Esas palabras explotan algo dentro de mi cerebro. Toma lo que quieras. Mi madre destruyó sus dos primeros matrimonios tomando lo que quería. Y en el tercero, me dejó a mí pagar el precio de sus necesidades. Es algo conmigo, y lo entiendo. Pero no puedo simplemente tomar de las personas a mi alrededor. Me llena de repulsión y temor. —Yo nunca…— —Abusaría de lo que te ofrecí —termina él por mí, tomando el jabón. Sus manos llegan a mi espalda mientras empieza a frotar mi cuerpo—. Hay quienes solo toman, Madison, y tú no eres una de ellos. Podrías tomar hasta lo que te parezca excesivo y yo seguiría diciéndote, niña, toma más. Está limpiando la sangre de mis muslos mientras dice estas palabras, y siento las lágrimas que se me asoman en los ojos. Me aferro a sus hombros, sujetándolo como

