Valor para cambiar nuestro destino.

1263 Words
Aparezco cerca del coche que me espera, caminó un poco el chófer abre la puerta, una vez que me subo conduce al hotel, como lo esperaba periodistas por todos lados, cuando llegamos me abren la puerta. —Gracias— le digo ala persona que abrió la puerta En cuanto me ven las cámaras empiezan a tomar fotos, recordándome que aún tiene peso mi nombre en esta sociedad. —¡Es Lilith Adams!, pensé que había desaparecido. —¿Lilith de quién eres invitada?— me pregunta un periodista —De ambos, pero más de la novia— les digo sonriendo —Estás más hermosa que nunca, ¿habrá una boda en tu futuro?— me dice otro periodista —No lo creo— me río y sigo caminando Camino ala entrada, al igual que otros famosos, entregó la invitación y cuando ven mi nombre el encargado aparece. —Señorita Adams por aquí por favor. Le hago la seña que avance, lo sigo hasta una habitación manteniendo una distancia prudente, la persona toca la puerta y después la abre, le dice algo —Por favor entre. Abre la puerta, entró y la cierro con cuidado, me giro para ver qué hay en esa habitación y la veo a ella, en un hermoso vestido de novia, dejo caer mi bolso, me quedo atónita ante su belleza y las lágrimas caen poco a poco. ¿Algún día se verá así de hermosa frente a mí?. —Te miras hermosa, simplemente perfecta— le digo y me agachó a recoger mi bolso cuando me levanto, ella me mira —Gracias por venir en serio, gracias no puedo hacer esto sin ti— me da un abrazo, respondo a abrazo —Gracias por comprender y estar aquí en este día tan importante— me alejo de ella —Nunca pude negarte nada asi que tampoco puedo negar la petición de la persona que amo— pongo mi mano es su rostro y ella se recarga en mi mano —Siempre haré lo que me pidas. —Lamento haber roto la promesa cuando me pediste matrimonio— cierro los ojos y le digo que no moviendo la cabeza —No pienses en eso, cariño, no lo hagas en este día— le digo —Es algo que me perseguirá siempre— me dice triste —Tengo que pedirte algo— me dice nerviosa, toma la mano de su rostro y agarra mi otra mano —Siempre te diré sí. —No tengo quien me entregué en el altar y como por años has sido mi única familia, amor, ¿puedes entregarme?— bajo la mirada —Está bien, pero después de la ceremonia me iré— es lo más que puedo hacer por ti —Gracias por aceptarlo y dejarme ser egoísta— le doy una sonrisa Tocan a la puerta. —Diga— dice Matu —Es hora de que vaya al altar señorita— le dice la empleada —Salgo en un minuto— le dice Su dulce mirada vuelve a concentrarse en mí, como quisiera ser yo quien te espera en el altar, como quisiera que fueras mía, pero es hora. —Me ayudas a ponerme el velo— me lo entrega y se lo pongo —¿Puedo dejar mi bolso aquí?. —Sí, claro. —¿Regresarás a este lugar?— le pregunto —Si tengo que cambiarme para la fiesta. Pongo mi bolso en el sillón y le doy mi brazo. —Vamos— le digo. Ella pone su brazo entre el mío, abren la puerta y caminamos al lugar, suena la canción, abren las cortinas para que entremos. Comenzamos a caminar lentamente, Matu se pone tensa, aprieto su mano mientras caminamos, cada paso significa que se acerca a nuestro final. Mi vista viaja para ver la reacción de Maximiliano y no es como lo esperaba, ¿A qué se debe eso? ¿Por qué no sonríe o llora? Está ahí serio. Llegamos al altar la dejo y camino hasta mi sitio, cerca de la salida, el sacerdote comienza a hablar y cada vez es más difícil no pararme y sacarla de este sitio. Mierda, no puedo hacerlo, es demasiado difícil, es demasiado doloroso ver cómo se casa la persona que amo, no es fácil, me levanto de la silla, Matu me ve, le digo que no moviendo la cabeza y salgo de ese lugar. El dolor de su mirada sigue en mi mente mientras camino a la habitación donde está mi bolso, rápidamente limpiándome las lágrimas, entró y agarró mi bolsa. Le dejó una carta junto con un regalo y salgo de esa habitación, caminó lentamente a la salida, sintiéndome derrotada, herida, siento que me ahogo. Acabo de entregar al amor de mi vida a otra persona para que se case con la persona que ama qué miserable soy. Me abren las puertas y salgo del hotel sin mirar atrás, los periodistas toman fotos preguntan por qué me salí, que es lo que me pasa, muero por gritarles todo. Que acabo de entregar a la mujer de mi vida a la persona que más amo a un hombre que no reaccionó ni una mierda cuando la miro caminando luciendo espectacular. Me paro mirando al cielo, ella no merece eso, merece que la amen como yo, que la adoren y le den todo el mundo en la palma de mi mano. —¡No puedo dejarla!— digo en voz alta y después me suelto riendo —Maldita sea, esto es una locura, pero ella vale la pena joder. Salgo corriendo de regreso al lugar y me paro frente a al hotel, no hay vuelta atrás, entras y sacas al amor de tu vida o la pierdes para siempre, los flashes comienzan. —¿Por qué regreso señorita Adams?. —¿Qué es lo que va a hacer?. —Iré por el amor de mi vida— les contestó y entró. Los periodistas me siguen, abro las puertas y veo a Matu en medio del camino ¿Iba a escapar?, cuando me mira se para en seco con una sonrisa. —No puedo dejar que la mujer de mi vida se case con alguien que no sea yo— le digo —Lilith yo… —Se que es una locura el que esté aquí pidiéndote que huyas conmigo, pero joder— me acerco a ella y la agarro de las manos —Te amo tanto que no puedo esperar hasta nuestra próxima vida, te amo tanto que daría mi vida ahora mismo, te daría todo mi dinero, mi ser, si dejas este lugar y vivimos esta vida. —¡Lilith! ¿Qué mierda estás haciendo? ¡Ella es mi prometida!— Grita Maximiliano —Tú decides Matu te casas con el hombre que no reaccionó al verte asi, luciendo una diosa o escapas conmigo cumpliendo nuestra promesa. —¡Matu, Regresa ahora!— le exige Maximiliano. Ella voltea a verlo y después ami, joder hace que cada segundo sea aún más lento. —Hasta nuestra próxima vida, no ¡Ahora!. Me sujeta bien la mano y me jala, salimos corriendo abriéndonos paso entre los periodistas, me eligió a mí, pero ahora no es tiempo de pensar es tiempo de correr que no solo los periodistas nos están siguiendo, también Maximiliano y su familia. Afortunadamente, mi chofer nos encontró en el camino y nos subimos, conduce a donde me recogió y en todo el camino ninguna hablo, nos bajamos abro la puerta de donde salí y entramos, desapareciendo de todos los que no persiguen.
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