La fiesta estaba en su mejor momento, chicos iban y venían, la mayoría con vasos en sus manos, con lo que suponía que era alcohol, ya había venido una vez a la casa de Mike la noche que Justin me besó estando borracho, después de confesarme que le gusto, así que, se podía decir que conocía un poco el lugar, no estaba tan perdida. Me senté el sofá que estaba en un rincón de la enorme sala, no había personas cerca, así que me pareció el lugar perfecto para estar mientras Aaron saludaba a medio mundo, lo hubiese acompañado, pero socializar no es lo mío. Luego, de lo que yo calculé unos veinte minutos, apareció antes mis ojos, la castaña que me había invitado a esta tonta fiesta, tenía una sonrisa de oreja a oreja, en su mano llevaba un vaso rojo y la verdad, no parecía estar en sus cinco se

