Nosotros entramos sin que nos importará el hecho de que la prensa hacía miles de preguntas relacionadas con nuestro supuesto enlace matrimonial. Llegamos a la oficina de la difunta señora Sallow y fue en ese momento que Astrid soltó mi mano. — Te agradezco lo que hiciste pero ahora las habladurías van a aumentar — ella resopló cansada — ahora la prensa no va a estar solo detrás de mí sino también de ti. — No te preocupes que no soy un niño indefenso, además no es como si no estuviera acostumbrado al acoso de la prensa — hice un mohín de descaro — ellos ni siquiera me dejaron pasar la pérdida de Gabrielle en completa paz, siempre había alguno detrás de mí buscando una historia más trágica de la que ya había; en fin, es algo que ya hice y no hay vuelta atrás. — Te lo agradezco, quiero hab

