé, tal vez era por mis nervios. Sonreí con incomodidad y fui a tocar la puerta antes de entrar y apenas di un paso adentro, sentí una corriente helada, en aquel sitio hacia mucho frío, me arreglé mi abrigo y noté que estaba muy oscuro. —Hola… —dije al no ver a nadie, entré de todos modos y miré el escritorio vacío, me giré para salir de aquel lugar, cuando escuché una voz detrás de mi, que me hizo detenerme. —Lucy West. Yo volteé y parpadee confundida, ¿De dónde había salido aquel hombre?, era el vecino, el tipo guapo y elegante, intimidante y exótico hasta el último cabello en su ser. —Si, Buenos días — dije y di un paso hacia él, era aterrador, así que no estaba segura de ¿Por que me acerqué?. Él me examinaba a detalle, justo como la mujer que estaba afuera, solo que con más intensidad, me estaba poniendo incómoda, así que apresuré las cosas. —Traje mis papeles que faltaron, mi tía me dijo que…. —Está bien—me interrumpió él, —Ya arreglé todo, estabas tomando derecho, ¿Verdad?. —Si, así es. —Tenemos ocho estudiantes en esa carrera, contigo serían nueve, esfuérzate. Yo tragué saliva, aquel hombre en verdad me parecía fascinante, y a la vez me daba algo de miedo, como si estuviera viendo un hermoso perro con rabia, sabes que es bonito, pero también sabes que acercarte puede ser mortal. —Bien. —No eres como las demás —Mencionó él. —¿Disculpe?. —Tú olor, es diferente—Dijo mientras su mirada se escurecía de un modo perturbador. ‘Okey… aquello sonó muy raro’, —Es Perry Ellis— aclaré, él solo me observó y yo me encogí en hombros, me sentía un poco fuera de contexto, —El aroma, es por el perfume, supongo, es Perry Ellis. —Claro, eso debe ser— dijo él y sonrió. Al verlo sonreír sentí un hormigueo en el estómago, por lo general no era una mujer con pensamientos morbosos, pero ese hombre me hacía pensar en cosas sucias. Una vez que salí de aquella oficina la cual me hacía sentir como una sardina en una lata, sin oxígeno y apretada, fui a mi primer clase, todos me veían como si yo fuese un extraterrestre, y yo solo trataba de sonreír y ser agradable. —¡Hola!. ‘Mierda’, yo pegué un brinco y una risa se escuchó detrás de mi. —Perdona no quería asustarte. Yo miré a un chico, tenía el cabello largo y despeinado, usaba una camisa a cuadros de color gris y unos pantalones ajustados de color n***o, usaba delineador n***o alrededor de sus ojos y sus labios estaban pintados de un n***o intenso. —La intensión es la que cuenta —mencioné. —Eres la chica West, ¿Cierto?. —Si, Lucy. —Yo soy, Been, con doble e. —Mucho gusto. —Pertenezco al club de ocultismo, ¿Te gustaría ser parte de él?. —¡Oye raro!, deja a la señorita— dijo otro chico que llegó hasta Been y le dio un golpe en la cabeza, lo abrazó con fuerza y despeinó su cabello, era el típico chico musculoso y engreído, —¿Te está molestando?, no le hagas caso es el raro de este pueblo, un día de estos lo quemaremos vivo. —¿Esa es una amenaza de muerte? —pregunté, —Por qué es un delito, ¿Si lo sabías no?, si algo le pasa a Been y me preguntan, diré que tú amenazaste con matarlo, no deberías de ir diciendo esas cosas por ahí, puedes meterte en líos, aunque viéndote, me doy cuenta de que eres tonto por naturaleza. —¿Qué dijiste? —preguntó aquel chico tratando de procesar lo que le dije. Un carraspeo se escuchó detrás de mí y aquel chico soltó a Been de inmediato. —¿Están jugando?. Yo voltee y miré a un hombre sumamente encantador, tenía esa piel lechosa y esos labios rojos opaco, parecía perfecto, pero era realmente intimidante, había algo a su alrededor, un aura oscura que daba miedo, se me erizó la piel y tenía ganas de esconderme, era un reflejo que despertó en mi, pero pude controlarlo y solo me quedé ahí de pie, mirándolo fijamente.
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