El rubio cargó a la chica quien estaba muy borracha, para llevarla hasta su habitación, pero al momento de cargarla Sabrina tenía todos los gestos en su rostro de que quería vomitar.
—Oh, no, no, no… no vas a vomitar mi camisa y mucho menos el piso… vamos al baño —corrió con Sabrina en sus brazos.
El rubio llegó en menos de un minuto al baño de su habitación, abrió la tapa del retrete, le apartó el cabello a la rubia y enseguida ella empezó a vomitar.
—¡Eres una tonta, si no sabes beber para que te pusiste a tomar ginebra!
Sabrina terminando de vomitar, mareada con voz de borracha le dijo:
—Esta casa es aburrida no tiene televisión y tu eres un fastidioso y amargado también, nunca sonríes —comenzó a vomitar de nuevo.
«No tengo razones para estar sonriendo» pensó el rubio agarrando
