La Caída al Río
Björn observó aterrado cómo la joven abría los brazos en un intento de aferrarse a algo para luego, finalmente, caer al agua helada. El joven dudó por un segundo, pero sus instintos reaccionaron y se lanzó tras ella. Lo último que escuchó fueron los gritos de los otros guías en la orilla mientras el agua los arrastraba.
Wen sintió el choque del agua helada contra su cuerpo caliente. Fue tan intenso que no pudo encontrar las palabras para describir sus sensaciones. Parecían cortar su cuerpo como mil navajas a pesar de llevar unos jeans y una gruesa parka, la que ahora parecía pesar demasiado. Jadeó braceando para afirmarse de algo, pero la corriente la llevaba con velocidad vertiginosa, tosía agua mientras los escombros en el agua la golpeaban. Si esto seguía, se ahogaría o moriría de hipotermia, se estaba cansando y tenía el cuerpo entumecido. Se estaba quedando sin fuerzas por lo que cerró los ojos, se dejó llevar y, cuando estaba comenzando a despedirse de su madre, disculpándose por no haber logrado llegar, un fuerte brazo la sujetó y la tiró violentamente hacia arriba.
La joven jadeó con desesperación cuando sintió el aire helado en su rostro, tratando de recuperar el aliento. Se volvió para ver que el hombre que la había perseguido, ahora la agarraba por la cintura mientras el agua los arrastraba rio abajo.
- ¡Cabeza arriba, esper! - le gritó Björn - ¡Sujétate fuerte!
- ¡Casi no siento mis piernas! - gritó aferrándose a él como un gato mojado - ¡Moriremos!
- No moriremos aquí. - la regañó acomodándola a un costado apretando los dientes al tiempo que se agarraba de una roca con una fuerza sorprendente, deteniendo su desplazamiento.
El agua los golpeaba sin piedad haciendo que Wen temblara visiblemente.
- Vamos. - le dijo Björn flexionando el cuerpo para levantarla en un envión para dejarla sobre la roca y luego seguirla dejándose caer de espaldas al tiempo que trataba de recuperar el aliento después del esfuerzo. Su pecho subía y bajaba con rapidez con cada respiración.
- ¡¿Estás loco?! - dijo la joven estremeciéndose por el aire frío que mordía su piel, encogiéndose y abrazando sus rodillas para tratar de conservar el calor - ¡Pudiste matarte!
- Gracias… - le dijo el joven girando la cabeza para mirarla.
- ¿?
- Por salvarte la vida. - La joven lo miró perpleja, pero no respondió - Oye. - le dijo Björn incorporándose para revisarla, recorriendo sus brazos y rostro con sus manos - ¡Esper! - le dijo agarrándole la cara con las manos cuando la vio palidecer.
- Tengo frio. - murmuró y Björn se preocupó cuando vio que sus labios se estaban poniendo azules. Miró hacia los lados hasta que ubicó una abertura en la roca. Podría ser una cueva o tener el espacio suficiente para cobijarlos.
- Vamos. - dijo levantándose y tirando de ella para ayudarla a caminar hacia la abertura - Tenemos que calentarte.
Wen miró al hombre que la afirmaba con fuerza tirando de ella como si fuera una muñeca, el que tenía una expresión decidida y concentrada.
- Estamos muy lejos del grupo. Avanzamos con la corriente. – le dijo girando la cabeza para mirarla con el cabello empapado y el agua escurriendo por su rostro con los ojos brillando con intensidad - Parece que estamos solos por el momento, esper. Tengo que mantenerte viva o no me dejarán volver a casa.
- Wen… - murmuró mientras que sus ojos se cerraban, viendo como el hombre la miraba a los ojos sorprendido antes de desmayarse. – Mi nombre es Wen.
Horas más tarde, la joven se movió perezosa. Sentía los parpados pesados y le dolía el cuerpo. Estaba agotada.
- ¿Esper? - escuchó una voz cerca de ella, intensa y algo ansiosa. Wen gimió abriendo los ojos lentamente como si eso evitara ver a la persona que estaba a su lado. Pestañeó varias veces para enfocar la vista en el lugar donde se encontraban - ¿Estás bien?
- ¿Dónde estamos? - su voz sonó ronca y rasposa.
Björn miró a su alrededor y le sonrió.
A Wen le pareció una bonita sonrisa, la que suavizaba la expresión dura que se dibujaba en la mandíbula recta y firme.
- Es una grieta con suficiente espacio para poder acostarte y yo pueda sentarme sin golpearme en la cabeza.
Wen lo observó con cuidado. Estaba sin la parka y sin su chaqueta, solo tenía una camiseta sin mangas de color blanco. ¿No era un clima de invierno? Nevaba casi todo el año, el hielo y frío era parte de ese entorno ¿Estaba loco? Recorrió con la mirada a su alrededor y vio una mochila abierta junto a un pequeño dispositivo entre ambos, el que iluminaba el lugar y emitía un poco de calor.
Björn extendió una pequeña botella con un líquido trasparente.
- Bebe un poco. Es agua. - le ordenó - No tenemos más, por lo que hazla durar hasta que podamos irnos. La joven asintió bebiendo un par de sorbos y se la devolvió.
- Gracias. - le dijo con una voz más clara sin apartar la vista, curiosa por los tatuajes de estilo tribal de color n***o que rodeaban su brazo. Su cuerpo estaba en forma y tonificado - ¿Eres un guía? - le preguntó mirando sus ropas - ¿Con tatuajes?
El joven se rio mirándose a si mismo.
- Soy un guía. - le dijo - Mi nombre es Anderas Björn ¿Cómo te llamas?
- Tanwen. - murmuró - Me llaman Wen - lo miró - ¿No tienes frio?
- No soy inmune al frío. - le dijo con una mueca divertida - Tienes mi chaqueta mientras trato de secar tu ropa.
Wen abrió los ojos como platos tanteando la ropa que la cubría. La chaqueta del guía la cubría hasta medio muslo ¿La había desnudado? Demonios, que vergüenza. Casi se rio cuando pensó, agradecida, que llevaba ropa limpia y bonita. No podía avergonzarse tanto si consideraba que el toque del guía implicaba contacto físico, desde besos hasta sexo, pero no era lo mismo que te desnudara un hombre mientras estabas inconsciente.
- Oh, lo siento.- le dijo sonrojada hasta las orejas - ¿Cuánto tiempo estuve desmayada?
- Un par de horas. - le dijo girándose para buscar dentro de su mochila y le entregó una barra de cereal que llevaba en una bolsa hermética junto a otras - Tendremos que movernos solos ahora. - señaló su brazalete. Se veía normal, pero cuando lo observó con más atención vio que el dispositivo central estaba roto. Debía haberse golpeado con los escombros del rio - ¿Por qué no usas el tuyo? - le preguntó.
La joven miró su muñeca.
- También está roto. - dijo sin mirarlo - Cuando salí de la Cúpula me caí del techo del Centro de Entrenamiento. - se rio desganada - No caí muy bien.
- ¿Qué pasará ahora? - le preguntó temerosa.
- Mis órdenes son llevarte de regreso a la Cúpula. - le dijo con seriedad - Saldremos de aquí y avanzaremos hasta que nos encontremos con mi equipo. Nos buscarán.
- ¿Es realmente necesario regresar de inmediato? - le preguntó de improviso.
Björn la miró como si tuviera tres ojos.
- No estamos de vacaciones aquí. - se burló - Se te considera un esper renegado. Es una suerte si no quedas recluida por el resto de tu vida.
- No me niego a regresar. - dijo la joven con calma sorprendiéndole - Sólo quiero despedirme de mi madre.
- ¿Por qué no esperaste a que se aprobaran tus solicitudes? - le preguntó.
- Porque nunca iban a ser aprobadas. - suspiró sin dar más detalles - Mi madre está enferma y no tengo mucho tiempo. Solo quiero despedirme.
- Escapar no era la solución. - le dijo.
- Para ti es fácil decirlo. - le dijo - No tienes que salir con un chaperón en todo momento.
- Es necesario para apoyarlos a controlar sus habilidades. - argumentó.
- No todos los esper somos impulsivos o bombas de tiempo. - le aclaró activando sus poderes, creando una esfera que iluminaba más que el dispositivo que estaba entre ellos, la que pronto entibió el entorno. Con una sonrisa, lanzó una barrera hacia la entrada - Acerca la ropa mojada a la esfera. El calor se mantendrá. Necesito dormir un poco.
El joven la vio girarse para darle la espalda y meditó sus palabras, pero no le dijo nada.
- Duerme. - le dijo al fin - Nos iremos mañana por la mañana.
Wen no respondió, logrando que Björn resoplara frustrado, apoyando la espalda en la pared de roca cerrando los ojos sin dormir.
Iba a vigilar a esta extraña esper.