19
Lo más probable es que Izan estuviese necesitando ese dinero y yo le quité la oportunidad de ganarlo. Chillo enérgica al sentir un líquido frío y espumoso caer por todo mi atuendo. Alene y un grupo de amigas se están burlando a viva voz de mí.
Izan toma a la pelinegra de la mano y la zarandea, Hiraku me pasa un pañuelo e intenta secarme, pero me alejo de él; Izan camina a toda marcha hasta donde estoy, pero lo abofeteo tan fuerte, haciendo que mi golpe cause eco en el lugar.
No mido mi ira, corro acelerada hasta Alene y la golpeo en el tabique, la mujer me mira con odio y se me tira encima. Jalo con fuerza sobrehumana su cabello que terminó siendo extensiones falsas, una de sus amigas trata de auxiliarla, pero Misa la sostiene para que no me cause daño.
Izan me sostiene de la cintura y me aleja de ella, le grito infinidades de obscenidades, tiene un rasguño enorme en su rostro y prácticamente ha quedado calva. El italiano me lleva sobre sus hombros, le doy puños a su espalda para que me baje y me deje volver ante esa puta y así terminar lo que empecé.
Los alejamos del muelle y dejo de pelear, mis tacones se hunden en la arena de la playa, caigo sentada y rompo a llorar. Yo no soy así, esta no soy yo. Vivo de una forma pacifica, pero es como si Izan sacara la sangre mafiosa que llevo en mis venas.
Se ríe a carcajadas y lo aniquilo con la mirada.
—¿De qué te ríes, imbécil?
—Te veías preciosa—lo pateo haciéndolo chillar.
De alguna manera, se habrá dado un golpe en la cabeza ¿Y yo no me dí cuenta? Las olas del mar, están calmadas, mi regulación se va regulando poco a poco. Recibo un texto de Misa diciéndome que llevarán a Louis a su casa y les agradezco la intención de ayudarlo.
La luna refleja su luz en el inmenso océano, quito los tacones de mis pies, Izan me regala una sonrisa al ver como suelto mi cabello, miro todo a mi alrededor, el viento quiere decirme tantas cosas, puedo, soy libre, soy fuerte, nací para ser una líder. Me quedo quieta al sentir las manos de Izan sobre mis hombros. Su pecho pega en mi espalda, siento su respiración en mi nuca.
—Es mejor que nos vayamos Izan, es casi media noche y…
Quedo en silencio, me gira quedando cara a cara, toca mi rostro y cierro los ojos, he vivido muchas cosas en este poco tiempo que en toda mi vida. Alzo la voz al sentir como arrastra mi cuerpo al mar. Le grito que pare, pero el rubio solo ríe. Estamos alejados de todo.
Mi cuerpo se hunde en el agua fría, lo salado del mar se mezcla con mi paladar, mi cuerpo sale a flote. Tengo mi camisa hasta la mitad de mi dorso, Izan Russo se ríe, también está empapado. Nado hasta él y me le subo encima intentando hundirlo, pero sé que es una pérdida de tiempo. Cruzo mis piernas en su cadera, él sujeta mi espalda y vuelve a hundirnos.
¡Voy a morir!
Volvemos a salir a flote, me levanto como puedo y le tiro agua en la cara, sus manos sujetan las mías y nos quedamos allí, mirándonos sin decir absolutamente nada.
—Amo las estrellas y las lunas… —digo para romper el silencio incómodo.
—Son maravillosas, vi que en tu habitación hay una galaxia en el techo.
Asiento—Papá la compró para mí.
—Porque eres su cielo, eres todo para él.
—Solo para él… —susurro entre dientes, Izan se gira para verme y eleva débilmente la comisura de su labio superior.
El agua vuelve a mojarme, me le tiro encima para que deje de hacerlo, nuestros labios se rozan sin querer. Izan abre los ojos, su barbilla comienza a moverse quizás por el frío, o quizás no.
Sus dedos tocan mi mentón, mis hombros suben y bajan, las gotas de agua bajan por sus mejillas, se acerca un poco más a mí, mis manos empiezan a temblar, no sé qué me está sucediendo. Muerde su labio inferior y me pierdo en sus ojos azules como el océano. Sonríe, estoy estática.
—Elle… —murmura mi nombre con dificultad.
—¿Puedo hacerlo? —abro los ojos y parpadeo.
—Sabes que es imposible
—¿Por qué?
—No está bien—ambas manos del rubio, toman con firmeza mi rostro.
—¿Por qué no?
—Porque yo… yo no soy una mujer para un rato, yo no soy Alene.
Me separo de él, Izan me mira extrañado y puedo decir que hasta dolido, camino hasta la orilla ignorando su llamado. Tomo mis zapatos y salgo corriendo. La arena vuelve a hundirme, pero quiero huir de aquí lo más rápido posible.
¡No necesitas migajas Elle! ¡Tú lo mereces todo!
Todo…
Papá me crió sabiendo cuando valgo, no me puedo conformar con las cosas a medias, no puedo tener un amor que de un momento a otro solo será una noche de sexo desenfrenado y nada más.
Abro la puerta de mi audi, Izan corre a toda prisa, pero no me detengo, huyo de allí.
(***)
Hace casi un mes y medio que no veo a Izan, lo he escuchado venir en ocasiones a casa, pero intento alejarme de él lo más que puedo. He pedido que cambien las cerraduras de mi balcón y la de mi habitación. Misa dice que soy una exagerada, que las cosas no son para tanto.
Boto a la basura los girasoles que día tras día recibo anónimamente sabiendo a la perfección que es de él. Mi intento de tesis fue un asco, tenía la cabeza vuelta nada y Douglas me mandó a realizar de nuevo casi la mitad del trabajo.
Ayer nuestra profesora de economía nos ha dado la nueva empresa que tenemos que estudiar a fondo y para mi mala suerte, nos ha tocado Go Space, la multinacional del padre de Izan.
Muerdo la manzana que Louis me ha traído, en este último tiempo nos hemos convertido en los mejores amigos del mundo y papá lo adora. Mi madre le ha conseguido un pequeño puesto en la empresa familiar y ahora tiene mejores ingresos económicos y hasta le puede ayudar a sus padres.
Hugo y Misa han formalizado su relación, el moreno fue bien recibido por el tío Ethan y no tan bien por el celoso de mi padre. A veces sospecho que Akim esta enamorado, de la nada le ha cambiado el humor. Mis primos llevan casi dos semanas fuera del país junto a sus padres, aunque nos llamamos todos los días, la extraño demasiado.
Bajo a la cocina para desayunar, papá lee el periódico y toma una taza de café, dejó un beso en su cabeza, mamá está al lado de mi padre, Sol organiza el comedor, Akim llega hasta nosotros con su ánimo de mierda como siempre.
Mi teléfono vibra y me agito al ver un mensaje de un número desconocido.
De: Desconocido.
Para: Princesa.
Asunto: Lo siento Elle, siento mucho haber intentado besarte, no quise ofenderte, no quise herirte. ¿Podemos empezar de nuevo? Creo que un mes y medio ha sido suficiente castigo. ¿Podrías verme? ¿Podrías recibir mis mensajes?
Sonrío cómo tonta, llevo el teléfono hasta mi pecho ¿Por qué me late el corazón de esta manera?
Akim me mira, mueve uno de los cubiertos a un lado, sus ojos no me pierden de vista. Suelta una risotada maniática digna de él.
—¿Por qué tan contenta hermanita? —lo fulmino con la mirada, mi hermano menos ensancha su sonrisa de estúpido puto. Lo sabía, quiere meterme en problemas con papá.
Akim mira con insistencia a Miguel.
—¿Con quién hablas Gabrielle?—empuño mis manos sobre la mesa, suelto el aire retenido en mis pulmones.
—Papi, con Artemisa. Los chicos acaban de llegar al país y pues me pidió que saliera con ella está noche—chúpate esa Akim, no eres el único que sabe mentir tan bien.
Mi hermano sale disparado de la cocina y me rio de él, no entiendo porque tenemos que vivir como si compartiéramos a cada instante. Hoy debo de pasar con Louis para ir a Go Space. No quiero responderle a Izan, no quiero crear falsas expectativas entre nosotros. Es mejor de la manera en cómo estamos hasta ahora.
Toco la bocina de mi coche, Louis se asoma desde la ventana de su apartamento y me hace señas para que lo espere. Tiene una capa de sudor en su frente por haber corrido hasta mí. Le doy un vaso de capuchino como le gusta y un paquete de galletas de avena que mamá le ha enviado.
—Dile a Vicky que gracias.
—Estoy celosa, mamá ha hecho esas galletas para ti y a mí no me ha dado nada. A veces creo que te quiere más a ti—lo aniquilo con la mirada.
Echo andar el coche, tenemos cita con Alex a las dos de la tarde y quiero llegar puntual. La asistente del italiano nos da unos gafetes para identificarnos, respiro hondo y tranquila sabiendo que Izan jamás asomaría sus narices en esta empresa.
Louis se ve nervioso y me parece tan lindo y tierno, nos hacen pasar a una gran sala de juntas. El español se sienta en una silla de cuero, la cual rechina apenas él se sienta. Nos quedamos viendo y en silencio, para luego reventar a carcajadas.
Carraspeo la garganta apenas Alex entra a la sala, nos levantamos por protocolo para recibirlo, le da la mano a mi amigos, para luego darme un beso a mí.
—¿Miguel sabe que estas aquí? —arrugo el entrecejo.
—¡Claro! ¿Por qué no le diría? ¿Sucede algo tío? —Louis se remueve incómodo.
Alex se remueve la corbata, su secretaria entra y le dice algo en el oído, este me ve y asiente.
—Verás Elle, yo… —no entiendo nada—¿Está nota es muy importante? Digo ¿Si sale mal no te gradúas? —Louis y yo nos quedamos viendo, esto y mi tesis es lo último que necesito para mi graduación, es más que obvio que si.
—No me graduaría tío ¿Sucede algo?—Alex se mueve inquieto, mira a cada segundo si reloj. Algo no está bien.
—Mia, por mi edad he cedido mi título de presidente de la empresa, Emilia y yo nos jubilaremos e iremos a vivir a una isla virgen. Lo que quiero decir es que…