Jimena González despertó con el teléfono vibrando sin parar sobre la mesa de noche. La pantalla estaba llena de notificaciones: mensajes de Sofía, María Elena, incluso un cliente del bufete preguntando si era "la Jimena González" de las fotos. Las imágenes filtradas de la sesión con Álvaro se habían propagado como fuego, y el mundo no dejaba de hablar. Se sentó en la cama, el corazón latiéndole fuerte, y abrió las redes: comentarios sobre su "romance", especulaciones sobre su vida, y más de una mención a Laura Velasco. Esto ya no era un trato privado; era un circo. Bajó a la cocina, encontrando a Sofía con el celular en la mano y una expresión que oscilaba entre sorpresa y enojo. —¿Qué demonios es esto? —preguntó Sofía, levantando el teléfono—. ¿Tú y ese tipo en todas partes? ¿Por qué no

