Selina

5

Al día siguiente coloque mi alarma temprano lista para irme a trabajar antes de la hora habitual.

Mamá se sorprendió y papá no tardó en fastidiarme, si se lo preguntan, sí llevé galletas de coco al trabajo, parezco niña de preescolar.

Dan tenía todo listo en el trabajo y su risa burlona salió cuando le di un café que pase a traer. Mi día comenzó bien, tengo que ir a mercadotecnia por la tarde y terminar de revisar unos expedientes, parece que todo está al día así que podré salir temprano, quiero llevar la cena a casa hoy, recuerdo que mamá mencionaba mucho un restaurante de comida china.

–Nina –me habló Dan.

–¿Qué pasa?

–El señor Robinson está aquí.

–¿Quién? –fruncí el ceño porque no sé quién es el señor Robinson.

Dan se puso nervioso viendo hacia atrás y luego entró a la oficina acercándose.

–Jack Robinson –susurró –. El rubio, el chico del bar que trabajará con nosotros.

–Oh – entendí –. Dile que no estoy.

–Es obvio que si estás.

–Dile que estoy ocupada –corregí mi estupidez.

–No creo que acepte eso –Dan hizo una mueca.

–Dan, estoy ocupada –señale los papeles –. Ve a hacer tu trabajo.

Dan soltó un suspiró y caminó hacia afuera.

Continúe revisando los documentos y un minuto después Dan volvió a entrar.

–Dan tengo que terminar esto… –me detuve al ver que no venía solo.

–Buenos días, Selina –saludo Jack.

–Yo… eh… Buenos días –balbuceé y pude reaccionar directo hacía Dan –. ¡Daniel!

–El señor Robinson insiste en verte –dicho eso se dió la vuelta para irse.

Lo voy a matar.

–Lo lamento señor Robinson, pero no puedo atenderte en este momento, tengo demasiado trabajo.

–Puedo esperar –propuso –. O puedo ayudarte.

–No –exclamé –. Además, necesitas programar una cita con mi asistente y no entrar de esta forma tan grosera a mi oficina.

–Lo lamento, no creí que le molestará mi presencia –comentó con un tono burlón.

–Me molesta mucho –debatí –. Puedes buscar con quién compartir tu tiempo, escuché que eres muy bueno en eso.

–Preferiría compartirlo contigo, pero parece que tu padre se equivocó –mencionó dándose la vuelta.

–Espera –lo detuve –. ¿Qué dijo mi padre?

–Creí que no tenías tiempo.

–Solo estás jugando –bufé.

–Él mencionó algo sobre que tú eras la más capacitada para enseñarme la empresa, parece que haces un excelente trabajo y conoces la empresa mejor que cualquiera.

Apreté mis dientes sin dejar de verlo, está es una buena jugada. Tomé el teléfono de la empresa marcando la extensión de afuera.

–Nina –habló Dan.

–Cancela todo lo que tengo para hoy –le ordené.

–¿Qué?

–Ya me oíste, Dan –respondí –. Trabajaré con el señor Robinson hoy y estaré ocupada, cancela todo y haz tu trabajo –corte la llamada.

Sí, está vez ganó.

Así fue como termine pasando el día con el famoso Jack Robinson, quisiera decir que es de lo peor, pero no fue tan malo después de todo, parece que sí sabe del trabajo, pidió algunos documentos presupuestarios, papelería de recursos humanos y estructura de la organización de la empresa, después de almuerzo lo lleve a conocer la empresa y le presenté a algunos empleados, le pedí al señor Johnson jefe de Recursos Humanos que habilitaran una espacio para Jack porque no lo quiero en mi oficina para siempre, me indico que nos avisará en cuanto esté lista y al final del día regresamos a la oficina.

–Y hemos llegado de nuevo a la oficina, señor Robinson – extendí mis manos al entrar.

–Sabes que puedes decirme Jack –sonrió ante mi ocurrencia.

Me dí la vuelta para verlo, con el giro moví mis manos un poco haciendo una mueca.

–No me gusta Jack. Suena al muñeco de nieve de la Navidad.

Jack miró hacia la ventana sonriendo antes de acercarse.

–En realidad es Jackson –tomó asiento en el sofá.

–Jackson –lo pensé un instante –. No es una maravilla, pero suena mejor.

–¿Y cuál sería un buen nombre para ti?

–No lo sé –encogí los hombros –. Roberto, Sebastián…

–Sebastián se llama tu padre –me interrumpió.

–Lo sé y es genial –sonreí.

Se quedó en silencio un instante viendo al suelo como si estuviera pensando en algo… ¿Qué pasará por su mente?

–¿Y por qué Selina? –preguntó.

–Papá lo escogió, tal vez fue el nombre de una de las chicas con quién se acostó de joven.

–Eso sonaría muy extraño, en especial si tu padre te lo dice –levanto la ceja.

–De hecho no dice nada de la vida que tuvo antes de conocer a mamá –recordé –. Mi teoría es que fue un mujeriego fiestero que hizo todo lo que quiso, especialmente en la universidad porque apenas lo menciona.

–O su vida realmente comenzó cuando conoció a tu madre.

Fijé mis ojos en él antes de soltar una carcajada, pero parece que lo dice en serio.

–Lo siento, eso suena muy cursi –intente detenerme.

Estuvo a punto de hablar cuando tocaron la puerta y Dan entró un momento después.

–Ya me voy –indicó –. Feliz noche señor Robinson.

Jackson se despidió con un ligero movimiento de mano, Dan me miró y dudó un momento antes de hablar de nuevo.

–Señorita Wiles, creo que lo olvidaste así que solicité la comida del restaurante hace cinco minutos, puedes pasar a recogerla.

–¡Carajo! La cena –me levanté de inmediato –. Gracias Dan, feliz noche.

–Feliz noche –se despidió Dan al salir.

–Supongo que eso ha sido todo por hoy –tome mis cosas –. Nos vemos mañana, Jackson.

–Hasta mañana, Selina –se despidió Jackson saliendo de la oficina.

Pase por la comida al restaurante y luego fui a casa, recuerdo que mamá menciona que con su amiga que precisamente ahora no recuerdo su nombre, pero es una rubia que se mudo lejos hace mucho tiempo. Ellas siempre comían este tipo de comida, supongo que le animará un poco.

Al llegar noté que las luces de la casa estaban apagadas y al buscar en todos lados no hay nadie, así que me dejé la comida en la cocina y caminé a la oficina de papá en la casa, al abrir él está sentado en su escritorio con la computadora.

–Hola papá –saludé.

–Selina –murmuró sin despegar sus ojos de la computadora.

–¿Dónde está mamá?

–Ella tuvo una presentación en la galería –me indicó –. Lo mencionó está mañana.

Creo que debo poner más atención a las conversaciones. 

–¿Por qué no estás con ella? –pregunté.

–Debo terminar estás proyecciones para mañana, pero puedes ir tú, aún es temprano –mencionó. 

Dí un suspiro y me senté en una de las sillas frente a su escritorio.

–No me gustan esos eventos –murmuré –. Traje la cena, pero no tiene mucho sentido si ella no está.

–Muchas gracias por el cumplido – sonrió.

–A ti te miro todos los días –me defendí y comenzó a reír. 

Entonces se detuvo para mirarme un momento, parece que tiene un plan malvado como cuando era niña y planeábamos el cumpleaños de mamá a escondidas de ella.

–Sabes que quiero estar con tu madre –mencionó.

–No necesito saber detalles papá, te lo aseguro –lo interrumpí.

–Por favor Selina, no eres tan inocente –me señaló y levanté las manos dándole la razón –. Tenemos dos opciones para no dejarla sola. Vas tu a la galería y yo termino esto o me voy a la galería con tu madre, la llevó a algún lugar después para celebrar porque estoy seguro que la noche va a ser un éxito y tú te quedas aquí a terminar las proyecciones para presentarlas mañana en la reunión de la tarde frente a los socios. 

–Yo las presentaré –exclamé.

–Es tu decisión –me indicó –. Aquí está todo, solo debes leerlo, estudiarlo, hacer lo que consideres mejor y presentarlo mañana.

Sonreí sin creer lo que me está diciendo, me va a dar la oportunidad de presentar las proyecciones a futuro frente a los socios, aunque sea muy apresurado y en una noche sé que puedo hacerlo así que moví mis pies afirmando.

–De acuerdo.

–Excelente, entonces te dejo esto aquí – señalo las cosas del escritorio.

–Si, si, si, lo voy a leer y hacer todo lo que dices, pero vete ya que mamá se pondrá feliz cuando te vea –lo empuje para que me dejará aquí sola y poder hacer mi baile de felicidad. 

Papá se fue y después de ir a la cocina por algo de comer y mucho café comencé a trabajar. Ante tantos nuevos hoteles y competencia debemos mejorar nuestra calidad de servicio sin aumentar tanto los costos, logré revisar todos los papeles posibles y encontré unas variantes en algunos consumos diarios, por lo que se me ocurrió una idea de presentarla mañana, por supuesto después de las proyecciones que mi padre me ordenó terminar y estudiarlas bien para mañana.