Capítulo 3

1036 Words
Laura sale de esa habitación espantada por lo que hizo, se siente culpable sencillamente ella no actúa de esa manera, mueve su cabeza misma que duele horrores jadea de dolor hace mucho no tenia sexo y esta vez fue intensa para ella, definitivamente Alejandro es un hombre que sabe claramente como complacerla decide darse un baño y pedir servicio a la habitación con algo de medicamentos para el dolor. A la mañana siguiente evita salir de su habitación, lo que menos desea es ver a Alejandro siente que si lo ve de nuevo es capaz de volver a caer en tentación y él ahora esta casado con alguien mas, pasa una mañana de relajación antes de ir a la graduación de su hijo, sonríe Matías es uno de sus grandes amores y motivo de orgullo, se alista decide dejar suelta su melena y contrario a lo usual se hace ondas que resaltan muy bien sus rasgos faciales, un vestido elegante como es costumbre en un tono oscuro siente que le da seguridad de cierta forma ya no es la misma joven de años atrás que adoraba usar cierto de tipo de ropa pegada al cuerpo. Baja a la recepción del hotel, allí quedo de verse con sus hijas pues Alejandro llevaba temprano a su hijo para según él hacer cosas de hombres, Laura siente que de alguna manera esta acaparando las miradas masculinas se sonroja a su edad siente que ya no es lo adecuado, mueve su cabeza tiene ciertos prejuicios de una cuarentona, su consciencia le grita que mas de una chica de veinte adoraría tener su belleza y experiencia, levanta la mirada y ahí están sus dos pequeñas Paulina y Mariana sus princesas que ahora no la necesitan como antes. Se siente orgullosa, las dos se acercan y la abrazan pueden ver en ella la melancolía que se ha apoderado de su ser. -Mami - la menor la abraza  - te ves hermosa... -Que tonterías dices cielo, tu si te ves hermosa - le sonríe. -No son tonterías - añade Paulina - es verdad, adoraría que mi hija se parezca a ti. Las tres salen con destino a la graduación de Santiago, encuentran a Alejandro solo y sus hijas se lanzan a sus brazos no dejan de piropearlo, una parte de Mariana añora tener a su padre y madre juntos pero eso no ocurrirá y lo sabe. Mientras Alejandro mira a Laura de reojo, le encanta como se ve de inmediato los recuerdos de la noche anterior llegan a él sonríe su cuerpo siempre le ha gustado, llevaban años sin tener ese tipo de cercanía y la nostalgia se apodera de él, esta en un momento de su vida que vivió hace mas de 15 años resopla sinceramente no esta en edad de procrear y menos de criar, lo único que desea es llegar a su casa prender su equipo poner música clásica usar sus pantuflas mientras bebe un buen trago de whisky y charla sobre sus nietos, pero supone que es el precio a pagar por haber hecho lo que hizo se culpa a si mismo, Tatiana era una buena chica una que se transformo con el paso del tiempo y el matrimonio, Alejandro no estaba en edad para volver a empezar pero su terco cerebro le hizo la mala pasada y dejo de lado una vida maravillosa solo por sentir el peso de los años de matrimonio y la monotonía que acarrea. Sonríe Laura a pesar de sus 40 y pocos años es una mujer esplendida con una belleza digna de una reina, como añora poder devolver el tiempo a aquellos años donde ambos se preocupaban por no ser vistos mientras hacían el amor ya sea en su oficina o en la cocina donde Laura amaba hacer sus recetas. -Papá, papá - llama Paulina - Matías nos esta saludando... -Ah - reacciona y deja de ver el perfil de la morena - si claro - mueve sus mano. -¿Estas bien? te noto raro... ¿peleaste con Tatiana verdad? -inquiere con paciencia. -No es eso, es que a mi edad debería estar disfrutando de la pensión y viajando por el mundo sin preocuparme de nada - "y con su madre" le grita su inconsciente - pero ahora no puedo hacerlo tengo mucho trabajo - miente, la verdad es que desde que se caso con Tatiana sus gastos incrementaron notoriamente y no puede darse el lujo de dejar su trabajo. -Claro, por Felipe y Tatiana - Mariana al oír eso se pone seria y prefiere abrazar a su madre. El resto de la graduación continua su curso normal, las dudas no dejan en paz a Alejandro menos el notar a los hombres desnudando con la mirada a Laura porque eso hacen, es una mujer capaz de atraer a hombres jóvenes y mayores, en otro momento le hubiera armado un numerito por verla sonreír abiertamente a esas miradas, la hubiera encerrado para hacer el amor hasta hacerla entender que solo debía sonreír para él, pero ya no puede hacer nada se limita a sonreír de mala gana e intentar acercarse y por supuesto ella alejarse. -Vamos a almorzar, conozco un restaurante en esta ciudad que es maravilloso y su comida exquisita - mira a Laura, ella entiende el doble sentido con el que hace dicho comentario. -Por mi no hay problema, adoro estar todos juntos - responde Paulina, los demás asienten. -Nos vemos allá - contesta Laura y sale casi que huyendo del lugar. -¿Como allá? si papa no ha dicho donde es... -Mariana frunce el ceño. -Cielo, recuerda que no es la primera vez que tu papá y yo estamos en esta ciudad - le explica - ya se a que sitio se refiere, ¿vienes conmigo o vas con tu papá? -Yo voy contigo - contesta Luciano - sirve que Paulina, Mariana y Matías comparten un poco con Alejandro. -Me parece perfecto, vamos Habla rápido conoce a Alejandro y sabe que no dudaría en meter en el medio a sus hijos para chantajearla y seguir hablando con doble sentido con tal de repetir lo de la noche anterior, le hace caso a su consciencia y huye del sitio. Continuara...
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