Sus ojos se conectan con los míos y no pude sostener su mirada intensa, refleja muchos sentimientos, odio, dolor, decepción, pero a su vez tiene ese brillo particular, idéntico a cuando me mostré como Emma Montalvo. Me duele ya no ser su esposa, mi alma sangra al desear besar sus labios y no poder. Fueron cinco años que no lo veía, sin embargo, lloraba cada noche al leer sus tan sentidas palabras. Encajo mis uñas en las palmas de mis manos intentando despertar. Deseaba que fuera un sueño, no obstante su mirada inquisitiva me recuerda que este momento es real. Temo que pueda escuchar el sonido de mis latidos cardíacos. — ¿Vas a pasar o te quedarás como una estatua allí parada? —Habla de mal humor. Intento entrar, pero él no se aparta de la entrada. — ¿Te quitarás o te piensas quedar como

