Capitulo 5

2207 Words
Narra Alejandro.   Ninguno de los dos dijo nada respecto al beso. Admito que yo fui el del atrevimiento, pero me sentía con la necesidad de hacerlo.   -No quiero que te llenes la boca diciendo cosas de ti, que no son ciertas. Ya ha sido suficiente, Violet. Llevas mucho tiempo sufriendo y estoy seguro de que es tiempo de sanar. Como tú psicólogo te invito a que te levantes, esta vez definitivamente- le dije aún muy cerca de sus labios mientras observaba como sus ojos estaban perdidos en los míos. Me miraba como si no pudiera creer lo que había pasado, ella estaba buscando una explicación en mi mirada.   -De donde ha salido? ¿Porque tiene tantas ganas de ayudarme? - me cuestionó   -Si supieras que creo que he llegado tarde, si hubiera salido antes entonces tal vez tu vida ya fuera otra. No te preguntes algo que ni yo mismo puedo responderte con claridad, yo solo sé que tengo que agradecerle a mi colega Patrick por haberme pedido que le hiciera el favor de cubrirlo en su consulta, fue la manera más inolvidable de conocerte. Tal vez en otras circunstancias todo fuera mejor, pero el destino quiso que fuera en esta enorme prueba por la que hoy pasas- le dije mirándola apartarme la mirada.   -Como cree que me voy a reponer de esto? No puedo levantarme tan de prisa. Yo estoy sola, finalmente no tengo a nadie- me dijo derramando lágrimas por sus ojos azules.   -Tú no estás sola. Me tienes a mi- le dije volviendo a obtener su atención.   -Usted es un hombre muy prestigioso...- desde que comenzó por aquellas líneas, entonces yo inmediatamente la interrumpí.   - A mí no me importa absolutamente nada, ¿entiendes? Yo te voy a ayudar Violet, y no me interesa lo que la gente crea, o diga. ¿Qué piensas hacer con tu vida? Ahora que tu madre se fue ¿qué supones que pasará? - le cuestioné   -Pues sinceramente no lo sé, tengo que empezar a pensar porque siento que me voy a volver loca- me dijo con sus ojos aguados   -No te vas a volver loca, lo que necesitas es control. AUTOCONTROL. El día que aprendas a controlar tu mente, ese día habrás ganado- le contesté   - Usted lo dice muy fácil, pero ¿cómo se supone que voy a continuar sin mi madre? ¿Como supero este dolor? - me preguntó   -Vas a superarlo aprovechando que ella no está para que finalmente tengas la paz que necesitas. Discúlpame que te lo diga así, pero como tu psicólogo yo tengo que hablarte claro, tú madre no te apoyaba en esto y vivía golpeándote la herida todos los días en vez de ayudarte a sanarla. Si tu no pones de tu parte no vale la pena que yo esté aquí contigo y quiera ayudarte, porque la decisión es tuya- le hablé mirándola a los ojos.   Me levanté de la cama y le di la espalda frente a su ventana Adentré mis manos en mis bolsillos y suspiré profundo.   - ¿Por dónde vamos a comenzar, señor Alejandro? - la escuché preguntarme después de unos largos segundos.   -Porque me llames por mi nombre, sin el señor. Tutéame- le dije dándome vuelta y mirándola a la cara.   La miré asentir   -Empezaremos trabajando absolutamente todo, pero primero lo que quieres para tu vida. Iremos paso a paso, tranquila- le dije mirando su cara de preocupada aún.   Yo sé que me iba a tener que acostumbrar a que ella no estuviera del todo bien, porque sea como sea Beck es su madre y sé que la extraña y que su corazón duele porque se siente abandonada, pero yo solo puedo decir que no era correcto que se estuviera quedando a su lado.   Así nunca avanzaría.   Algo que muchas veces los padres no saben es el daño que le pueden hacer a un hijo, cuando con ciertas actitudes impiden su crecimiento o su desenvolvimiento. Beck estaba cada día más hundiendo a Violet, presionándola con una culpa de la cual intenta levantarse.   -Ahora? - me preguntó   -No, ya comenzaremos el viernes, como tu cita acordada. Creo que hoy no quieres consultarte y entiendo que te sientas muy mal, es lo más lógico- le dije mirando la manera en que me observaba.   Disfrutaba mucho que sus ojos me correspondieran, me encantaba saber que podía captar su atención de una manera u otra.   -Como logró entrar? - me preguntó de repente.   Sonreí a medias.   -Como un ladrón. La puerta de su garaje está abierta, por ahí me colé por el patio y te vi dormir por la ventana trasera. Casi me vuelvo loco- le comenté volviendo a pensar en aquel momento.   -Que pensó? - me preguntó   -Que te habías lesionado- le contesté   Ella negó con la cabeza.   -No es el fin del mundo- emitió   -Dame unos cinco por esa frase tan alentadora que acabas de decir- le dije mirándola sonreír a medias y mirarme como si tuviera problemas mentales. Sin embargo, me chocó los cinco.   -No cree que eso fue muy infantil? - me preguntó mientras sonriendo me miraba a la cara.   -Si supieras lo preciosa que te ves con esa sonrisita en la cara. No volvieras a llorar nunca más en tu vida- le dije volviendo acercarme a ella mientras me sentaba nuevamente en el borde de la cama a su lado.   Creo que mi carrera me había hecho muy atrevido o simplemente toda la verdad es que, ella me ponía así.   Avergonzada agachó su cabeza.   -Si actuáramos siempre como niños, la vida no doliera para nada. Así que por eso no creo que sea infantil chocar los cinco, y menos con aquella sonrisa que te acabo de sacar- le dije mirándola elevar su mirada.   -Tienes mucha razón- me dijo mientras asentía.   Pude observar detenidamente cada uno de sus rasgos. La verdad era muy bonita, aquel pelo castaño casi rubio que estaba despeinado y aún no le impedía seguir viéndose hermosa le quedaba muy bien con aquellos ojos azules que harían volver loco a cualquier persona.   -Estoy seguro de que nos llevaremos muy bien- emití   -Pues es usted un pan de Dios, creo que así se lleva con todo el mundo- me dijo mirando por la ventana.   -Te dije que me tutearas, Violet. Y no, mira que no me llevo bien con todo el mundo, ese es el problema del ser humano, que siempre anda suponiendo lo que apenas ve de reojo- le contesté volviendo a obtener su mirada.   -Soy un hombre normal, uno que en pueblo lo reconocen por ser hijo de personas adineradas. Pero nadie me conoce en realidad, por eso lo que un día lleguen a decir de mí no me afectaría en lo absoluto. Ya me irás conociendo conforme al tiempo- le dije mirándola a los ojos.   Pasó su lengua por sus labios, remojándolos un poco.   Ella como niña obediente debería de dejar de hacer eso frente a mí. Comienza a ponerme nervioso. Sin embargo, no le pienso decir nada respecto al beso ni a la atracción que siento por ella, porque no quiero asustarla.   No quiero que ella vaya a pensar que quiero usarla, o que me quiero aprovechar de ella.   Yo sobre todo deseo ayudarla. Pero eso no quita que me sienta embobado por sus ojos desde el instante en que la vi, me quedé atrapados en ellos. Fue una conexión la que sentí, tremenda.   -Como puedo pagarle por esto? ¿De qué otra forma puedo ayudarlo? - me preguntó- Usted está haciendo mucho por mí y no me quiero sentir tan inservible- la escuché decirme   Negué con la cabeza.   -Me puedes pagar con besos- me atreví a decirle mirando sus cachetes tornarse rojos.   No pude evitar reír a carcajadas.   -Solo estoy bromeando, Violet. Tranquila. La manera en la que puedes pagarme es dejándote guiar, déjate sanar por mi- le dije mirándola a los ojos fijamente para que sintiera que le hablaba con el corazón.   -Permíteme demostrarte que todavía existimos hombres que respetamos a la mujer, permíteme quitar esa mancha que opaca tu valor, quiero alentar lo que crees que has perdido y sobre todo tengo que enseñarte amarte a ti misma de nuevo, cosa que sé que voy a disfrutar. Confía en mí y con eso me pagarás- le dije observándola mirarme como si no creyera lo que le estaba diciendo.   Toqué su nariz mirándola sonreír a medias.   -Estoy hablando enserio, no te quedes en ese trance como si no creyeras que esto sucediera-   -Es usted Alejandro Collado, el hombre del que muchas quisieran un minuto de su atención y yo lo tengo aquí frente a mi dispuesto ayudarme como si me conociera de toda la vida. Tiene que darme chance asimilar eso- me contestó   -¿Y crees que es para menos que yo te dedique mi tiempo a ti? Al contrario, yo me siento privilegiado de ser el único hombre que conocerá la verdad sobre ti, la realidad de las cosas, no como la gente la pinta y quiere criticar- le dije mirando la atención que nos teníamos uno al otro.   -Es usted muy valiente que ha sido capaz de meterse en todo este rollo- la escuché decirme.   -Eso es verdaderamente de hombres- le dije sabiendo que tenía que saber distinguir que yo no era igual que las mujercitas de este pueblo, que solo criticaban y murmuraban lo que les decían sus mujeres.   -Eso ya me lo ha dejado claro. Pero, no me cambie el tema y dígame que puedo hacer para recompensar todo esto que hace por mí, y no me salte con lo de los besos otra vez, que eso no vale nada-   -Acaso no le gustó el beso que no me puede seguir pagando con ellos? - le pregunté mirándola otra vez ponerse roja.   -No quiero sonar atrevida o que vayas a pensar que soy una lanzada y ensuciar más mi nombre- me contestó   -Todo lo que hagas conmigo será completamente nuevo, yo no tengo que ver con lo que digan los demás, Violet. Aquí el atrevido he sido yo, que te ha besado- le dije para que no se sintiera avergonzada.   -Pareces uno de los tomates de mis tierras, te has puesto rojita- le dije no pudiendo evitar reír.   La escuché también reír por abajito.   -Acaso serán así nuestras consultas? - me preguntó   -Todo porque ese dolor que llevas ahí- le señalé con mi dedo índice su corazón - Se vaya disminuyendo poco a poco hasta que no duela ni un poquitito. No solo debo ser tu psicólogo y basarme en lo que estudié, tengo que entrar a tu alma para poder sanar por completo no solo la mente- le contesté   -Creo que deben de estar muy contentas sus otras pacientes que cuentan con un doctor como usted- me dijo alzando sus cejas.   -Ya comienzas a celarme?!- dije para bromear con ella haciéndola reír.   Ella negó con su cabeza rápidamente.   -El trato contigo es especial, ninguna tiene esos ojos tuyos. Así que no te pongas celosa, todo es aparte contigo- le dije mirándola fijamente.   Me sonrió apenada.   -De verdad muchas gracias. Me he levantado hoy con el alma por el piso, y usted ha llegado y ha hecho que me sienta mejor. Ha limpiado mis lágrimas y me ha hecho sentir con ánimos de que tengo que salir adelante. A su lado las cosas parecieran no estar tan mal- la escuché decirme.   -Si es así puedo estar a tu lado siempre, con tal de que te mejores. No tienes que agradecerme nada Violet- le dije sabiendo que hacía historia con ella.   ¿Como podía haber gente tan mala que dañaba almas como la suya?   Con tan solo hablarle y verla, te podías dar cuenta la sensibilidad que poseía, su educación y valores.   Le ofrecí mi mano, la cual con cierto temor aceptó.   Le di un leve apretón para que sintiera mi apoyo de una manera menos atrevida a la que podía darle como un beso o un abrazo.   Tenía que controlarme.   - Ahora que hacemos esto, ¿quieres ser mi secretaria? - le pregunté recordándome de repente lo que me había dicho Carla hoy.   -Que dice? - me preguntó   -Mi secretaria va a dejar su puesto por asuntos personales, yo necesito alguien que tome su lugar. Tú puedes hacerlo, así también te ayudas con los gastos que ahora empezarás a tener ya que tú madre no está y comienzas tu vida de independencia- le dije dándome cuenta de que era muy bueno con las ideas.   -No podría - me dijo cómo dudando de ella.   -Claro que si puedes. Ve mañana a la clínica, le diré a Carla que desde ya te enseñe todo lo que ella hace, que en realidad no es nada del otro mundo que tu no puedas hacer. Te digo que no acepto un "No" por respuesta- le contesté   -Estaría abusando de su ayuda- me dijo negando con la cabeza.   -No pienso volver a repetirte lo mismo, mañana en la clínica para iniciar con tu entrenamiento- le dije sin dejarla rechazar mi propuesta.   -Ahora serás mi jefe y también mi psicólogo? - me preguntó   -Puedo ser algo más que todo eso, pero por el momento, sí. Ya no hay más nada que hablar, Violet. Nos vemos mañana, otra vez –
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