Su alarma suena a una hora ridículamente temprana considerando lo tarde que nos acostamos y lo interrumpido que estuvo el sueño de la noche. Ella se arrastra sobre mí para apagar el pitido y luego se queda sobre mi pecho, acurrucada encima de mí. La rodeo con mis brazos, cerrando los ojos de nuevo. —Levantarse es una mala idea— murmuro en su cabello, que cae sobre mi hombro hasta la almohada. —Te lo dije, es la única oportunidad que tengo para pintar. —Nueva idea— deslizo una mano por su espalda, deteniéndola justo encima de su trasero—. Vamos a recoger tus cosas en el último momento que puedas entrar al estudio y luego pintas todo lo que quieras en mi casa. Me gustaría verte trabajar. Sé que es un plan muy defectuoso. Me acosté diciendo que esto sería solo un intercambio de favores s

