Estamos a una semana de la boda y mis nervios se hacen presentes. Entro a una boutique donde hacen hermosos vestidos y donde decidí hacer el mío, estoy nerviosa porque siento que no me entrará, hace una semana me sacaron medidas pero mi bebe va creciendo muy rápido, demasiado diría yo. —Bienvenidas nuevamente señoritas — nos saluda amablemente Griselda, la modista que me recomendó mi padre ya que sin amigos. — ¿ansiosas por ver sus vestidos? —¡Si! — dice mi hermana —No es por alagarme pero debo admitir que quedaron perfectos! — sonreímos ante su comentario — Bueno, primero vamos por el de las damas de honor.— automáticamente mis cuatro damas de honor chillan de felicidad. Porque obviamente no podía dejar afuera a mis dos nuevas amigas, que aunque he dejado de trabajar en el hotel, Ka

