Llevo a Ravenna a mi siguiente reunión también, al menos a la primera parte. Aquí me encuentro
con la junta de fideicomisarios del casino de Dante.
Esta reunión, celebrada en el comedor, es mucho más grande, y hay mucho más que socializar.
Ella permanece a mi lado, su cadera rozando la mía mientras encanta a cada hombre que conoce.
Incluso yo me sorprendí de cuánto se suavizó Buccini con ella. Ese hombre es hielo. Pero
lo vi derretirse, el hielo abandonando sus ojos mientras su mirada la absorbía, bailando con fuego.
Apenas controlé los celos, especialmente cuando sugirió que debería casarse para salir de sus
dificultades financieras. Fue una oferta, estoy seguro.
Me alegra hacer negocios con Buccini, ahora jefe de la mafia italiana aquí en Chicago. Pero si
intenta tocar a Ravenna
