Capítulo 7. La sorpresa.

923 Words
Como suponía, por la mañana me desperté completamente destrozada. Mamá estaba en la cocina haciendo el desayuno. Cogí una taza de café y le di un sorbo. Una bebida caliente y agria me quemó la garganta, pero puso la cabeza en su sitio. - Espera, no puse el azúcar, - me avisó mamá tarde. - ¿Por qué no te duchas primero? - Bien, primero me voy a la ducha, - acepté y devolví la taza a la mesa. Cuando me quedé bajo los chorros del agua caliente, me calmé aún más y pensé, que, si me gustó tanto Iván, debería ganar su amor de nuevo y sacarme de la cabeza todo el disparate de mis viajes al pasado. Y para eso debería sacarle a Tatiana toda la información sobre él. Tal vez está casado o tiene novia. Por alguna razón, pensé que él me esperaba, porque la certeza de que Iván era para mí, no quería dejar mi cabeza en paz. Es decir, tener que dejarlo para otra, era impensable para mí. Especialmente cuando las imágenes de la memoria eran tan reales. "¡Para! ¡No empieces! ", - ordené yo a mí misma y salí de la ducha. - ¿Estás lista para contarme lo que te pasó ayer? - pregunto mi madre, cuando me senté en la mesa. - Sí, pero en general no pasó nada especial, sólo unos idiotas querían molestarnos en el restaurante y tuve que enfrentarme a ellos, - me reí. - Espera, ¿cómo enfrentarte? - se preocupó mi madre. - Mamá, lo dije figurativo, no pasó nada, y el hermano de Tatiana me llevó a casa, - empecé a tranquilizar a mi pobre progenitora. No tenía por qué preocuparse. ¿Por mi fantasía enferma? Mamá ya asumía por mi culpa demasiados disgustos. Ahora mejor que piense en ir de vacaciones con la persona a la que ama. Ya puedo resolverlo sola. - ¿Tatiana tiene un hermano? - Ella tiene dos. Uno, como yo, está en coma y ahora está en el centro de rehabilitación donde estuve yo. - Pobre niño, - respiró mamá, ella como nadie sabía lo difícil que era salir del coma y volver a la vida. - ¿Sabes? Ahora su médico será el doctor Ferreiro. – le dije. - ¡Qué bien! Eso es maravilloso, - dijo, - tal vez tengas suerte y vas a las practicas con él. Es un verdadero genio, aunque tiene unos métodos raros. - No estaba pensando en eso. Tengo que hablar con la universidad, si hay plazas. Estoy en su programa. - dije y pensé, que sería una experiencia inolvidable. - Tu pregunta en la universidad y yo hablaré con Sergio, - dijo y se sonrojó, como una niña. - ¿Qué piensas hacer esta noche? ¿Porque no vas a un sitio con él? - Sergio me invitó al teatro. ¿No te importa? - ¡Mamá, no seas una niña pequeña! Por supuesto que no me importa, al revés, estoy muy a favor, - me reí y la abracé. - Ya sabes, te has vuelto demasiado adulta después de todo, - dijo tristemente. - ¿Así que eso es malo? Pronto cumplo veintiún años, - sonreí. - Vale, corre, o llegas tarde a la universidad, - me apresuró. Cuando llegué a la universidad, recibí una sorpresa de infarto. En la entrada principal estaba esperándome el tipo del restaurante, al cual yo golpeé su cara contra nuestra mesa. Estaba muy gracioso con un ramo de flores y moretones bajo los ojos. Me vio y se acercó. - Hola, Anastasia, quería pedirte perdón por mi comportamiento y el de mis amigos, que te arruinamos la noche, - se disculpó y me tendió un ramo de flores bonitas. - De acuerdo, todo está olvidado, - sonreí sin dejar de ver sus moretones. - En realidad, no somos completamente imbéciles. Solo estábamos celebrando mi primer gran contrato y nos pasamos un poco con la bebida. Tengo una firma de ciberseguridad, - explicó el hombre. - ¿No te duele? - pregunté - Nada, me lo merecía, - sonrió, frotándose la nariz. - ¿Espero que no te haya roto nada? - No. Me llamó Timoteo, pero todos me llaman Tim. -  Se presentó y me tendió la mano. - Y yo soy Anastasia, - le apreté la mano. -  Yo sé quién eres, Anastasia Vampilova, la campeona de Rusia de Taekwondo, - dijo. - ¿Cómo lo sabes? - Soy el informático más guay de la ciudad. - contestó con cierto orgullo. - Entonces sabes todo sobre mí y no es justo, porque yo no sé nada sobre ti, - me reí. - Si quieres, te recogeré en el Club Deportivo por la tarde, después del entrenamiento y te contaré todo sobre mí, - propuso. - Vale, ¿ya sabes a qué hora termino? - Lo miré con interés. - Más o menos, - sonrió. - Entonces, hasta la tarde, - dije y corrí por las escaleras a la universidad. Su aparición delante todo el mundo, su disculpa con un ramo de flores me sorprendió y me animó a la vez. A pesar del incidente de ayer, no estaba enojada con él. Y después de su disculpa, realmente quería conocer a este tipo. Yo perdí todos los amigos en este año aciago, así que quería tener nuevos. Timoteo me pareció un buen candidato a ser mi amigo. Al menos hablar con él, me dio un respiro al cerebro, que no paraba de pensar en Iván.
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