2

1494 Words
Al salir de la oficina bajo las advertencias de mi padre para el lunes, pase a mi apartamento a darme una buena ducha y arreglarme para salir por unos tragos, me encontraré con Daniel en el bar. Así que llegue en auto al bar Arte y Espuma, un lugar bastante elegante y exclusivo para las personas con buen status social y dinero. El estilo del bar lo cambian cada semana según la temática que tengan, hoy tiene luces verdes y azules, tiene un pista de baile al fondo con música alta que no se escucha en el área de las mesas porque los divide un gran vidrio, para divertirte un poco solo debes cruzar la puerta transparente, también tiene un bar al frente con algunos banquillos para que puedas disfrutar tu bebida y dónde Daniel me está esperando. –Nunca me canso de este lugar –mencionó después de pedir un par de tragos. –Tiene sus ventajas ser mi amigo –le guiñé el ojo. –¿Y a quien te llevarás hoy, Selina Margaret Wiles? –A nadie, solo quiero relajarme el fin de semana y estar lejos de todos – suspiré con dramatismo. –Auch, eso me dolió –se llevó la mano al pecho. –Obvio que tú no –le pellizque la mejilla. –Como quieras –encogió los hombros –. Sabes que estoy a tu disposición para lo que quieras. Daniel siempre tan caritativo que seguía ofreciendo sus servicios sexuales aunque desde la universidad no volvimos a estar juntos. Mentirosa. Bien, desde que comenzó a trabajar en la empresa porque eso significa acoso y ya tengo suficiente con la junta directiva encima de mí viendo cualquier defecto que tengo. Así está mejor. Estúpida conciencia. Una chica linda se le acercó a Daniel, pero solamente la saludo y luego se fue. –¿Qué? Tú tampoco buscarás a alguien –lo señalé. –Si lo que dices es cierto –mencionó incrédulo –. Que está noche sea para los dos. –Por las amistades sinceras –levante mi trago. –Por las amistades sinceras –brindamos. Al bajar el vaso note a un rubio bastante atractivo al final de la barra. Tiene el cabello bien peinado, unos ojos rasgados y un perfil griego con un jersey azul que le luce bastante bien y una cadena plateada. Limpiate la baba, querida. Creo que Daniel se dió cuenta porque volteo a ver en la dirección que me quedé viendo como una idiota. –Y la amistad sincera duró poco –bufó. –¿Eh? No, no te voy a dejar –fruncí el ceño. –Por favor, no te puedes resistir a un Adonis así –rodó los ojos. –No, dije que sin chicos, ni chicas, solo tú y yo –le aclaré. –Nina, solo míralo –señaló otra vez hacia el chico que veía su reloj –. ¿Cuándo volverás a encontrar a un chico así? Vale, en eso tiene razón. –Ve –me ordenó. –¿Me vas a ayudar? –Increíble y encima te tengo que ayudar –murmuró antes de sacar su teléfono. Caminé por el bar y luego me senté al lado del rubio muy casual, tengo muchas tácticas para hablar con chicos. –¿Quieres algo linda? – me preguntó el chico del bar quien no despegó su mirada de mis ojos.  Olvide mencionarlo, nací con una rara mutación genética, heterocromía se llama, un ojo gris casi transparente como el de mi padre y un marrón como el de mi madre, es un buen inicio de conversación aunque a veces me fastidia que me vean fijo como lo hace el chico ahora. –Un wisky en las rocas –le pedí. Lo dudó un momento antes de retirarse y traer lo que le pedí. –Aquí tienes, linda. Uno, dos, tres y el teléfono comenzó a sonar. –¿Dónde estás? Llevo casi una hora aquí sola –reclamé. –Si sabes que esto es ridículo ¿no? –me habló Daniel al teléfono. –¿Cómo que no vas a venir? Sabes todo lo que hice para verme bonita para ti. –El culo se te ve increíble con ese vestido. Daniel no está ayudando mucho. –Sabes que, eres un imbécil y no vuelvas a llamarme –corte la llamada y lance mi teléfono un poco cerca del rubio algo intencional –. Estúpidos hombres. –¿Te plantaron? – El rubio tomó el teléfono y me lo devolvió. Touchdown señoras y señores. –Lo lamento –tome mi teléfono –. Un idiota que me invitó a salir, pero me acaba de dejar tirada. –Vaya, lo siento –murmuró dando un trago a su bebida, sin dejar de mirarme, curiosamente no pregunto sobre mis ojos, mi nombre, ni coqueteos, se quedó en silencio y comencé a sentirme extraña. –Será mejor que me vaya –fingí pena por lo que acaba de pasar –. No quiero estar sola en un lugar así. –Puedo hacerte compañía –propuso –. También espero a alguien, así que podemos hablar. –Eres muy lindo, gracias. – Me lleve la mano al pecho –. La verdad me costó un poco arreglarme para esta noche y no quisiera que fuera un desperdicio. Me quedé en silencio esperando a que preguntará algo, pero solo pico unas manías que al parecer pidió. Nada de nada. Algo como qué lindos ojos con un qué extraños ojos, me conformo. –Soy Selina, por cierto –me presente. –Un placer, Selina. Un escalofrío recorrió mi columna vertebral cuando mencionó mi nombre, creo que fue por la forma en que lo dijo. –¿Eres de aquí? –preguntó. –De toda la vida –sonreí –. ¿Y tú? –No, solo estaré aquí unos días. Esto es perfecto. –Tal vez puedas conocer un poco la ciudad –le propuse. –Lo intentaré –volvió a tomar de su trago. Nada… ¿En serio?¿Acaso es gay? Tampoco es como que nos importe. –Puedo ayudarte a conocer los lugares turísticos –me ofrecí. –Me parece una magnífica idea, Selina –me sonrió. Ahí está, mi nombre otra vez en sus labios. –No me has dicho tu nombre –mencioné. Él solo bajó la mirada hacia el plato de maní y soltó una sonrisa burlona, luego volvió a verme. –¿En serio te interesa mi nombre?  Nos descubrió. Cállate conciencia que aquí primero muerta antes que aceptarlo. –¿Por qué no me interesaría? Has sido amable conmigo. –No lo sé –encogió los hombros con simpleza. Está jugando contigo. Lo sé. Me giré para ver mí vaso un instante, idiota. Mejor me voy ahora que tengo algo de dignidad. –Te…  –Ya estoy aquí, osito –escuché una voz aguda. Una rubia se acercó al chico a darle un beso. Claro una novia. –Hola Linda –la saludo. –Espero que no hayas esperado mucho, es que las tiendas son fabulosas –se detuvo al verme –. Espero no interrumpir. Bruja. Lo sé. –No, ella es Selina y también espera a alguien –respondió el chico con tranquilidad. –¿Usas lentes de contacto? –preguntó como estúpida. –No –le dí un solo trago a mi bebida antes de levantarme y largarme de aquí. –Vaya, que extraños ojos –me miró fijamente. –Un gus… –Selina –alguien me llamó,  ¡Carajo!  Es el chico de ayer. –Hola… –John. –Sí John, lo siento –le sonreí. –No importa –movió las manos –. Mira que casualidad dos veces en el mismo lugar. –Sí, qué casualidad –murmuré. Nada que ver con qué le dije está mañana y ahora no sé que carajos hacer, hasta que de pronto alguien me movió. –Cariño –escuché antes de sentir unos labios sobre los míos, es Daniel –. A la mierda el trabajo, vale más estar con mi hermosa chica. Me tomó de la mano y me arrastró fuera del bar, no reaccioné hasta que sentí el aire fresco en mi cara. –¡Oh por Dios! –exclamé y luego ví a Daniel –¿Cómo? –Estaba cerca lo olvidas, no sé qué carajos pasó, pero cuando los ví supuse que tenías que salir de ahí. –Gracias Dan –lo abrace. –¿Qué te pasó? –preguntó –. Creí que te ligarías al rubio. –Ni me lo digas, estaba esperando a su novia, creo –señale dentro. –Una novia nunca te ha detenido –me recordó. En eso tiene razón. –Era un idiota, ya no quiero hablar de eso –respondí –. Mejor me voy a mi apartamento. –¿Quieres compañía? –No, te veo el lunes Dan –me despedí.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD