Bajo la siniestra mirada de Joe, Jared marcó dudosamente el teléfono de Alan.
—Hay algo que quiero decirte. Creo que 500 dólares es muy poco...
Alan se sorprendió al principio, luego se molestó, pero ante la amenaza de Jared, dudó un momento, y finalmente optó por ceder.
—De acuerdo, te daré cinco mil dólares, pero tienes que mantener el secreto para siempre, o nunca te dejaré ir.
Pronto, Jared recibió el dinero.
—Joe, te transferiré la mitad del dinero.
Joe, que siempre había sido tacaño, de repente se volvió generoso.
—Olvídalo, quédatelo. No me falta dinero.
Jared ahora creía aún más que era una buena persona.
—Gracias, Joe. Eres increíble. Alan es tan insensato que elige conspirar contra ti.
Joe se revolvió el pelo triunfalmente.
—Por supuesto. Ningún truco puede escapar a
