Capítulo 5: Especialmente para mí
Llegué a mi casa a las seis de la tarde, repetía en mi mente una y otra vez lo que Jessie había hecho. ¿Acaso estaría en un acto satánico que le permitía tener poderes? Me burlé de esa idea. No lo creo, además, se supone que soy diferente. No debo pensar así. Al pasar la puerta de mi casa llegó un mensaje a mi celular, rodeé los ojos sonriendo al saber que Zoe quería detalles.
—¿Dónde estabas, jovencita? —la tía Agostina bajaba las escaleras con un bolso en su hombro.
—Estaba con Zoe.
—¿Enserio? —Adam apareció cruzándose de brazos apoyado del marco de la sala—¿Y qué hacías en la calle con un chico?
—¿Qué? —me tensé un poco. ¿Adam me había visto con Jessie? Tenía que improvisar. La tía Agostina le creería ciegamente a su hijo y estoy segura de que Adam inventaría tonterías para hacerme quedar mal.
—¿Me explicarás porque mentiste en la mañana?
—No mentí, fui con Zoe al centro comercial—me defendí añadiendo—Uno de mis amigos de la escuela llegó a nosotras y bueno, Zoe tuvo que irse por su madre así que...
—¿Desde cuando tienes amigos en la escuela? —quiso saber Adam estando furioso. Sentía las ganas de matarlo—Pensé que esa chica era la única amiga que tenías.
—¿Eres el único que puede conocer gente?
—¡No hables así, jovencita! —miré a mi tía mordiendo mi lengua para no decir nada. El día había sido perfecto, ¿Por qué tenían que arruinarme la felicidad? —No pensé que fueras capaz de mentir para verte con un chico.
—Lo siento—no valía la pena seguir rogando.
—Ve a tu habitación—ordenó. Arrastré mis pies hasta las escaleras maldiciendo mentalmente, al estar sola en mi cuarto me dejé caer en mi cama. Idiota Adam, estúpido Adam, imbécil Adam. ¿Por qué no se encargaba de su vida y dejaba a los demás en paz? ¿Cómo me había visto? Se suponía que saldría con sus amigos.
Cerré mis ojos queriendo olvidarme del mal rato, no debía sentirme así, no debía ocultar nada, además, ¿Tenía algo de malo que Adam me haya visto con Jessie? Estoy segura que no. Puedo hablar con quién yo quiera, no estaba haciendo nada malo. Mi conciencia estaba tranquila. Respiré hondo disfrutando la soledad de mi habitación, todo estaba en silencio, todo estaba...muy callado realmente.
En la oscuridad de mi mente aparecieron los ojos azules de Jessie, eran como el cielo despejado en verano, como el agua cristalina de un río, era...tan sólo era...especial. Intenté moverme, pero no quería perder de vista esa mirada. De nuevo me encontré en la cafetería charlando sobre sus "poderes" ¿Realmente estaba pasando? ¡Por supuesto que sí! El chico había detenido el tiempo justo frente a mis ojos.
Imaginé lo que diría mi padre, el hombre se habría echado a reír y me hubiese pedido que Jessie le mostrará eso. Volví a suspirar y esta vez sentí que flotaba.
"No estás flotando, sólo te has quedado dormida"
Sentí un hormigueo por todo el cuerpo, ¿Eso era posible? Su voz había provocado que quisiera saltar de emoción. En la oscuridad escucharlo era lo mejor, parecía más atractivo, más atrayente y más...seductor. ¿Qué estaba diciendo? ¿Acaso si estaba dormida podía ser consciente de mis pensamientos?
"Digamos que estás en un trance" explicó "No puedes moverte, no puedes escuchar lo que te rodea, no puedes gritar, no puedes hacer nada"
Mi corazón se aceleró y pude imaginar que estaría respirando agitada. Dios mío, debo calmarme. He leído que a veces las personas experimentan algo llamado "Parálisis del sueño" quizás sea eso, sí, sí, sólo debo respirar.
"Amelia, tranquila, estoy controlando tu cuerpo. No debes asustarte"
Suspiré aliviada, ¿Cómo podía hacer eso? ¿Acaso tenía la habilidad de controlar a larga distancia?
"No realmente, pero nuestra conexión nos permite hacerlo. Puedo hacerlo cuando quiera hablar contigo sin interrupciones, digamos que lo necesitaré cuando debas colocar atención. Sólo me escucharás a mí"
No me gustaba, no me gusta estar así. Me siento asfixiada, sentía como si cuatro paredes estuvieran arrinconándome. Quería despertar, pero obviamente Jessie no lo permitiría, la oscuridad fue reemplazada por un hermoso claro, sonreí al escuchar los pájaros cantar, el cielo estaba despejado, pero copos de nieve comenzaron a caer.
—Esto debe ser un sueño—coloqué la palma de mi mano intentando atrapar un pequeño copo. Sonreí un poco mirándolo recordando las veces que mi hermano disfrutaba atrapándolos.
—Ya que no te gusta la oscuridad y el no poder moverte, creo que esto te servirá—levanté mi rostro observando a Jessie acercarse. Sonreí un poco más.
—¿Estoy dormida aún?
—Así es, sólo estoy en tus sueños manipulando tu mente—explicó deteniéndose frente a mí. Su cabello n***o comenzaba a tener destellos blancos debido a los copos, este chico era hermoso en todos los sentidos.
—¿Por qué escogiste este lugar?
—Te encanta la nieve, el bosque, la naturaleza, el sonido de los pájaros a la luz del día y entre los árboles.
—Aún no me acostumbro a que conozcas todo de mí—me quejé y él sonrió divertido. Tomó mi mano donde caían los copos de nieve, miré su rostro haciendo que nuestras miradas se encontraran, sentía algo fino en la palma de mi mano, al colocar atención, los copos de nieve habían desaparecido, en su lugar estaba un collar azul y dos pequeños destellos blancos. Noté que eran los copos de nieve, pero en un tamaño más diminuto—¿Es real?
—Completamente. ¿Te lo coloco?
—Claro—me giré y observé como pasaba el collar nuevo sobre mi cabeza llevándolo a mi cuello, coloqué a un lado mi cabello permitiéndole ver mejor. Al sentir el roce de sus dedos con mi piel mordí mi labio. A los pocos segundos me giré de nuevo mirándolo—Gracias Jessie.
—Lamento lo de Adam y tu tía.
—No tenías que recordarlo—dije con una mueca de desagrado, jugué con los dos copos de nieve intentando distraerme—No fue tu culpa, es bueno que sepa quién eres.
—No debes decir nada sobre esto, Amelia—señaló serio.
—Confía en mí, no diré nada—asentí—¿Puedo preguntarte algo?
—Lo que quieras.
—¿Esto pasará cada vez que esté dormida?
Él sonrió riendo un poco, podía imaginar mi rostro de idiota mirándolo tanto.
—Siempre que quieras estaré contigo en sueños.