¿Cordura? La cordura se fue en el momento que sentí los dedos de Jackson sobre mi intimidad, de vez en cuando soltaba un gemido apretando mis manos en su cuerpo, no era agresivo, ni suave, sus dedos no entraban y salían simplemente rozaba ese punto exacto de nervios que me lleva a la locura, succionó uno de mis senos haciendo que me retorciera, me está torturando y lo sabe. –Jackson, por favor –mencioné finalmente. –¿Qué quieres, Selina? En el momento que lo pregunto presionó mi pezón y solté otro gemido. –Te quiero a ti –susurré a su oído. Sacó su mano de mi pantalón y se separó un momento para quitarse la camisa, me mordí el labio pasando mi mano por las marcas de su abdomen, cuántas ganas tenía de hacer esto. –Me quieres a mí, eh –murmuró desabrochando el pantalón. –Espera –lo

