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Me miro en el espejo y no puedo creer que no haya dormido nada anoche, mi cuello y espalda me duelen horrible.
Me tomo un café en el restaurante de la universidad, hoy tengo uno de los parciales más importantes de todo el semestre y por nada del mundo puedo perderlo. El profesor Douglas me ha informado que mi tesis va por buen camino y si sigo así, muy pronto lo terminaré.
Bebo todo el líquido cuando veo a Luisa caminar junto a Akim, ese imbécil me va a escuchar cuando lleguemos a casa.
Caigo en cuenta que no he sacado mi libro de economía de mi coche, busco las llaves en mi bolso y le digo a Misa que me cubra con la profesora Florence para que no se dé cuenta que aún no he entrado a clases.
Abro la puerta de mi coche y saco de prisa mi material de estudio para no retrasar más mis clases.
Brinco del susto al ver a Izan apoyado de su moto a un paso de donde estoy, miro hacia todos lados para percatarme que nadie nos esté viendo. Hago el intento de caminar hacia él, pero me detengo, no tengo porque rebajarme de esa manera delante de un cabron que me dejó muy en claro que no me le acerque.
Izan borra la sonrisa de su rostro al darse cuenta que no estoy tan pendeja para mendigar algo que es imposible que me den a las buenas.
Siento sus manos sobre mis brazos, me giro con brusquedad y lo empujo.
—¡¿Estás mal de la cabeza?! Me pueden expulsar por esto Izan ¿Estás loco?
—Solo quería pedirte… —no lo dejo hablar.
—Me has dejado muy en claro ayer, que me alejara de ti y eso estoy haciendo. Ya puedes irte
—Elle, escúchame, solo quiero decirte que… lo siento ¿Si? —arrugo la frente—No debí hablarte de esa manera y fui grosero contigo.
Lo apuñalo con un dedo en el hombro—No sólo grosero, has sido arrogante, odioso, engreído, altanero y un reverendo papanatas.
Izan emboza una gran sonrisa—¿Papanatas? ¿Así insultan las princesas?
Niego con la cabeza y sigo mi camino hasta la entrada de la universidad, sonrío con confiada sabiendo que no pasará de la puerta principal. Recorro los pasillos en dirección al salón de fianzas y economía.
La profesora Florence sonríe apenas me ve y une las cejas apenas paso la entrada.
Los alumnos de la clase comienzan a cuchichear, alguien me toca el hombro y mi alma prácticamente sale de mi cuerpo al ver a Izan sonreírme. No, esto no me está sucediendo, esto no es real.
—¿Es el nuevo transferido?
Izan me mira y niego—Claro que si, un placer. Soy Izan Russo.
Las chicas murmuran cosas y no era para menos, el vagabundo tiene lo suyo, agacho la cabeza y guardo silencio, si digo algo de seguro me lleva a rastras a mi también por cómplice y papá se enojaría conmigo.
—¿Puedo sentarme al lado de Gabrielle—la profesora se le queda viendo por unos segundos. Que le diga que no, que le diga que no.
—¿Le conoce? —me giro para verlo, abro los ojos para que no lo haga.
El rubio me mira, muerde su labio inferior y lo hace—Vivimos en la misma casa, tenemos como una especie de relación.
¡Santa Bárbara bendita!
Mi mentón se ha caído en teoría al piso, las personas me miran para luego mirar a Izan y claro que lo harían. Lleva puesto un pantalón de mezclilla n***o con rotos en las rodillas. Zapatilla deportivas y camiseta básica con chamarra. Obvio que no saldría con alguien que se vistiera de esa manera.
Suspiro, mejor guardo silencio, todo esto lo olvidarán el día de mañana, cuando no lo dejen pasar esta vez por la puerta principal de la universidad de Hilton.
Coloco mis cosas sobre la mesa de respaldo de la silla, coloco mi bolso en la parte trasera de mi asiento y mi bolígrafo rosado ya ha desaparecido. Me giro hasta donde esta Izan y lo tiene en la boca.
¡Vagabundo de lo peor!
—¿Qué haces aquí Izan? —murmuro enojada. El rubio me pide que guarde silencio sin ni siquiera mirarme, como si de verdad la clase le importara algo. Le inclino un poco para quitarle lo que me pertenece y me voy a medio lado. Todo el mundo se está riendo de mí.
Lo miro con ganas de asesinarlo, Izan se ríe alto.
—¿Está bien señorita Smirnov? —pregunta Florence y asiento.
—Es divertido verte así Elle… a mis pies.
Si serás estúpido, lo odio.
—Ya te dije que para ti soy Gabrielle Smirnov; si tienes treinta ¿Qué haces aquí? ¿No tienes nada mejor que hacer?
—No hay nada más divertido que molestarle, mira hacia al frente que tu profesora se está dando cuenta.
Me tenso, empiezo a anotar todo lo que Florence escribe en el pizarrón, a mi computadora llega un email de Douglas diciéndome que en dos días debo ir a su oficina para finiquitar el proceso de la tesis.
El guarda de seguridad de la facultad de economía entra al salón y la sangre se me ha bajado de los pies. Señala a Izan, este me mira a mí y yo lo miro a él. No sé ni en qué momento he tomado mis cosas y he salido agarrada de la mano del italiano prácticamente huyendo lejos del salón.
El señor Benito corre detrás de nosotros, comienzo a reír porque es la primera vez que hago algo así dentro de la universidad. Akim sale de su salón, frunce el ceño y sonríe apenas nos ve, reconociendo de inmediato a Izan.
El rubio, gira la perilla de uno de los salones abandonados y sin pensarlo entramos.
Mi cuerpo tiembla, esto me puede costar el parcial y la nota final, quiero volver a explicarle todo al decano, pero las manos fuertes de Russo me impiden salir de allí. Lo veo suspirar hondo.
—Me he metido en un lío por tu culpa, estaba a nada de empezar el parcial más importante para mí y mi nota final se ha ido al carajo por tu culpa. ¿Qué tienes en la cabeza Izan Russo? ¿Qué haces aquí? Me has dicho que no podemos ser amigos y estas aquí como si no me hubieses hecho sentir como una tonta anoche.
—Solo quería disculparme es todo, no hagas drama por algo tan tonto.
¡Es increíble!
—Podría no graduarme por esto ¿Quieres joderme? ¿Qué te he hecho Izan para que quieras dañarme de esta manera?
—Solo quiero…solo quiero alejarte.
—Pues lo has logrado—aplaudo llena de cólera. La impotencia se apodera de mi cuerpo, las lágrimas llenas de rabia se escapan de mi rostro. Izan intenta consolarme al ver cuán afectada estoy, pero lo empujo, sin pensar que este me arrastraría con él; ambos hemos caído al suelo y lo peor es que el italiano ha quedado encima de mí.
Ambos miramos hacia la puerta cuando está es abierta, veo al Decano con la boca abierta y no solo eso, Miguel esta detrás de él b
otando fuego por los ojos…
Trágame tierra ya.