Rebeca no sabía qué hacer, estaba aterrorizada su cuerpo se paralizó, pero su cerebro estaba trabajando al cien. —Dios mío ayúdame no permitas que Pablo me lastime, qué hago, qué hago ,qué hago se decía a sí misma pensando en cómo escapar y pidiéndole a Dios que la cuidara. —anda princesa dame un beso no seas así no te resistas yo sé que te encanto tú me lo dijiste. —Pablo suelta me. —eso nunca, te deseo desde hace mucho y no pienso perder la oportunidad que hoy tengo en mis manos. —pero yo no quiero, si sabes que si dije que no y tú insistes es un delito.? —no Rebeca no será un delito porque nadie te obligó a venir aquí muchos en la empresa vieron cómo te subiste a mi auto yo no te traje la fuerza hay cámaras en la recepción de mi edificio que grabaron como tú entraste por tu propi

